martes, 10 de julio de 2012

“Carta a Enrique Peña Nieto, presidente ilegítimo de México” Por: @Psicosofo

"Carta a Enrique Peña Nieto, presidente ilegítimo de México" Por: @Psicosofo

Publicado el julio 10, 2012, Bajo Columna de opinión, Autor Molotov.

por Nadim David Vargas

@ElPsicosofo

"El pueblo me silba, pero yo me aplaudo" – Quinto Horacio Flaco.

Mi nombre es Nadim David Vargas, al igual que tú, soy Licenciado en
Derecho. He sido docente de materias humanísticas, así como del idioma
inglés; tengo 27 años, me gusta leer, escribir y sobre todo: abogar en
medida de lo posible, por la razón, la justicia y la dignidad de los
seres vivos en general. El motivo de esta carta, es para expresar el
sentir de millones de mexicanos que estamos en desacuerdo con las
prácticas lamentables del partido al que perteneces, así como del
proceso electoral. Con lo anterior mencionado, haciendo uso de mis
derechos y de mi libertad, comienzo:

Después de haber leído la Declaración de Principios del Partido
Revolucionario Institucional, me queda claro que hay un abismo
preocupante entre lo que ahí se lee, lo que ha pasado y lo que se está
viviendo actualmente en nuestra sociedad.

Nuestra nación, ciertamente debe ser "libre, soberana, democrática y
justa" (principio no.1), sin embargo, la inmensa duda que ha puesto a
hervir los corazones en México es: ¿A qué soberanía, libertad,
democracia o justicia puede aspirar un partido que, ha sido ligado a
eventos lamentables y trágicos como el 2 de Octubre de 1968; la "caída
del sistema" de 1988, el llamado "halconazo" de 1971; la masacre de
Aguas Blancas de 1995; la matanza de Acteal de 1997 y el caso Atenco
en 2006, entre otros?

Es claro que en nuestro país es fundamental la "participación del
pueblo en la vida democrática, con la finalidad de que en los actos de
autoridad y en la relación de ésta con la ciudadanía, prevalezcan la
democracia, la legalidad y la justicia social" (principio no. 2), sin
embargo, ¿cómo pronunciar la palabra "democracia" con tantas denuncias
de coacción del voto?, ¿cómo hablar de la legalidad, si más allá del
discurso político, no se han atendido con seriedad, artículos como el
1, 6, 7, 9, 16, 26, 33, 39, 40, 41, 81, 99, 103, 113, 119, 134 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos?

¿Cómo hablar de la legalidad si no se ha cuidado el estricto
cumplimiento del Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales?

¿Cómo pensar en la justicia social con un caso como el de Atenco?,
¿Cómo pensar en la justicia social, si las matanzas, las represiones,
y las intimidaciones, se sabe a voces que ha sido el sello de tu
partido?

Tratando de invocar el sentir de millones para plasmar objetivamente
dicha esencia, es necesario comentar que en México "se opone a la
acumulación de riqueza en pocas manos, a los monopolios y a la tiranía
insensible del mercado" (principio no.8), Sin embargo, ¿cómo confiar
en este punto siendo que los ex presidentes han salido con posiciones
económicas por encima de la clase alta?, ¿qué decir sobre la oposición
a los monopolios, si para la opinión colectiva fue más que evidente la
constante ayuda mediática para el impulso de tu candidatura?, ¿cómo
contraponerse a la tiranía insensible del mercado, si de acuerdo a la
columna "Verbos y cifras" del Profesor Sergio Aguayo, en tu paso como
gobernador del Estado de México, éste se posicionó en los últimos
lugares de competitividad?, ¿cómo pensar en esa sensibilidad que debe
estar a la altura de la demanda nacional, bajo un modelo económico que
sólo beneficia a los intereses privados?

Podría continuar citando la Declaración de Principios del Partido
Revolucionario Institucional, pero ésto llevaría horas; por ello, es
de vital importancia que como predicador de esta ideología, no
conviertas los principios, la Constitución y demás leyes, en un mero
soliloquio político de alcances cortos y sin eco social.

Es fundamental que se atiendan no sólo los cuestionamientos aquí
plasmados, sino las voces de millones que gritan y se manifiestan
hacia el proceso electoral, hacia tu partido y hacia ti, como
elementos políticos de escaza confiabilidad.

Sostengo que, de ninguna manera es moral el dar respuesta a la genuina
inconformidad colectiva con el ya conocido discurso ensayado, no es
digno el ignorar las miles de quejas a través de la diplomacia
simulada, no es de grandes espíritus el contra argumentar
mediocremente una queja con otra queja; en pocas palabras, no es
admisible ni excusable que aquél que pretende representar las voces de
millones, las enmudezca con su propio silencio, o que en el mejor de
los casos, las evada a través de la respuesta sin sustancia.

La delicada y angustiante situación que estamos viviendo, no es algo
fortuito, no es azar, no es destino, es el resultado exacto que deriva
de todas las irregularidades, inconsistencias e ineptitudes que México
ha decidido ya no seguir tolerando.

Tú y tu partido, (punto 40) mencionan que el poder político no es un
fin en sí mismo, sino que es instrumento para crear una nación más
libre, más justa, más democrática y más equitativa, así que,
recurriendo a la prueba máxima de que ésto no ha sido cumplido a
cabalidad, o sea, tomando como medida irrefutable la inconformidad y
el sentir de millones, e invocando el Artículo 39 de nuestra Ley
Máxima: "La soberanía nacional reside esencial y originariamente en
el pueblo…el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de
alterar o modificar la forma de su gobierno", con todo ello, sería una
acción profundamente prudente, congruente, necesaria, institucional y
desinteresada, que de no "limpiarse" el proceso electoral, declines a
tu supuesta victoria presidencial.

Lo escrito en el anterior párrafo, no es una petición personal, no es
un capricho, no es una idea descabellada, al parecer, es el único
camino pacífico que puede sanar el peligroso y fundamentado
descontento social. Aparentemente, no existe ninguna otra alternativa
que solucione pacíficamente la enérgica, constante y legítima
oposición del pueblo de México.

Concluyo diciendo que, si llegase a imperar la vanidad política por
encima de la razón y el sentir del pueblo, si llegase a sobreponerse
la voluntad de una decena por encima de la voluntad de millones,
entonces, no sólo tendrás la tarea de legitimar tu dudosa victoria, no
sólo será absoluta tu responsabilidad de cumplir todos y cada uno de
los puntos firmados y promesas hechas, sino que habrás de evaporar las
lagunas que todo esto ha dejado, tendrás que resanar las fracturas
sociales de esta turbia y grisácea elección, y lo más importante:
serás el único responsable de lo que le suceda al pueblo de México, no
porque seas un ser omnipotente, sino simple y sencillamente, para no
pasar a la historia como un mero incompetente.

México ya no aguanta, nuestras hermanas y hermanos ya están cansados
de sentirse reprimidos e ignorados, México ya se cansó de ser el país
tercermundista que vive al día con falsas esperanzas, nuestras
hermanas y hermanos ya no tienen mucho qué perder, tú decidirás si
bajas de la cuerda floja, o si tomas el riesgo de caminar a lo largo
de ella, sólo recuerda que, un paso en falso, sería la inevitable
caída.

"¿Por qué no tener confianza en la justicia del pueblo? ¿Hay en el
mundo esperanza mejor o que pueda igualarla?" – Abraham Lincoln

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