lunes, 21 de septiembre de 2015

Los políticos son sirvientes de los ricos

Los políticos son sirvientes de los ricos

Mumía Abú-Jamal

9-9-2015

Es imposible ver el presente grupo de políticos aspirantes a la
Presidencia de los Estados Unidos y no ser pasmado por su nivel de
servilismo a los deseos y necesidades de la clase adinerada.

Como perritos falderos que hacen piruetas en la presencia de sus amos,
los politicos, con la dudosa libertad que les da la decisión
Ciudadanos Unidos (Citizens United) de la Corte Suprema, se tiran a
los piés de billonarios por mendrugos para servir mejor a sus amos.


Por éso, un billonario puede mantener media docena de aspirantes, y
haciéndolo, puede determinar no solo quien es candidato, si no
también, quien gana -- y que leyes serán promulgadas.



¿Y porqué no? Ellos son sus dueños. ¿No?



Sin embargo, éso no es suficiente. Porque viene al caso la aparición
del ejecutivo de bienes raíces de Nueva York, Donald Trump.



Donald Trump se jacta todo el tiempo de su enorme fortuna. Haciendo
éso, Trump intimida a sus potenciales rivales, que están acostumbrados
a arrodillarse ante los millonarios.



Pero él también representa la desconfianza de su clase, porque en
lugar de emplear a políticos, él se hace candidato para asegurar que
su clase social domina.


En verdad, éste no es solamente asunto de Republicanos, porque los
Demócratas, que consiguen con sus discursos sentimentales el apoyo de
los sindicatos y de la clase trabajadora, una vez en el poder, los
Demócratas se dedican a defender los intereses de Wall Street -- que
es la fuente de la mayoría de las donaciones que los llevó al poder.



La estrategia de los Demócratas, de hablar de asuntos laborales
mientras favorecen al capital, fue vista en el destructivo Tratado de
Libre Comercio, (NAFTA), que desapareció por millones los trabajos
manufactureros de los Estados Unidos.



El ex Presidente Bill Clinton vendió febrilmente el tratado NAFTA como
tratante callejero ambulante de cocaína crac, vendiendo sueños que
terminan siendo pesadillas.



Hoy, los Clinton están de vuelta, presentándose como redentores de la
clase trabajadora, cuando su atesorado NAFTA se roba anualmente
decenas de miles de trabajos, socava los sindicatos, y gana inmensas
riquezas para Wall Street.



Cuando H. Ross Perot, el texano hombre de negocios y candidato a la
presidencia en 1992-96, predijo que NAFTA iba a producir un
"gigantezco sonido de estafa" por los trabajos que se habrían
transferido al extranjero, los sabelotodo de los medios de
comunicación se rieron de él, haciéndolo aparecer como un estúpido.



Hoy la historia prueba que sus palabras fueron la verdad.



Los políticos –sirvientes del capital-- prometen progreso, pero solo
traen desastres.