LA GUERRA POR EL PODER
Mumía Abú-Jamal
13-10-2013
Mientras se acercan el amenazador límite de la deuda externa y el cierre del gobierno federal, los partidos políticos se miran como adversarios en cada lado del abismo.
Mao Tse Tung, el líder de China revolucionaria, escribió una vez que, "La política es una guerra sin derramamiento de sangre."
Esa frase quizás diga la verdad, pero, como en cualquier otra guerra, ciertamente no son pocas las bajas de víctimas civiles.
La pérdida de dineros federales ha hecho estragos en toda la nación, y la economía está todavía al borde de otra recesión. Tanto que los miembros del Congreso intencionalmente han optado por esta humillación pública que ha puesto la reputación del Congreso en los niveles más bajos jamás sufridos. De acuerdo a por lo menos un reportaje, solo el 5% de los norteamericanos ve favorablemente al Congreso de los Estados Unidos.
El daño causado al pueblo, a los trabajadores, a los programas de beneficio social, a niños que se quedaron sin comer es solo un medio hacia un fin. ¿Cuál es ese fin? Totalmente destruir la presidencia de Barack Obama y convertirla en un fracaso total.
Esta política como guerra, busca abolir su legado histórico y destruir el singular triunfo de su presidencia: la ley de salud para todos.
Lo que muchos políticos conservadores no pueden tolerar es el éxito de Obama.
Cuando el Presidente Franklin Delano Roosevelt firmó la ley del Seguro Social, (en 1935), él se ganó la permanente enemistad de la clase social de la que él venía: la plutocracia. Los ricos lo llamaban, "socialista". Franklin Roosevelt... ¿socialista?
¿Suena familiar?
La guerra política que en estos momentos se esta peleando no va a terminar, no importa a que resolución se llegue en los próximos días... o semanas.
La guerra va a continuar, gracias al reciente caso Ciudadanos Unidos, siempre que los ricos puedan alquilar (o comprar) a políticos que hagan lo que la plutocracia quiere.
--© '13maj
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