jueves, 17 de diciembre de 2009

Gracias al EZLN y la Otra Campaña muchos retomaron nuestro caso: Jacobo Silva y Gloria Arenas

Gracias al EZLN y la Otra Campaña muchos retomaron nuestro caso: Jacobo Silva y Gloria Arenas

La mayor parte de la represión y los presos son del movimiento pacífico

Estamos en la lucha pacífica, pero no llamamos a nadie a desarmarse 

El derecho a la autodefensa es un paso adelante

Hay que construir poder desde la sociedad 

Javier Hernández Alpízar, segunda y última.– Con motivo de una plática sobre "La prisión política", visitaron Xalapa Gloria Arenas Agis y Jacobo Silva Nogales, quienes son fundadores del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), así como presos políticos durante diez años y, al salir libres por ganar su proceso jurídico, participan en el movimiento social civil y pacífico con la Otra Campaña.

En la primera parte de esta entrevista comentaron sobre la prisión política y la importancia de luchar por la libertad de los presos. En la segunda y última parte, expresan que no hay formas de lucha superiores ni inferiores, mejores o peores, sino que todas las forma existen por una necesidad de la sociedad y es necesario que existan.

– Hemos observado que muchos movimientos sociales, después de fuertes represiones y sobre todo al tener presos políticos recurren o aceptan la ayuda de partidos políticos y miembros de la clase política. Ustedes no, ¿por qué?

Gloria Arenas: Por convicción, porque sabemos que la clase política, trátese de cualquier partido, es una clase parásita, corrupta. Es la parte de arriba, la que tiene el poder, y es una trampa pensar que los de abajo vamos a acceder al poder por esa vía. No, ellos son de arriba, y los de abajo no vamos a acceder por esa vía, sino más bien es delegar en esa clase política el poder de decisión, lo que nos corresponde a nosotros.

No tenemos nada que hacer con ningún partido político y, si en el momento en que caímos presos aceptamos que éramos parte de un grupo armado y la responsabilidad que teníamos dentro de él, no íbamos a recurrir a ellos por miedo. Si no tuvimos miedo a eso, y no nos quisimos proteger para defendernos, para no tener una sentencia tan dura decir: "no, no éramos", pues mucho menos íbamos a decir: "ahora me acerco a un diputado o a una diputada, o a este partido para ver si me saca". Creo que eso iría contra nuestras convicciones.

En 2008, una compañera de la Otra Campaña (Raquel Gutiérrez) y yo hicimos un censo sobre prisión política. (http://contralarepresion.wordpress.com/2008/10/02/la-ruta-de-la-represion/ ) Ya que lo tuvimos, empezamos a observar que arrojaba esos datos y cifras, pero una de las cosas que vimos es que la forma de lucha más reprimida es la lucha pacífica. Es la que tiene más presos, más que la lucha armada incluso. 

Entre ellos, había presos también del PRD, por ejemplo. Sobre todo en cierta época del año, que fue a comienzos de los 90, en el estado de Guerrero. Una de las cosas que arrojaba el censo es que no importa la forma de lucha, lo que se reprime es: si desde esa forma de lucha se están atacando las redes de poder económico o político del sistema capitalista. Si se es de un partido político, pero no se es dirigente, no se está dentro de los acuerdos ni se pertenece a la clase política, en ese sentido, sino que se es de la gente de abajo y se da la lucha contra el poder establecido, son igualmente asesinados, desaparecidos o encarceladas las personas. 

Es falso lo que mucha gente cree en el movimiento, es un mito, pensar que cierta forma de lucha nos va a proteger. Hay gente que dice: "los de la lucha armada son más perseguidos, pero yo estoy en el movimiento pacífico y aquí no me va a pasar nada". Y entonces vino el 2006 y vimos que el movimiento pacífico fue duramente reprimido en Atenco y en Oaxaca. Luego hay otros compañeros que dicen: "pero en un partido político sí tengo más chance de estar protegido". Y en 2006 también se da el fraude, y hay represión. Queda muy claro que no es la forma de lucha, sino de qué manera se está atacando a las redes de poder, y si se las ataca, desde cualquier forma de lucha, va a haber represión.

Jacobo Silva: El hecho de que nosotros mismos nos abocáramos a nuestra defensa obedece a dos cuestiones fundamentales: En primer lugar, que sabemos que los partidos siempre buscan traer agua para su molino, antes que el objetivo que pudiera uno buscar para uno mismo, ellos ya tienen claro que es por favorecer sus objetivos partidarios y no es, salvo excepciones, por auténtica solidaridad. 

En segundo lugar, siempre hemos partido de que lo mejor es luchar, basarse y confiar en los esfuerzos propios, antes que en los ajenos. Porque nadie puede defenderlo a uno más que uno mismo. Uno está vitalmente interesado. Lo que ningún partido, ni siquiera un abogado, está guiado por ese principio, entonces ésas serían las dos cosas básicas que nos hicieron optar por nuestra propia defensa. Si hubiéramos confiado en los partidos, no hubiéramos salido. Si no hubiéramos confiado en nosotros y en el pueblo, tampoco hubiéramos salido. Si salimos fue por eso pues, por la autodefensa.

– Al inicio de la Otra Campaña, cuando Marcos lee un poema de Jacobo Silva y dice que ustedes son adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, se rompieron muchos esquemas tanto por parte de ustedes al adherir como por parte del EZLN al aceptar que ustedes podían adherir.

Gloria Arenas: Adherimos  a la Sexta precisamente porque se trataba de una convocatoria a una forma de participación pacífica, abierta. Convocada por el EZLN, que es una organización armada, pero para adoptar una forma de lucha pacífica, que es donde estamos desde que estuvimos presos. Cuando se dan las reuniones preparatorias de la Otra Campaña, y Marcos lee el poema de Jacobo, es también es en ese sentido. No está adhiriendo a la Otra Campaña el ERPI, la organización clandestina, sino  nosotros como individuos. Pero sí sucede eso, hay muchas cosas que se rompieron. Creo que toda la convocatoria de la Otra Campaña fue romper esa cuestión de no vernos y estar como pequeñas islas cada colectivo, cada quien viendo por sus propios presos y sus luchas y a los compañeros de los colectivos de al lado considerarlos como nuestros contrarios, enemigos. No entenderlos y no escucharlos.

Entonces, todo eso se rompió, y dentro eso, a nuestro juicio, fue uno de los grandes logros de la Otra Campaña. A veces en el movimiento decimos: "siguen las divisiones, no nos entendemos, y ya nos volvimos a desunir". Sí, pero no, porque también lo que se logró es que ya vimos es que siendo de la izquierda y de abajo, aunque haya distintas formas de pensar, en la diversidad, estamos del mismo lado. Y al tenemos que combatir está en un distinto lado: está arriba. Eso sí se logró. Es lo que aprendimos. Es muy distinto de hace 10 años a lo que existe hoy. Es un paso adelante de la izquierda.

Jacobo Silva: Fue un detonante en la lucha de los presos políticos, en particular los que vienen de movimientos armados, por ejemplo el ERPI, el hecho de que Marcos leyera mi poema y nos considerara como presos del movimiento en su conjunto. Es lo que de hecho decidió la incorporación de mucha gente a la lucha por nuestra libertad. Le agradecemos al EZLN y a Marcos ese gesto y es parte de lo que aporta la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, esa ruptura de esquemas, efectivamente. 

Rompe esquemas de diferente tipo, y no nada más en relación con los grupos armados y con la lucha armada en general, sino con todo el movimiento. Porque genera una ola que incorpora al movimiento a grupos, sectores y fracciones o corrientes que, de otra manera, parecían imposibles de unirse y participar en algo conjunto. Tuvo esa gran virtud la Sexta Declaración. Fue un aporte enorme y no es el único necesariamente, pero sí es el que más incidencia tuvo en cuando a nuestra libertad.

– Además se están superando prejuicios acerca de que hay formas de lucha "superadas" o formas superiores e inferiores…

Gloria Arenas: El movimiento popular es uno solo y las formas de lucha que adopta ese movimiento popular son diversas. Y las adopta por alguna razón, porque algo está obligando a que se adopte esa forma de lucha. Ninguna es por voluntad, por un deseo. Si existen, es que son necesarias. Puede ser necesario que alguna, en alguna fase o momento, se impulse más, pero entonces sirven de algo o representan un avance para algo. 

El esquema de que una forma de lucha sea superior y otra inferior es obsoleto. Nos dimos cuenta de que no existe, desde estábamos en la lucha armada, con una concepción errónea en un momento dado. Pero también hemos visto la otra parte, la idea de que "los guerrilleros de los setentas estaban trasnochados y cometieron errores" y no sé qué tantas cosas, pero la experiencia de ellos nos puede arrojar muchas enseñanzas. No para hacer lo mismo, sino ver qué los llevó a ello, por qué y qué hicieron. Hay muchas cosas en la historia del movimiento popular, estudiando todas sus formas de lucha, incluyendo la electoral, que nos dejarían muchas enseñanzas y el movimiento social actual no lo hemos hecho, o no con suficiente profundidad: voltear a ver al pasado. Contemos setenta años de movimiento popular en México y podemos recoger muchas experiencias para entender el por qué estamos aquí. 

A veces cometemos el error de decir: "Esta es la concepción que tenemos, de construir el poder desde abajo, o no a las vanguardias", pero ¿por qué está esta forma de pensar? Es producto de una experiencia como movimiento. No es porque ahora tenemos la verdad o somos más inteligentes que los compañeros de hace treinta años y ellos estaban equivocados o eran más tontos, sino que su experiencia nos permite estar ahora aquí. Y lo que nosotros hagamos aquí es lo que va a permitir al movimiento, dentro de algunos años, tener, a lo mejor, otra forma de pensar.

Yo estoy en contra de la descalificación de lo que se haya hecho. Más bien hay que preguntar a ese pasado por qué fue así. Y no para repetir los errores, sino para inspirarnos en algo nuevo, totalmente distinto.

– ¿Les atrajo el hecho mismo de que la Otra Campaña llame a una forma de lucha pacífica?

Gloria Arenas: Esta lucha civil y pacífica es una de las formas de lucha del movimiento popular, y todas hay que darlas. A cada quien le toca donde esté y donde le sea posible darla. En un momento de mi vida, yo la di en el movimiento social pacífico, después la tuve que dar en el movimiento clandestino y armado. Y para mí no es problema darla en el movimiento civil y pacífico. Todas las formas de lucha son necesarias, y en nuestro país fortalecer el movimiento social es una necesidad. Y con gusto estoy aquí. 

También hay algo histórico: Los resolutivos del Congreso Nacional Indígena en cuando al derecho de los pueblos de los pueblos indios a la autodefensa (Firmado por una asamblea del CNI en Ostula, Michoacán). El que se hable de autodefensa, y de ese derecho, nos pone en otra situación. Como movimiento, es un paso adelante también a esto de abrirnos a todas las formas de lucha.

Jacobo Silva: El llamar a la lucha pacífica y el estar en ella no implica considerar que es la única forma o la mejor. Y tan es así que ni el EZLN se ha desmovilizado o dejado las armas, ni nosotros estamos llamando a los movimientos armados a dejarlas. Consideramos que cada quien en su trinchera puede hacer algo por el cambio y creemos que es lo mejor. Si consideráramos que la lucha pacífica es la única posible ya estaríamos llamando desde ahorita a dejar las armas, pero no lo hacemos ni podríamos hacerlo, porque creemos que es válido que cada quien desarrolle la forma de lucha que considere necesaria y que sea acorde con sus condiciones. No se descarta ni una ni la otra y más bien se complementan, como todas las demás.

– Entre las formas de lucha pacífica viables, ¿consideran la electoral?

Gloria Arenas: En este momento la vía electoral como forma de querer cambiar las cosas es una manera de distracción. Porque da la esperanza de que se puede lograr un cambio, pero lo realmente es perder nuestro poder de decisión y ponerlo en manos de representantes que son de una clase política que está arriba y, no importa de qué partido sea, representa los intereses capitalistas. Y que no va a representar ningún cambio. Es una forma de distraer al pueblo de la lucha que sí le serviría para liberarse o cambiar el sistema.

No la descarto totalmente, pero en unas condiciones muy distintas. En México no existen ahorita condiciones para ella. Lo que sí existe es gente que da esa lucha con esperanza, a lo mejor engañada. 

Como también hay gente que dice: "bueno, yo lo que quiero en mi pueblo es una carretera, mejores condiciones para vender mi producto o una escuela o una clínica", y la pide. O sea, la lucha no autogestiva, sino peticionaria, y menos de construir poder. Esas son formas que pueden llevar a otras convicciones, que uno a veces requiere para aprender. Entonces, del movimiento que defiende el voto, que se indigna ante un fraude, no entre los líderes, sino entre la gente de abajo, hay gente que se indigna porque no está pensando en ella, está pensando en el país. Es gente interesada en una lucha política. Si se logra que se vea que ésta es una distracción, el buscar que este candidato me va a salvar y va a salvar al país, y así me ahorro de luchar porque al llegar al poder me resuelve todo, si esa gente ve que no es así, es gente que se va a entregar completamente a otras formas de lucha.

En lo que no estoy de acuerdo es en que se ve como enemigo a toda la gente que en un momento de su vida confió en esa forma de lucha y participó ahí. Arturo Gámiz era del PP (Partido Popular), todavía no era el PPS (Partido Popular Socialista) era el PP. Y así mucha gente estuvo en algún partido, pero como un proceso de su formación. Creo que eso también debemos verlo.

Si entendemos que no se trata de delegar en una clase parásita nuestro poder de decisión, sino construir desde un nivel micro y desde abajo y desde la sociedad, como en el caso de los Caracoles en Chiapas o la policía comunitaria en Guerrero o de otras expresiones, en Oaxaca también, entonces entendemos claramente que no se trata de un partido, sino de que el poder lo construyamos desde la sociedad. Es lo que están haciendo las radios comunitarias al agarrar ese pedacito de poder en la comunicación. Entonces, si se hace en todos los ámbitos, estamos construyendo esa sociedad nueva ya en el presente.

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