John Ross. 21 Feb, 2008 Estructura zapatista impulsa empoderamiento de sus integrantes mujeres Decenas de mujeres zapatistas, muchas de ellas ind�genas mayas tzeltal de las tierras bajas de Chiapas, adornadas con plumas y cintas multicolores y sus ojos oscuros enmarcados por pasamonta�as negras, salieron del r�stico auditorio en medio del aplauso de cientos de feministas internacionales reunidas en la sesi�n inaugural del Encuentro de Mujeres Zapatistas con Mujeres del Mundo, realizado a fines del a�o pasado por invitaci�n del Ej�rcito Zapatista de Liberaci�n Nacional (EZLN).
A fines de julio, al t�rmino de una reuni�n con campesinos de una decena de municipios en la aldea conocida como La Realidad, Evarilda, una joven rebelde de esa comunidad, al parecer sin la aprobaci�n previa de la comandancia general del EZLN, convoc� al encuentro de todas las mujeres, explicando que los hombres estaban invitados para ayudar en la log�stica pero que mejor se quedaran en casa a cuidar a los ni�os y los animales mientras las mujeres conspiraban contra el capitalismo.
Siguiendo lo dicho por Evarilda, durante el encuentro llevado a cabo del 29 al 31 de diciembre �al que asistieron entre 300 y 500 mujeres activistas no mexicanas� en esta localidad llamada oficialmente municipio aut�nomo Francisco G�mez, y que rindi� homenaje a la memoria de la fallecida comandanta Ramona, los hombres desempe�aron decididamente un papel secundario.
Letreros colocados alrededor del caracol �centro cultural y pol�tico zapatista� llamado �Resistencia Hacia un Nuevo Amanecer�, advert�an a los varones que no pod�an actuar como �voceros, traductores o representantes en las sesiones plenarias�.
En vez de ello, sus actividades se confinar�an a �preparar y servir comida, lavar platos, barrer, limpiar las letrinas, recoger le�a, y cuidar a los ni�os�.
De hecho, algunos j�venes zapatistas se pusieron delantales que llevaban impresas palabras como �tomate� y EZLN para trabajar en las cocinas.
Mientras tanto, los hombres mayores se sentaban en silencio en bancas de madera en las afueras del auditorio, algunas veces haciendo se�as entre ellos cuando una compa�era sosten�a un buen argumento o sonriendo con orgullo luego que su hija, esposa, hermana o madre contaran sus historias a las asistentes.
Mujeres ganan espacio El papel de la mujer dentro de la estructura zapatista ha cambiado dr�sticamente desde que se gest� la rebeli�n.
Cuando los fundadores del EZLN, radicales de las ciudades del norte de M�xico, llegaron por primera vez a las tierras bajas tzeltal-tojolabal en el sureste de Chiapas, las mujeres eran mantenidas monoling�es por sus maridos como un medio de control, dedicadas a criar familias, y su posici�n no era destacada en la comunidad.
Los que vinieron de afuera ofrecieron a las j�venes independencia y las invitaron a asistir a los campos de entrenamiento en la monta�a donde aprender�an a llevar un arma y nociones de castellano. Se convirtieron en parte de la fuerza combativa del EZLN.
El 1 de enero de 1994, cuando los zapatistas tomaron las ciudades de San Crist�bal y Ocosingo y otras cinco cabeceras municipales, las mujeres constitu�an un tercio del ej�rcito rebelde. Combatientes mujeres se inmolaron en la sangrienta batalla por Ocosingo.
Integrar a las mujeres a la estructura militar result� m�s f�cil que cultivar la participaci�n en la estructura civil, arraigada en la vida de las comunidades.
Aunque las mujeres ocuparon cinco lugares de los 19 en el Comit� Clandestino Revolucionario Ind�gena, la comandancia general del EZLN, su representaci�n es mucho menor en los 29 consejos municipales aut�nomos y las cinco Juntas de Buen Gobierno que administran la autonom�a regional zapatista.
Pero conforme crec�a la infraestructura social zapatista, las mujeres se convirtieron en promotoras de salud y educaci�n y l�deres en las comisiones que planificaban esas campa�as.
Baja incidencia de violencia La liberaci�n de las mujeres en la cultura zapatista se ha visto reforzada por la prohibici�n del consumo de alcohol impuesta por los zapatistas en sus comunidades.
Mientras que muchas localidades mayas del interior, como San Juan Chamula, est�n saturadas por el alcohol y elevadas cifras de violencia dom�stica, la regi�n zapatista tiene los m�s bajos indicadores de abuso en el estado, seg�n datos mostrados por la comisi�n de mujeres del Congreso de Chiapas.
Como estado, Chiapas tiene una de las cifras m�s elevadas de femicidios en M�xico: 1,456 mujeres fueron asesinadas entre los a�os 2000 y 2004.
La baja incidencia de violencia contra las mujeres en la zona de influencia zapatista es m�s notable porque gran parte del territorio rebelde en las zonas bajas se extiende a territorio guatemalteco, donde 500 mujeres son asesinadas cada a�o.
Con los hombres cuidando a los ni�os y limpiando las letrinas, las mujeres contaron sus historias en las plenarias.
Muchas j�venes compa�eras como Evarilda han crecido en la revoluci�n �que este a�o cumpli� su 14� aniversario� y contaron que aprendieron a leer y escribir en escuelas rebeldes, de su trabajo como promotoras sociales, como maestras, como campesinas o madres.
Las abuelas zapatistas hablaron de los primeros a�os de la rebeli�n y comandantas veteranas como Susana, quien habl� con emoci�n sobre Ramona, �la m�s peque�a de las peque�as�, su compa�era de tantos a�os, recordaron c�mo en la guerra hombres y mujeres aprendieron a compartir los quehaceres dom�sticos como cocinar y lavar ropa.
�Muchos de los compa�eros todav�a no quieren entender nuestras demandas�, afirm� la comandanta Sandra. �Pero no podemos luchar contra el mal gobierno sin ellos�. Decenas de mujeres zapatistas, muchas de ellas ind�genas mayas tzeltal de las tierras bajas de Chiapas, adornadas con plumas y cintas multicolores y sus ojos oscuros enmarcados por pasamonta�as negras, salieron del r�stico auditorio en medio del aplauso de cientos de feministas internacionales reunidas en la sesi�n inaugural del Encuentro de Mujeres Zapatistas con Mujeres del Mundo, realizado a fines del a�o pasado por invitaci�n del Ej�rcito Zapatista de Liberaci�n Nacional (EZLN).
A fines de julio, al t�rmino de una reuni�n con campesinos de una decena de municipios en la aldea conocida como La Realidad, Evarilda, una joven rebelde de esa comunidad, al parecer sin la aprobaci�n previa de la comandancia general del EZLN, convoc� al encuentro de todas las mujeres, explicando que los hombres estaban invitados para ayudar en la log�stica pero que mejor se quedaran en casa a cuidar a los ni�os y los animales mientras las mujeres conspiraban contra el capitalismo.
Siguiendo lo dicho por Evarilda, durante el encuentro llevado a cabo del 29 al 31 de diciembre �al que asistieron entre 300 y 500 mujeres activistas no mexicanas� en esta localidad llamada oficialmente municipio aut�nomo Francisco G�mez, y que rindi� homenaje a la memoria de la fallecida comandanta Ramona, los hombres desempe�aron decididamente un papel secundario.
Letreros colocados alrededor del caracol �centro cultural y pol�tico zapatista� llamado �Resistencia Hacia un Nuevo Amanecer�, advert�an a los varones que no pod�an actuar como �voceros, traductores o representantes en las sesiones plenarias�.
En vez de ello, sus actividades se confinar�an a �preparar y servir comida, lavar platos, barrer, limpiar las letrinas, recoger le�a, y cuidar a los ni�os�.
De hecho, algunos j�venes zapatistas se pusieron delantales que llevaban impresas palabras como �tomate� y EZLN para trabajar en las cocinas.
Mientras tanto, los hombres mayores se sentaban en silencio en bancas de madera en las afueras del auditorio, algunas veces haciendo se�as entre ellos cuando una compa�era sosten�a un buen argumento o sonriendo con orgullo luego que su hija, esposa, hermana o madre contaran sus historias a las asistentes.
Mujeres ganan espacio El papel de la mujer dentro de la estructura zapatista ha cambiado dr�sticamente desde que se gest� la rebeli�n.
Cuando los fundadores del EZLN, radicales de las ciudades del norte de M�xico, llegaron por primera vez a las tierras bajas tzeltal-tojolabal en el sureste de Chiapas, las mujeres eran mantenidas monoling�es por sus maridos como un medio de control, dedicadas a criar familias, y su posici�n no era destacada en la comunidad.
Los que vinieron de afuera ofrecieron a las j�venes independencia y las invitaron a asistir a los campos de entrenamiento en la monta�a donde aprender�an a llevar un arma y nociones de castellano. Se convirtieron en parte de la fuerza combativa del EZLN.
El 1 de enero de 1994, cuando los zapatistas tomaron las ciudades de San Crist�bal y Ocosingo y otras cinco cabeceras municipales, las mujeres constitu�an un tercio del ej�rcito rebelde. Combatientes mujeres se inmolaron en la sangrienta batalla por Ocosingo.
Integrar a las mujeres a la estructura militar result� m�s f�cil que cultivar la participaci�n en la estructura civil, arraigada en la vida de las comunidades.
Aunque las mujeres ocuparon cinco lugares de los 19 en el Comit� Clandestino Revolucionario Ind�gena, la comandancia general del EZLN, su representaci�n es mucho menor en los 29 consejos municipales aut�nomos y las cinco Juntas de Buen Gobierno que administran la autonom�a regional zapatista.
Pero conforme crec�a la infraestructura social zapatista, las mujeres se convirtieron en promotoras de salud y educaci�n y l�deres en las comisiones que planificaban esas campa�as.
Baja incidencia de violencia La liberaci�n de las mujeres en la cultura zapatista se ha visto reforzada por la prohibici�n del consumo de alcohol impuesta por los zapatistas en sus comunidades.
Mientras que muchas localidades mayas del interior, como San Juan Chamula, est�n saturadas por el alcohol y elevadas cifras de violencia dom�stica, la regi�n zapatista tiene los m�s bajos indicadores de abuso en el estado, seg�n datos mostrados por la comisi�n de mujeres del Congreso de Chiapas.
Como estado, Chiapas tiene una de las cifras m�s elevadas de femicidios en M�xico: 1,456 mujeres fueron asesinadas entre los a�os 2000 y 2004.
La baja incidencia de violencia contra las mujeres en la zona de influencia zapatista es m�s notable porque gran parte del territorio rebelde en las zonas bajas se extiende a territorio guatemalteco, donde 500 mujeres son asesinadas cada a�o.
Con los hombres cuidando a los ni�os y limpiando las letrinas, las mujeres contaron sus historias en las plenarias.
Muchas j�venes compa�eras como Evarilda han crecido en la revoluci�n �que este a�o cumpli� su 14� aniversario� y contaron que aprendieron a leer y escribir en escuelas rebeldes, de su trabajo como promotoras sociales, como maestras, como campesinas o madres.
Las abuelas zapatistas hablaron de los primeros a�os de la rebeli�n y comandantas veteranas como Susana, quien habl� con emoci�n sobre Ramona, �la m�s peque�a de las peque�as�, su compa�era de tantos a�os, recordaron c�mo en la guerra hombres y mujeres aprendieron a compartir los quehaceres dom�sticos como cocinar y lavar ropa.
�Muchos de los compa�eros todav�a no quieren entender nuestras demandas�, afirm� la comandanta Sandra. �Pero no podemos luchar contra el mal gobierno sin ellos�. |