viernes, 23 de marzo de 2018

Cig, Cni, Ezln, Marichuy, Los Pueblos, Unam Y “La Suma De Todo”

Cig, Cni, Ezln, Marichuy, Los Pueblos, Unam Y “La Suma De Todo” La Voz Del AnáHuac-Sexta X La Libre / by Doroteo Arango / 106 days ago Llegó la hora del florecimiento de los pueblos. Por: Eugenia Gutiérrez (Colectivo Radio Zapatista). http://radiozapatista.org/?p=24326 Foto: Daniel Ochoa Ciudad Universitaria, México, 28 de noviembre de 2017. Del latín universitas: “la suma de todo”. La universidad recibe hoy a los pueblos por los que habla Marichuy. Es la nacional, la autónoma, la de México. Uno más de los peldaños que camina cuesta arriba el Concejo Indígena de Gobierno como parte de su proyecto nacional, autónomo, mexicano y universal. Caminar con Marichuy es existir en femenino, es entender lo incomprensible desde lo profundo. Es rechazar lo inaceptable, empaparse en historia y avanzar. Así ha quedado demostrado en las semanas que lleva andando acompañada por concejalas y representantes del CIG. Por eso, la comitiva que hoy visita la Ciudad Universitaria arranca su recorrido en una caseta telefónica donde perdió la vida Lesvy Berlín Osorio la madrugada del 3 de mayo de este año. Según consta en videos de la UNAM, Jorge Luis González Hernández, un hombre que solía golpearla, le provocó hemorragias intracraneales tras golpearla en el rostro con la cadena de la mascota que llevaba Lesvy ese día. La cámara lo pierde de vista justo cuando Jorge Luis intenta estrangularla con sus propias manos. Minutos después, los videos vuelven a captarlo pateando a la mascota que lo sigue mientras él abandona el cuerpo sin vida de Lesvy para después alegar suicidio. Medio año después, Araceli Osorio Martínez, madre de Lesvy, camina hoy con Marichuy y concejalas del CIG en un espacio emblemático que nos enseña a ejercer el pensamiento crítico y la libertad de acción, pero que aún tiene mucho que aprender de los pueblos indígenas. En tanto, la explanada del Espejo de Agua de este campus que sabe de luchas se va llenando de gente que espera y que quiere aprender de esos pueblos. El ambiente es festivo y tranquilo, pero también severo e inquieto. Decenas de danzantes incansables animan la tarde a ritmo de atabal, justo donde remata la gran figura en piedra de Tláloc con sus serpientes bicéfalas. El baile ancestral se mezcla con ritmos contemporáneos. El dueto Makila 69, de Tijuana y Ciudad Juárez, insiste en que “quedarme callada no es lo mío, quedarme callada no es para mí”. Luego cantarán el Lengualerta, los Botellita de Jerez, los Café Tacuba, todos celebrando la memoria. Durante dos horas, el ambiente irá de lo prehispánico a “la suma de todo” lo que somos ahora sin ningún problema. Una media luna creciente y tempranera atestigua la reunión en esta especie de oasis que nos aligera un rato la carga de vivir en el segundo país más violento del mundo, primero en número de feminicidios. “Venimos a hablar de lo imposible porque de lo posible ya se ha dicho demasiado”, advierte una manta. Para escuchar el mensaje del CIG, hay de todo. Gente de todas las edades, con todas las fachas, todos los tonos. La sobriedad académica sabrosamente revuelta con el desparpajo estudiantil. Vienen de todas las facultades y de ninguna. Decenas de personas desaparecidas aparecen en carteles, dibujos y camisetas. Hay mesas de firmas para apoyar a Marichuy, nieve de limón “de a diez varos”, manzanas con chamoy “de a diez pesos”, igual de “Miguelito” que de chile “Tajín”. Comida sana y tóxica, limpia y sucia, bebidas capitalistas o revolucionarias, todo a elegir. Se cuenta con sección de sombra y de sol, tan gratuitas como nuestra educación. Miles de personas se mueven libremente por ambas secciones, se acomodan, se desplazan, esperan. Llegan en todo, en bici, en metro, en pumabús, en muletas, en pesero, en coche, en silla de ruedas. Si eres bebé, llegas en sillita de espalda, en brazos o en carreola. El caso es llegar, estar aquí. Correr a clases y regresar o de plano volárselas. En este mini-Woodstock postverdaderohaces lo que quieres, te desparramas en el pasto, te tiendes en escaleras, guardas el estilo en asientos plegables, te asoleas, te tomas selfies, te mantienes en pie. Esperas al CIG y a Marichuy. Finalmente, junto a una enorme torre que jamás ha tenido una rectora, las palabras femeninas del CIG entibian un poco este aire otoñal que nos envuelve. Una magna biblioteca, que deberían enriquecer estas mujeres, acota sus voces y nos las regresa en colores. Araceli Osorio sube con ellas al templete, Mario Luna agradece su libertad. Otras voces de mujeres organizadas se suman y denuncian, informan y declaran la violencia que vivimos. Hablan las concejalas y luego habla Marichuy, ya con la noche encima. Plasmados en miles de mosaicos polícromos, los aportes de Ptolomeo y Copérnico bajo guerreros jaguar y serpiente, observan esta competencia de sabiduría y color: “Hoy más que nunca, necesitamos que la educación sea crítica, científica y acorde a la realidad de esta nación multicultural en la que las culturas originarias siempre han sido negadas”. La gente que esperaba escucha con atención. Se le propone a la comunidad universitaria “que deje de ser el adiestramiento para instruir operadores del despojo, de la producción desmedida, de los justificadores del desastre social, político y ambiental a que nos ha sometido este sistema capitalista”. Se le propone a la educación universitaria que deje de ser “el semillero de la enajenación de los pueblos en nuestras comunidades y en las ciudades; o sea que deje de ser parte de los engranes que hacen funcionar al sistema capitalista”. A pesar del mensaje terrible sobre la realidad de los pueblos, el CIG proyecta con su vocera y sus concejalas palabras distintas. Escucharlas en la UNAM es anticipar y recordar al mismo tiempo, exigir pero proponer, preguntar para saber porque ya se sabe. Es asistir a un coloquio para sonreír como se debe y cuando se debe, para festejar con memoria o bailar porque sí. “Cuando hemos dicho que nuestra lucha, que nos está llevando a recorrer los rincones del México de abajo, no es por el poder y no es tampoco por puestos públicos o votos electoreros, lo decimos porque venimos buscando algo mucho más grande e importante, venimos buscando la conciencia colectiva de abajo, esa que hemos visto nacer y florecer en los estudiantes organizados y que nos han enseñado mucho con su dignidad y determinación”. Escuchar a Marichuy y a los pueblos en la UNAM es adentrarse en la garganta colectiva de quienes hablan desde otro lugar. “Exigimos la verdad y castigo a los culpables de la muerte del compañero Carlos Sinuhé Cuevas Mejía, solidario y comprometido con las luchas del pueblo trabajador y que fue asesinado en el año 2011 sin que hasta la fecha las autoridades del mal gobierno hayan cumplido con la exigencia de verdad y justicia, como pasa también con el compañero Luis Roberto Malagón de Gaona, estudiante de la Facultad de Derecho, asesinado en el año 2017”. Al haber arrancado sus pasos en los pueblos zapatistas, su mensaje sin maestrías ni doctorados nos invita a aprender de Aurora, Everilda, Miriam o Elizabeth, las que gracias a su trabajo viven de otra forma. Nos enseña que hay mujeres concejalas del CIG en Sonora, en Veracruz, en Chiapas o el EdoMex que conocen el racismo como Rosalinda, Carolina o Yeni. Escuchar a Marichuy y a los pueblos es recibir cátedra de Amada, coincidir con Alejandra, Valentina o Jaqueline. Es sentir el dolor de madres y padres de Ayotzinapa, de comités de personas desaparecidas y secuestradas. Es aprender a denunciar con la responsabilidad de ser concejalas en Jalisco, Oaxaca, Michoacán, Nayarit y los que faltan. Es dictar conferencias después de haber sobrevivido Acteal como Guadalupe, mirándonos en sus ojos tibios. Es redactar leyes conspirando con Ramona y Susana. Es clausurar un seminario aplaudiendo con Hortensia, con Jimena, con Jessica y con todos nuestros hijos, hermanos, padres y compañeros para que ya pronto termine la explotación. Cuando nos recorre el frío y se impone la media luna, la voz femenina del CIG suena más clara: “A ustedes, la juventud consciente, a los creadores y multiplicadores de artes y ciencias, los reconocemos como una gran luz en medio de tanta muerte y oscuridad, los necesitamos para seguir soñando, luchando y haciendo cada vez más grande eso que los poderosos tanto temen y que se llama democracia, libertad y justicia”. Caminar con Marichuy y con los pueblos en la UNAM es andar por aquí soñando, planificando, imaginando que se puede ser humano, que se puede crear sin destruir, progresar sin arrasar pueblos enteros, compartir sin importar que seas hombre o mujer o un poco de todo. Es querer ser zapatista, indígena, pueblo que construye. Es luchar en colectivo para estar, para existir en femenino. Es compilar una enciclopedia con “la suma de todo” lo que deberíamos ser. FACEBOOK VISIT WEBSITE

jueves, 22 de marzo de 2018

Cronica: Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan

MARICHUY Y LA OTRA POLÍTICA
Primer día    miles de mujeres CRÓNICA POR: VALERIA ARENDAR Jueves 8 de marzo de 2018, bienvenida. Inmersas en el corazón de los límites del Altiplano Central y de las Montañas del Oriente, es decir, en la región II de los Altos de Chiapas a 1240 metros sobre el nivel del mar y cobijadas por un cielo azul celeste en el Caracol Morelia de la zona de Tzotz Choj, del municipio de Altamirano se celebró el Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan convocado por las comandantas Jessica, Esmeralda, Lucía, Zenaida y la niña Defensa Zapatista del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). El viento se movía errante antes de tocar la tierra durante las palabras de Érika, capitana insurgente de infantería del EZLN, quien –en la mañana- dio la bienvenida al evento en el templete principal acompañada de otras compañeras insurgentes y milicianas de diferentes grados. No sin antes recordar a Eloisa Vega Castro, activista de la Red Sudcaliforniana de Apoyo que perdió la vida en el accidente carretero que sufrió la caravana del Concejo Indígena de Gobierno junto a su vocera María de Jesús Patricio Martínez,  el pasado 14 de febrero en el recorrido por la obtención de rúbricas en Baja California Sur.   Las zapatistas bajo el sol durante la bienvenida al Primer Encuentro.  Foto: Valeria Arendar  En la explanada central, lo que después se convertiría en la cancha de fútbol, se encontraban formadas las mujeres zapatistas provenientes de los cinco Caracoles: La realidad, Oventik, La Garrucha, Morelia y Roberto Barrios. De acuerdo con Marina, quien pertenece al Caracol madre, viajaron –únicamente- desde La Realidad cerca de 360 compañeras al Encuentro. Es por eso que a cada Caracol se le fue asignado un moño de diferentes colores que debían portar en el pasamontañas de miércoles a domingo. Al medio día, la temperatura alcanzó casi los 30 grados: la sed con calor se hacía presente y las caras rojas insoladas aparecían una tras otra. Sin embargo, las zapatistas permanecieron paradas bajo el sol cubiertas con el pasamontañas por más de cuatro horas escuchando las palabras de bienvenida de sus compañeras. Érika, capitana insurgente de infantería del EZLN. Foto: Valeria Arendar Al mismo tiempo, casas de campaña iban poblando rápidamente el monte. Los templetes y los comedores eran de los pocos lugares con sombra. En ellos, mujeres de todas las edades, formas y colores se refugiaron del sol para escuchar a las compañeras zapatistas. El silencio, los aplausos, la emoción y las lágrimas se apoderaron de la multitud rendida ante la innegable dignidad rebelde que transmitían las zapatistas. El miedo que impone el Estado hoy en día es un gran negocio; es expresión de una violencia que no sólo afecta a las víctimas. La violencia expresiva y política engloba a la sociedad porque, como mencionó Érika -capitana insurgente de infantería del EZLN-  esta violencia nos está matando. ¿Qué es entonces el miedo? Se preguntaron las zapatistas. Si la política es la capacidad humana para gestionar los bienes, es decir, la posibilidad de la democracia, el miedo, entonces, es su contrario. Es por ello y, subrayaron que es nuestra resistencia y rebeldía lo que nos permite encontrar nuestro lugar como mujeres. Escuchando las palabras de bienvenida. Foto: Valeria Arendar En ese contexto, la bienvenida al Primer Encuentro […] de Mujeres que Luchan sentó las bases de los sentidos políticos del zapatismo que, antes que nada, invitan a conectarnos y coordinarnos entre las personas y a emplazarnos al desarrollo de la autonomía como proceso de transformación colectiva. No nos piden que seamos zapatistas. Más bien, recalcan que debemos aprender a decir todas juntas “¡no tenemos miedo!”. Lo cierto es que las palabras que leían Érika y sus compañeras, como Flor de Oventik Caracol II, fueron consensuadas en colectivo. Eran voces individuales rizomáticas y revueltas entre edades, lenguas e historias que hablaban en nombre de ellas y de sus compañeras: “combatir al enemigo sin temer a la muerte nos hizo más fuerte […] gracias abuelas y tatarabuelas, ahora estamos trabajando en nuestra autonomía”. La bienvenida zapatista mostró el significado de los Caracoles: instancias para que el oído escuche incluso la palabra más lejana. Y ahí, en el Caracol Morelia, el jueves 8 de marzo, éramos cientos y miles de mujeres abriendo los ojos a otras cosmovisiones, a otros mundos posibles. COMPÁRTELO: TwitterFacebook144Google RELATED Primer día Encuentro mujeres que luchan, parte II. In "Mujeres en política" Llegó la hora del Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan In "Mujeres en política" Nunca más un México sin nosotras: la participación de las mujeres en el proyecto político del Congreso Nacional Indígena In "CIG" CATEGORIES MUJERES EN POLÍTICA, SIN CATEGORÍA TAGS CARACOL, CHIAPAS, ENCUENTRO DE MUJERES, EZLN, MUJERES, ZAPATISTAS Post navigation PREVIOUS Nunca más un México sin nosotras: la participación de las mujeres en el proyecto político del Congreso Nacional Indígena NEXT Mujeres periodistas se sumaron a la huelga general el 8 de marzo en España y el mundo Leave a Reply Your email address will not be published. Required fields are marked * COMMENT NAME * EMAIL * WEBSITE NOTIFY ME OF NEW COMMENTS VIA EMAIL. 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viernes, 16 de marzo de 2018

Una constelación de luchas en tierras zapatistas

Una constelación de luchas en tierras zapatistas EZLN
15 marzo, 2018 by in avispa
EZLN
Crónica y reflexiones tras el Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que luchan
Una producción colectiva
Por Radio Zapatista, Subversiones y La Tinta
[…] tal vez, cuando ya acabe el encuentro, cuando regresen a sus mundos,
a sus tiempos, a sus modos, alguien les pregunte si sacaron algún acuerdo.
Porque eran muchos pensamientos diferentes los que llegaron en estas tierras zapatistas.
Tal vez entonces ustedes responden que no.
O tal vez responden que sí, que sí hicimos un acuerdo.
Y tal vez, cuando les pregunten cuál fue el acuerdo, ustedes digan acordamos vivir,
y como para nosotras vivir es luchar,
pues acordamos luchar cada quien según su modo, su lugar y su tiempo.
. Compañera Érika Discurso de apertura
Caracol IV, Torbellino de Nuestras Palabras. Morelia, Chiapas. Allí donde las estrellas brillan más, allí donde el territorio es más libre, allí donde las mujeres zapatistas abrieron su casa para recibir a miles de mujeres de todas partes del mundo. Algunas tardamos horas en llegar, otras días. Muchas conocíamos la historia del zapatismo y la rebeldía de sus mujeres, algunas sabíamos de la importancia de la para las comunidades indígenas y otras apenas habíamos escuchado hablar de un Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el sureste mexicano.
Mientras el hacía que miles de compañeras alrededor del mundo suspendieran sus tareas y salieran a marchar por las calles de sus ciudades, otras miles asistíamos al llamado de las zapatistas. Llegar no fue fácil. Muchas no pudieron estar. Todas convocadas por una misma consigna: ser mujeres que luchamos. Ley Revolucionaria de Mujeres
Paro Internacional de Mujeres
SubVersiones
Palabra colectiva de
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Fueron tres días, del 8 al 10 de marzo, en que nos regalamos alegrías, miradas, palabras, bailes, poesías, pinturas y «cosas raras», dirían las mujeres zapatistas. Un fragmento de tiempo nos condensó en una misma latitud. Cada una con sus sentires y sus luchas viajó hasta allí y entregó sus dolores, sus sonrisas, su fuerza de ser mujer en cánticos y consignas que retumbaban en los corazones de quienes estábamos. Y se replicaban por el bosque que nos rodeaba hasta insospechados rincones del planeta. Tuvimos una certeza: desde distintas latitudes, todas juntas esos días, hicimos temblar el mundo.
Las zapatistas eligieron el Día Internacional de la Mujer que lucha para inaugurar el Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan, en «17 de Noviembre», uno de los tres Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas del Caracol IV «Torbellino de Nuestras Palabras» de la localidad de Morelia (que coexiste con la demarcación oficial correspondiente a Altamirano) y sede de la Junta de Buen Gobierno «Corazón del Arcoíris de la Esperanza». Región a la que también denominan «zona Tzotz-Choj» (murciélago-jaguar), en referencia a un antiguo gobernante de la ciudad de Toniná y en la que continúan habitando los pueblos mayas tseltal, tsotsil y tojolabal.
Esta región, al igual que muchas otras de Chiapas y de México, ha sido y es escenario de luchas campesinas y por la defensa de los territorios. En el caso zapatista trascendió la creación de un gobierno propio y la construcción de la autonomía por la vía de los hechos en la que la participación de las mujeres sigue siendo crucial.
El lugar en donde se realizó este encuentro internacional, uno de los más grandes hasta ahora, fue parte de una finca ganadera tomada por bases zapatistas. Este municipio autónomo fue escenario de una de las mayores tomas de tierras tras el levantamiento armado en 1994.
Actualmente, y como pudimos observar tanto en el viaje de ida como de vuelta, el paso de camiones cargados de madera es constante. Los grandes aserraderos en manos de grupos de poder local del Partido Verde Ecologista son una de las tantas expresiones del saqueo y despojo de bienes comunes naturales en ésta y otras regiones; son parte de los megaproyectos de infraestructura y desarrollo de los grandes capitales nacionales e internacionales.
¿Será que salió un poco bien?
[…] que dónde duermen, que dónde comen,
que dónde se bañan, que dónde van al baño,
que el sonido, que la luz, que el agua,
que si se enferman, que qué les vamos a decir,
que cómo les hablamos, que cómo las escuchamos y miramos.
. Compañera Alejandra
Las preguntas que se hicieron las compañeras zapatistas durante los meses que tardaron en organizar el encuentro, las tuvieron desveladas y sin hambre durante mucho tiempo, según nos contaron. Organizadas desde abajo y a la izquierda, buscando el acuerdo de las zapatistas de cada una de las comunidades: no fue una tarea fácil, pero lo lograron. Ante esto, las consignas «gracias» y «vivan las zapatistas» fueron de las más coreadas en las cientos de actividades que se realizaron. Gracias a las zapatistas por recibirnos en su territorio. Gracias por procurarnos comida para tres días a más de cinco mil mujeres. Gracias por proveernos agua para beber, para ir al baño, para darnos una ducha. Gracias por las palabras, cada una de las que nos dijeron y cada una de las que escucharon de nuestros decires. Y sobre todo, gracias por esas miradas en las que nos reconocimos a través de paliacates y pasamontañas, rímeles y lentes, pañuelos y sombreros cubriéndonos del sol. Discurso de clausura
Carolina y Marina son mujeres zapatistas que llegaron desde el Caracol III La Garrucha. Su rol fue el de coordinación en la organización de este evento junto con otras 60 compañeras provenientes de los otros caracoles zapatistas. En entrevista nos contaron que se sentían orgullosas, al igual que sus compañeras, de haber podido organizar este encuentro sin precedentes en la historia del zapatismo: «es el primero que es sólo para mujeres, se han hecho otros, pero nunca como éste que no se permiten entrar hombres porque este encuentro lo organizan sólo mujeres».
Nos contaron también que el evento está en marcha desde el mes de julio de 2017, cuando se propusieron realizarlo: «[…] entonces tuvimos muchas reuniones para planearlo. Nos costó trabajo hacerlo, porque nunca habíamos hecho, sí con la ayuda de los hombres, pero en este caso somos puras mujeres quienes organizamos y quienes vimos cómo le hacemos para recibirlas a ustedes».
Después de la primera reunión en julio, las delegadas llevaron la propuesta de realizar el Encuentro a sus comunidades, donde fueron sólo las mujeres (y cada una de ellas) las que decidieron convocarnos: «Se fue hasta los pueblos donde están las compañeras zapatistas. A cada pueblo a preguntar si es que va a haber este encuentro. Entonces dijeron que sí y fue ahí donde se empezó a planear todo —nos cuentan Carolina y Marina— para organizar este evento que hoy fue muy difícil para nosotras. Nunca antes lo habíamos hecho. Nos costó mucho trabajo porque empezamos a ver que se necesitan muchas cosas y entonces nos tuvimos que preparar para poder hacerlo».
No sólo las coordinadoras tuvieron tareas antes y durante el Encuentro. Cada una de las mujeres zapatistas que asistió, participó activamente de alguna manera en los diferentes trabajos. Así, las insurgentas y milicianas fueron las encargadas de cuidar el lugar para que no ingresaran los hombres. Otras compañeras se ocuparon de la higiene del lugar, otras de conducir los camiones que entraban y salían del predio del Encuentro, ya sea con alimento, o bien, con basura. También hubo médicas y promotoras de salud. Las ocuparon roles técnicos en el sonido y la luz, también estuvieron encargadas de la comunicación y el registro completo del evento.
El 8 de marzo las zapatistas presentaron sus participaciones, mientras que los días 9 y 10 se realizaron las actividades de las mujeres que veníamos de distintas partes del mundo. Más de do
s mil compañeras bases de apoyo zapatistas estuvieron presentes en cada una de las actividades. Al respecto, Carolina y Marina nos explican el trabajo de las bases de apoyo: «verlas a ustedes y también estar en cada actividad que ustedes hacen para que vayan a los pueblos para explicarles qué son las cosas que vieron de ustedes, qué fue lo que presentaron. Porque así somos nosotras, tomamos en cuenta todo lo que vemos y tiene que llegar hasta los pueblos».
Muchas mujeres zapatistas pusieron el cuerpo en este encuentro durante meses y eso se notó en la gran organización que hubo: cinco comedores, decenas de talleres, conversatorios y proyecciones, partidos de fútbol, voleibol y basquetbol. Cada actividad era multitudinaria y ocurría de manera simultánea con otras: mientras algunas formaban parte de un ritual de sanación alrededor del fuego, otras compañeras miraban una obra de teatro, conversaban sobre las violencias en nuestros cuerpos y nuestros territorios o participaba de un mural colectivo.
Un campamento enorme, dos habitaciones y diversos espacios habitables abrigaron a miles de mujeres del frío húmedo de la noche moreliana. Las compañeras zapatistas contaron con el apoyo de un equipo de mujeres encargadas de responder los correos, realizar los registros, organizar el transporte, los horarios y las actividades previas al Encuentro y durante el mismo. En las palabras de clausura, agradecieron su apoyo, así como también el de los compañeros que se quedaron en las comunidades cuidando a las familias, a los animales, las casas, los cuarteles, los campos, pendientes de que «los malos gobiernos» no hicieran nada contra el Encuentro. Tercias Compas
Palabras revueltas
(…) vendríamos seis mujeres zapatistas para cada una de ustedes:
una pichita (que así les decimos a las que acaban de nacer),
una niña, una jóvena, una adulta, una anciana y una finada.
Todas mujeres, todas indígenas, todas pobres,
todas zapatistas que te abracen fuerte,
porque es el único regalo que podemos darte de vuelta.
Discurso de clausura. Compañera Alejandra
La insurgenta Érika fue quien leyó el discurso de apertura. Acompañada en el escenario por otras insurgentas, milicianas y compañeras con cargo en las Juntas de Buen Gobierno, comenzó enviándole un abrazo a Eloísa Vega Castro, de las redes de apoyo al Concejo Indígena de Gobierno (CIG), quien murió cuando acompañaba a la delegación del CIG el pasado 14 de febrero.
Nos plantearon que su trabajo iba a ser el de cuidar el lugar para que no ingresaran los hombres: «porque lo sabemos, son mañosos». Una risa cómplice (como muchas que sucederían durante todo el evento) se soltó entre todas las mujeres que estábamos escuchando atentamente las palabras de inauguración.
Las zapatistas no dudaron en dejarnos claro que su palabra es colectiva y que necesariamente lleva impregnada edades, historias y lenguas distintas. A través de la voz de Érika, hablaron muchas. Ella nos narró cómo su vida estuvo marcada por haber crecido en la resistencia y rebeldía zapatista de sus abuelas, sus mamás y sus hermanas mayores. Nos contó de su trabajo sin salario como sirvienta en una casa, cuando no sabía hablar español; de cómo supo que había una organización que luchaba y empezó a participar como base de apoyo y a estudiar al tiempo que colaboraba en los trabajos colectivos junto a otras mujeres. En sus reuniones y sus estudios políticos en la clandestinidad fueron creciendo la rabia y el coraje para enfrentar a las patrullas militares que rondaban sus comunidades y, sin miedo, tomar las armas.
Las compañeras zapatistas nos recuerdan que no sólo el capitalismo es el que nos quiere destruir, sino que también tenemos que luchar contra el patriarcado, ese sistema que «les hace creer y pensar a los hombres que las mujeres somos menos y no servimos». Pero no sólo a los hombres, nos aclaran las zapatistas, «también hay mujeres de las ciudades que nos desprecian que porque no sabemos de la lucha de mujeres, porque no hemos leído libros donde las feministas explican cómo debe ser y tantas cosas que dicen y critican sin saber cómo es nuestra lucha».
Un bosque de mujeres
Entonces pues no basta un colectivo para organizar todo eso.
Por eso llegamos aquí más de dos mil mujeres zapatistas de los cinco caracoles.
Y tal vez no bastó, porque ustedes son como cinco mil,
aunque algunas dicen que ocho mil y otras dicen que nueve mil.
A saber cuántas mujeres que luchan llegamos en estos días,
pero creemos que podemos estar de acuerdo en que somos un chingo.
Discurso de clausura. Compañera Alejandra
Las zapatistas saben que las formas de nombrar esa cantidad de árboles que rodean el lugar donde se realizó el Encuentro son distintas, y que cada árbol que es parte de ese bosque o monte, es diferente. Como sea que le llamemos a ese conjunto de árboles, nos permite pensarnos a nosotras, las mujeres, «diferentes e iguales» a la vez. Partir de que nuestros colores, tamaños, lenguas, culturas, profesiones, oficios, pensamientos y formas de lucha, son diferentes.
En la puerta había un gran cartel que decía «Prohibido entrar hombres». El llamado fue claro. La convocatoria era para nosotras.
Ellas nos dijeron que podíamos elegir entre competir o escuchar y hablar y que sea lo que sea que eligiéramos, iba a ser nuestra decisión. Si decidíamos competir, de cualquier manera, no habría hombres que nos dijeran «quién gana y quién pierde». Si elegíamos regalarnos baile, música, cine, video, pintura, poesía, teatro, escultura, diversión, conocimiento, tampoco sería bajo la mirada de los hombres. La elección fue clara: acordamos no competir y respetar nuestras diversidades. Mirarnos y abrazarnos en rondas de cuerpos incontables, mientras gritábamos «¡luchar, resistir, nuestro acuerdo es vivir!». El acuerdo por vivir, se hizo entre mujeres del campo y de la ciudad, indígenas, autoconvocadas, artistas, feministas, luchadoras provenientes de los cinco continentes.
Carolina y Marina, las coordinadoras entrevistadas, nos dijeron: «Vemos que la situación que hay es que muchas mujeres están siendo asesinadas. Qué culpa tenemos nosotras como mujeres que a cada día nos anden matando. Entonces pues, por eso mejor hacemos este encuentro para ver qué podemos hacer o si estamos de acuerdo que nos sigan matando cada día o qué debemos de hacer como mujeres. Por eso es que se hizo esto para ver si queremos seguir vivas, pues hay que hacer algo». Lo primero, en palabras de las compañeras, es «no vendernos, no rendirnos, no claudicar.»
Luces encendidas en el cielo de Morelia
Llévala a las desaparecidas. Llévala a las asesinadas.
Llévala a las presas. Llévala a las violadas. Llévala a las golpeadas.
Llévala a las acosadas. Llévala a las violentadas de todas las formas.
Llévala a las migrantes. Llévala a las explotadas. Llévala a las muertas.
Llévala y dile a todas y cada una de ellas que no está sola, que vas a luchar por ella.
Que vas a luchar por la verdad y la justicia que merece su dolor.
Que vas a luchar porque el dolor que carga no se vuelva a repetir
en otra mujer en cualquier mundo.
Discurso de clausura. Compañera Alejandra
La noche del 8 de marzo el Caracol quedó completamente a oscuras. En uno de los auditorios de dos pisos y a lo largo de la cancha de fútbol, las compañeras zapatistas encendieron simultáneamente más de dos mil velas. Una pequeña luz para que, finalizado el Encuentro, la llevemos a nuestras tierras. Para volver a encenderla en nuestros corazones, en nuestros pensamientos y en nuestras tripas.
Anteriormente habíamos escuchado los discursos de inauguración y la historia de las compañeras de cada Caracol, expresadas también artísticamente en obras de teatro y en las voces de las mujeres de «Dignidad y la Resistencia», banda musical de Oventic.
También nos hicieron varias propuestas, a todas dijimos que ¡sí! Acordamos «seguir vivas y seguir luchando, cada quien según su modo, su tiempo y su mundo». Acordamos estudiar, analizar y discutir en nuestros colectivos el sistema patriarcal, para, si se puede, «nombrar quién o quiénes son los responsables de nuestros dolores que tenemos». Y acordamos también, volver a reunirnos en un segundo encuentro el próximo año «pero no nada más aquí en tierras zapatistas, sino que también en sus mundos de cada quien, de acuerdo a sus tiempos y modos».
Queda la urgencia de iluminarnos entre nosotras, compartir esas luces y llevarlas a otras mujeres: «llévala y, tal vez, luego llegue en tu pensamiento que no habrá ni verdad, ni justicia, ni libertad en el sistema capitalista patriarcal. Entonces tal vez nos vamos a volver a ver para prenderle fuego al sistema. Y tal vez vas a estar junto a nosotras cuidando que nadie apague ese fuego hasta que no queden más que cenizas». Mientras eso ocurre, mientras «ese día que será de noche» llegue, seguiremos practicando, entrenando para estar sabedoras de lo más importante que se necesita. «Y eso que se necesita es que nunca más ninguna mujer, del mundo que sea, del color que sea, del tamaño que sea, de la edad que sea, de la lengua que sea, de la cultura que sea, tenga miedo. Porque acá sabemos bien que cuando se dice “¡Ya basta!” es que apenas empieza el camino y que siempre falta lo que falta».
https://avispa.org/una-constelacion-de-luchas-en-tierras-zapatistas/

jueves, 15 de marzo de 2018

Abajo y a la izquierda

https://youtu.be/7WFTbP2NbUs

lunes, 5 de marzo de 2018

CULTURA "En México hay una guerrilla recurrente desde hace 45 años" Oscar Balderas

CULTURA "En México hay una guerrilla recurrente desde hace 45 años" Oscar Balderas jul. 13 2016, 2:53pm Laura Castellanos habla sobre lo que ha visto como reportera experta en el tema de movimientos radicales: la guerrilla, el movimiento magisterial y la impunidad en México. El 19 de abril de 2015, un hashtag tomó por sorpresa al gobierno mexicano: #FueronLosFederales escalaba rápidamente en la lista de etiquetas más mencionadas por los usuarios de Twitter y seguido de esos 19 caracteres venía un alud de críticas a la administración de Enrique Peña Nieto. Sorpresivamente, la red social se había convertido en una arena de protesta que exigía la renuncia del presidente y la raíz era una investigación periodística que reconstruyó lo que muchos llamaron un "crimen de Estado": la Policía Federal había asesinado a 16 civiles en Apatzingán, Michoacán, y creó un montaje para engañar a la población y decir que fue un enfrentamiento contra miembros del crimen organizado. Aquel fue un trabajo de diez días en uno de los territorios más peligrosos del país, durante los cuales la autora se movió con sigilo para recopilar decenas de testimonios grabados que le permitieran explicar uno de los episodios más negros de las instituciones policiacas en el actual sexenio. La mujer que puso en peligro su integridad para contar la historia de aquellas ejecuciones extrajudiciales se llama Laura Castellanos y, frente a mí, su apariencia parece más la de una maestra de Historia que la de una reportera que se atreve a moverse por donde muchos no podrían ni un pie. Relacionado: A 20 años del levantamiento zapatista Pero esos lentes de pasta, la blusa blanquísima, el tono de voz pausado frente a una taza de té, son engañosos: Laura arriesga tanto en cada texto, que su círculo cercano sabe que si ella está sumergida en una investigación es porque trae una carga explosiva que puede causar un sismo con epicentro en alguna oficina del gobierno de México. Es una veterana en contar historias que incomodan al poder: ha escrito largamente sobre el movimiento zapatista en México, las autodefensas en Michoacán, la guerrilla en el sureste mexicano, la impunidad de las Fuerzas Armadas. Pero sobre todo, Laura es un tipo de reportera que parece estar en peligro de extinción en la era de las redes sociales: ella se empolva la ropa yendo a donde están las historias que la han hecho una especialista en los movimientos radicales en México. De ese reporteo surgió la que probablemente sea su obra más famosa: México armado 1943-1981, un libro que relata cómo surge la lucha armada en el país del siglo pasado y cómo el gobierno mexicano aplastó a los movimientos populares. El libro fue escrito a lo largo de 10 años y se publicó por primera vez en 2007, meses después de que el grupo guerrillero Ejército Popular Revolucionario (EPR) hiciera explotar varios ductos de Pemex para exigir la libertad de presos políticos arrestados durante el gobierno del presidente Felipe Calderón. Ahora, este miércoles 13 de julio, a las 7 de la noche en Mérida 4, colonia Roma, Laura Castellanos presentará el lanzamiento de la edición de bolsillo de México armado. Y lo hace a un mes de la masacre de Nochixtlán en Oaxaca, como si el libro estuviera destinado a aparecer cada vez que la sociedad discute cómo el gobierno mexicano busca terminar con las revueltas sociales. "El libro narra cómo fue destrozada una generación que decidió enfrentarse a un Estado irónicamente surgido de una revolución", dirá Laura Castellanos, sentada frente a mi, con una copia del primer ejemplar de México armado. A unas horas del relanzamiento de su libro, Castellanos acaba de ser invitada por el Gobierno de Suecia a la celebración del 250 aniversario del Acta de Libertad de Prensa Sueca. Este evento hará un tributo a todas las mujeres periodistas "quienes desafían los discursos de odio y amenazas, persiguiendo su misión de proveer a los ciudadanos de información necesaria para hacer decisiones sobre sus vidas, sus comunidades, sus sociedades y sus gobiernos". A este acto también asistirán otras periodistas de la talla de Christiane Amanpour, Svetlana Aleksijevitj, Barkha Dutt. Relacionado: ¿Quiénes son los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa? Laura Castellanos habla para VICE sin tapujos sobre lo que ha visto como reportera experta en el tema de movimientos radicales: la guerrilla, el movimiento magisterial, la impunidad en México, 2018... VICE: Laura, ¿por qué relanzar México armado en estas circunstancias para el país? ¿hay similitudes entre lo que pasaba en 2007, cuando se publica el libro por primera vez, y lo que estamos viendo hoy? Laura Castellanos: El proceso de elaboración fue de 10 años y el libro fue rechazado por dos grandes editoriales. Me tardé tres años en que fuera publicado. En aquel entonces, en 2006, se estaba realizando "La otra campaña" por parte del Subcomandante Marcos con el EZLN recorriendo parte del país para registrar todas aquellas demandas de movimientos populares. Y en 2007, cuando presentamos el libro, cinco meses antes el EPR realiza los bombazos en Pemex, para exigir la presentación de sus dos líderes fundadores ¡Lo sorprendente es que nueve años después esas dos organizaciones se están visibilizando de nuevo! ¿La guerrilla y los movimientos armados siguen en México? Tu míralo en quienes están apoyando al movimiento magisterial: por un lado, el EPR ha manifestado en comunicados o ha llamado al magisterio a que opte por la defensa armada y el EZLN ha donado diez toneladas de víveres en apoyo al movimiento.. El EPR es una guerrilla histórica, data de mediados de siglo pasado, ¿hay diferencias entre aquellos grupos y los que actualmente están en Oaxaca, Guerrero, La Huasteca? Los conceptos siguen vigentes. Lo que hay son relevos generacionales. Es importante comprender que los movimientos guerrilleros pueden actuar de distintas maneras, no únicamente significa que haya focos guerrilleros armados recorriendo la sierra, sino que, por ejemplo, en el caso del EPR hay una estrategia de guerra popular prolongada que tiene periodos en los que simplemente hay un repliegue y hay un crecimiento en silencio. ¿Tú crees que estén acumulando fuerza para estallar pronto? Por supuesto, aunque yo no sé si para estallar pronto o más adelante. No nos debe extrañar que ellos puedan surgir con alguna acción de impacto, o que su estrategia ahora sea la de la penetración a determinados movimientos populares para desde adentro llevar a una concientización o ideologización. Utilizan distintos tipos de tácticas. Relacionado: Familias de asesinados y heridos por la Policía en Nochixtlán, Oaxaca, reclaman justicia Hablemos de Nochixtlán y de lo conveniente que es que salga el libro cuando estamos discutiendo este tema, ¿ves algo de estas guerrillas, de estos grupos, en lo ocurrido en Oaxaca? En días pasados salió una nota de Arturo Cano, reportero de La Jornada, en donde más bien identifica a civiles que actuaron como paramilitares. Fueron provocadores, lo cual no sería para nada extraño, porque eso ha sucedido también en otros momentos en los que de pronto aparecen civiles que lo que buscan es atizar y justificar una represión. Recuerdo, por ejemplo, cuando iniciaba el sexenio de Peña Nieto y hubo un ataque a Palacio Nacional, donde se ubicó a civiles que aventaban bombas molotov y se les identificó como infiltrados. Así es como se justifica la represión. Por ejemplo, en Apatzingán también se habla de que hubo civiles armados portando armas de otro calibre para que otros policías pudieran disparar y así justificar que había heridos con distinto calibre de armas. Esa es una táctica vieja del gobierno. Cuando uno lee tu libro, se da cuenta de que se reciclan argumentos. Una de las cosas que me ha llamado mucho la atención es cuando el entonces secretario de Gobernación, Moya Plasencia, dice que en México no hay desaparecidos y que los presos políticos son terroristas o reventadores, ¿hay diferencias entre los argumentos de los antiguos gobiernos y los gobernantes de ahora? No, porque en el poder está la misma oligarquía de entonces. Muchos de los que fueron victimarios en ese entonces, hoy están en la estructura militar. Esa pregunta me la habían hecho ayer: si actualmente es un momento propicio para que surgiera la guerrilla y yo comentaba que hay una "guerrilla recurrente"como la llamó el escritor Carlos Montemayor, desde hace 45 años. En el libro, y eso es lo que me parece más revelador, tú vas a encontrar que desde los años 40 un tal Rubén Jaramillo hizo el primer grupo de autodefensa de este país y vas a encontrar cómo se repite una y otra vez la actuación del poder para sofocar un movimiento de oposición Es así: surge un movimiento de oposición que recurre a la vía legal y hay una cerrazón por parte del gobierno. El movimiento de oposición — sea campesino, estudiantil, académico — agota las vías jurídicas y llega a un proceso de radicalización en la que puede haber algún tipo de lo que llaman acciones de desobediencia civil como marchas, mítines, largas caminatas, cerrar alguna carretera y, de pronto, empieza una estrategia mediática de desprestigio de los líderes y de lo que actualmente llamamos criminalización del movimiento. Entonces viene una estrategia de cooptación, de división, de detención de líderes y en algún momento, viene la represión. Parece una receta... ¡Es una receta! ¿Y por qué no ha cambiado? ¿seguimos siendo el mismo país que hace décadas? ¿no hemos avanzado en exigir al gobierno apertura y diálogo? Esto ha sucedido a lo largo del siglo pasado porque en México, después de la "guerra sucia" no han sentado en el banquillo de los acusados a los militares porque siguen en la misma oligarquía gobernando a este país. Entonces, la impunidad lo que va a generar es que se vayan acumulando los agravios, las violaciones de lesa humanidad en contra de la sociedad mexicana. Y lo más sorprendente es que con la entrada de Peña Nieto ahora tenemos toda la tecnología para registrar mejor las violaciones a los derechos humanos y ver casi en tiempo real algo como lo que sucedió en Nochixtlán. Y lo que vamos a observar es que crece el grado de letalidad de las Fuerzas Armadas a lo largo de estos últimos 45 años, sobre todo en los últimos tres años del gobierno de Peña Nieto. Estamos hablando de Tlatlaya, Ayotzinapa, Apatzingán, Tanhuato, Oztula y ahora Nochixtlán. Y no pasa nada. Relacionado: El PRI está en uno de los peores momentos de su historia ¿Ahí qué papel juegan los medios? Los medios tradicionales, industriales, pueden ser un gran aliado de un gobierno que busca impunidad a toda costa. Me parece que ahora ellos se han dado cuenta de que no tienen el control como lo tuvieron antes. Estos días se conmemora el golpe al periódico Excélsior en el que un Estado pudo dar un manotazo y provocar la salida de periodistas críticos. Ahora, aunque hay actos de censura, no pueden tapar la información. Después de lo que sucede en Nochixtlán, otros movimientos sociales se manifiestan a favor del magisterio y, por ejemplo, en el caso de Oaxaca tocaron algo profundamente sensible como es el que las comunidades indígenas decidieron apoyar el movimiento, porque las víctimas son de la comunidad. Esto no calculó el gobierno mexicano: que se active en Oaxaca y Chiapas un movimiento de apoyo a los maestros, quienes tienen un apoyo social muy importante. El EZLN tiene una visibilidad que no tenía y el EPR aconseja una autodefensa armada. Esto no significa crear focos guerrilleros, sino que para ellos esto es una guerra y tienen que estar listos para todo. ¿Y cómo entendemos hoy a esas guerrillas en los tiempos del narco en México? Muchos de los grupos subversivos están donde los cárteles tienen una fuerte presencia, ¿son aliados o enemigos? Hasta donde sé, a diferencia de otros casos latinoamericanos, como las FARC y sus pactos con el narcotráfico, en México la guerrilla es sui géneris. Es una guerrilla nacionalista y no se ha demostrado que tenga vínculos con el narcotráfico. En realidad, la actuación de los cárteles ha dificultado la actuación de agrupaciones guerrilleras en el país, como en Guerrero. Eso hace que los movimientos populares tengan un frente más de cual deban cuidarse cuando hacen acciones de propaganda o de reclutamiento. Probablemente por eso hemos visto más a la guerrilla en comunicados de papel que en la acción. Pareciera que al gobierno le conviene más tener cárteles en esas zonas, que movimientos sociales subversivos... Por supuesto. El uso de grupos criminales como células paramilitares ya se ha usado antes, por ejemplo, en Chiapas, donde grupos armados acosan, agreden, ejecutan a integrantes de comunidades zapatistas y de ese modo tienes a gente de la misma región actuando como un controlador de territorio. Y también existe la estrategia de contrainsurgencia geopolítica: se sabe que en los años 70, se usó la estructura de Inmecafé (el Instituto Mexicano del Café) para penetrar en las comunidades y ubicar a los líderes sociales. Hoy las organizaciones guerrilleras tienen más dificultades para moverse y eso las ha hecho recurrir a otras estrategias e, incluso, se han desplazado a otros territorios... ¿Cuáles son esos nuevos territorios? Por ejemplo, a la zona conurbada del Valle de México, puede ser... Y ante este escenario, ¿qué perspectiva tienen los movimientos sociales, armados o no armados, en México? En un escenario de convulsión en el que el grado de impunidad crece, con un Estado que desprecia las recomendaciones de organismos internacionales de derechos humanos, la violencia institucional genera más violencia popular. Me parece muy atinada la última frase de la contraportada de libro México armado: "sólo tomando el pulso del pasado, podremos adivinar lo que nos espera en el futuro". Y de ahí la importancia de releer lo que pasó en el país hace unas décadas. Y es tan reciente que muchos protagonistas siguen vivos. ¿Es 2018 un año para ver la explosión de los movimientos guerrilleros? Es curioso que en México los movimientos guerrilleros no han saboteado las elecciones. Incluso, a veces se manifiestan por una conciencia, a la hora de votar a un candidato. Yo no diría que hasta el 2018, creo que con la entrada de Peña Nieto emergen en el escenario mexicano expresiones de violencia popular que antes no teníamos, como las autodefensas y grupos ligados al anarquismo. Creo que después de Ayotzinapa yo no me esperaría a 2018, yo diría que ya estamos en el curso de un acontecimiento generado por la violencia y la impunidad. ¿Qué te gustaría que le dejara tu libro a alguien que lo lee por primera vez? Me gustaría que el libro ayude a las nuevas generaciones a comprender las razones de por qué vivimos en un país de masacres y desapariciones forzadas. En la dedicatoria pongo que es para todas las generaciones post 1968. Me encanta cuando un millennial me dice que lo ha leído y ha inspirado obras de teatro, performance, documentales, tesis. Los que más me buscan son estudiantes y algo les toca en la fibra interna y el primer sentimiento que me comparten es de sorpresa e indignación por lo que pasa en su país. Compartir Twitter TAGGED:AYOTZINAPANOCHIXTLÁNGUERRILLAOPOSICIÓNVICE BLOGIMPUNIDADINSURGENCIALAURA CASTELLANOSMÉXICO ARMADO VÍDEOS RELACIONADOS TÉRMINOS Y CONDICIONES © 2018 VICE MEDIA LLC
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CULTURA
"En México hay una guerrilla recurrente desde hace 45 años"
Oscar Balderas
jul. 13 2016, 2:53pm
Laura Castellanos habla sobre lo que ha visto como reportera experta en el tema de movimientos radicales: la guerrilla, el movimiento magisterial y la impunidad en México.
El 19 de abril de 2015, un hashtag tomó por sorpresa al gobierno mexicano:
#FueronLosFederales escalaba rápidamente en la lista de etiquetas más mencionadas por los usuarios de Twitter y seguido de esos 19 caracteres venía un alud de críticas a la administración de Enrique Peña Nieto.
Sorpresivamente, la red social se había convertido en una arena de protesta que exigía la renuncia del presidente y la raíz era una investigación periodística que reconstruyó lo que muchos llamaron un "crimen de Estado": la Policía Federal había asesinado a 16 civiles en Apatzingán, Michoacán, y creó un montaje para engañar a la población y decir que fue un enfrentamiento contra miembros del crimen organizado.
Aquel fue un trabajo de diez días en uno de los territorios más peligrosos del país, durante los cuales la autora se movió con sigilo para recopilar decenas de testimonios grabados que le permitieran explicar uno de los episodios más negros de las instituciones policiacas en el actual sexenio.
La mujer que puso en peligro su integridad para contar la historia de aquellas ejecuciones extrajudiciales se llama Laura Castellanos y, frente a mí, su apariencia parece más la de una maestra de Historia que la de una reportera que se atreve a moverse por donde muchos no podrían ni un pie.
Relacionado: A 20 años del levantamiento zapatista
Pero esos lentes de pasta, la blusa blanquísima, el tono de voz pausado frente a una taza de té, son engañosos: Laura arriesga tanto en cada texto, que su círculo cercano sabe que si ella está sumergida en una investigación es porque trae una carga explosiva que puede causar un sismo con epicentro en alguna oficina del gobierno de México.
Es una veterana en contar historias que incomodan al poder: ha escrito largamente sobre el movimiento zapatista en México, las autodefensas en Michoacán, la guerrilla en el sureste mexicano, la impunidad de las Fuerzas Armadas. Pero sobre todo, Laura es un tipo de reportera que parece estar en peligro de extinción en la era de las redes sociales: ella se empolva la ropa yendo a donde están las historias que la han hecho una especialista en los movimientos radicales en México.
De ese reporteo surgió la que probablemente sea su obra más famosa: México armado 1943-1981, un libro que relata cómo surge la lucha armada en el país del siglo pasado y cómo el gobierno mexicano aplastó a los movimientos populares.
El libro fue escrito a lo largo de 10 años y se publicó por primera vez en 2007, meses después de que el grupo guerrillero Ejército Popular Revolucionario (EPR) hiciera explotar varios ductos de Pemex para exigir la libertad de presos políticos arrestados durante el gobierno del presidente Felipe Calderón.
Ahora, este miércoles 13 de julio, a las 7 de la noche en Mérida 4, colonia Roma, Laura Castellanos presentará el lanzamiento de la edición de bolsillo de México armado. Y lo hace a un mes de la masacre de Nochixtlán en Oaxaca, como si el libro estuviera destinado a aparecer cada vez que la sociedad discute cómo el gobierno mexicano busca terminar con las revueltas sociales.
"El libro narra cómo fue destrozada una generación que decidió enfrentarse a un Estado irónicamente surgido de una revolución", dirá Laura Castellanos, sentada frente a mi, con una copia del primer ejemplar de México armado.
A unas horas del relanzamiento de su libro, Castellanos acaba de ser invitada por el Gobierno de Suecia a la celebración del 250 aniversario del Acta de Libertad de Prensa Sueca. Este evento hará un tributo a todas las mujeres periodistas "quienes desafían los discursos de odio y amenazas, persiguiendo su misión de proveer a los ciudadanos de información necesaria para hacer decisiones sobre sus vidas, sus comunidades, sus sociedades y sus gobiernos". A este acto también asistirán otras periodistas de la talla de Christiane Amanpour, Svetlana Aleksijevitj, Barkha Dutt.
Relacionado: ¿Quiénes son los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa?
Laura Castellanos habla para VICE sin tapujos sobre lo que ha visto como reportera experta en el tema de movimientos radicales: la guerrilla, el movimiento magisterial, la impunidad en México, 2018...
VICE: Laura, ¿por qué relanzar México armado en estas circunstancias para el país? ¿hay similitudes entre lo que pasaba en 2007, cuando se publica el libro por primera vez, y lo que estamos viendo hoy?
Laura Castellanos: El proceso de elaboración fue de 10 años y el libro fue rechazado por dos grandes editoriales. Me tardé tres años en que fuera publicado. En aquel entonces, en 2006, se estaba realizando "La otra campaña" por parte del Subcomandante Marcos con el EZLN recorriendo parte del país para registrar todas aquellas demandas de movimientos populares. Y en 2007, cuando presentamos el libro, cinco meses antes el EPR realiza los bombazos en Pemex, para exigir la presentación de sus dos líderes fundadores ¡Lo sorprendente es que nueve años después esas dos organizaciones se están visibilizando de nuevo!
¿La guerrilla y los movimientos armados siguen en México?
Tu míralo en quienes están apoyando al movimiento magisterial: por un lado, el EPR ha manifestado en comunicados o ha llamado al magisterio a que opte por la defensa armada y el EZLN ha donado diez toneladas de víveres en apoyo al movimiento..
El EPR es una guerrilla histórica, data de mediados de siglo pasado, ¿hay diferencias entre aquellos grupos y los que actualmente están en Oaxaca, Guerrero, La Huasteca?
Los conceptos siguen vigentes. Lo que hay son relevos generacionales. Es importante comprender que los movimientos guerrilleros pueden actuar de distintas maneras, no únicamente significa que haya focos guerrilleros armados recorriendo la sierra, sino que, por ejemplo, en el caso del EPR hay una estrategia de guerra popular prolongada que tiene periodos en los que simplemente hay un repliegue y hay un crecimiento en silencio.
¿Tú crees que estén acumulando fuerza para estallar pronto?
Por supuesto, aunque yo no sé si para estallar pronto o más adelante. No nos debe extrañar que ellos puedan surgir con alguna acción de impacto, o que su estrategia ahora sea la de la penetración a determinados movimientos populares para desde adentro llevar a una concientización o ideologización. Utilizan distintos tipos de tácticas.
Relacionado: Familias de asesinados y heridos por la Policía en Nochixtlán, Oaxaca, reclaman justicia
Hablemos de Nochixtlán y de lo conveniente que es que salga el libro cuando estamos discutiendo este tema, ¿ves algo de estas guerrillas, de estos grupos, en lo ocurrido en Oaxaca?
En días pasados salió una nota de Arturo Cano, reportero de La Jornada, en donde más bien identifica a civiles que actuaron como paramilitares. Fueron provocadores, lo cual no sería para nada extraño, porque eso ha sucedido también en otros momentos en los que de pronto aparecen civiles que lo que buscan es atizar y justificar una represión. Recuerdo, por ejemplo, cuando iniciaba el sexenio de Peña Nieto y hubo un ataque a Palacio Nacional, donde se ubicó a civiles que aventaban bombas molotov y se les identificó como infiltrados. Así es como se justifica la represión. Por ejemplo, en Apatzingán también se habla de que hubo civiles armados portando armas de otro calibre para que otros policías pudieran disparar y así justificar que había heridos con distinto calibre de armas.
Esa es una táctica vieja del gobierno. Cuando uno lee tu libro, se da cuenta de que se reciclan argumentos. Una de las cosas que me ha llamado mucho la atención es cuando el entonces secretario de Gobernación, Moya Plasencia, dice que en México no hay desaparecidos y que los presos políticos son terroristas o reventadores, ¿hay diferencias entre los argumentos de los antiguos gobiernos y los gobernantes de ahora?
No, porque en el poder está la misma oligarquía de entonces. Muchos de los que fueron victimarios en ese entonces, hoy están en la estructura militar. Esa pregunta me la habían hecho ayer: si actualmente es un momento propicio para que surgiera la guerrilla y yo comentaba que hay una "guerrilla recurrente"como la llamó el escritor Carlos Montemayor, desde hace 45 años. En el libro, y eso es lo que me parece más revelador, tú vas a encontrar que desde los años 40 un tal Rubén Jaramillo hizo el primer grupo de autodefensa de este país y vas a encontrar cómo se repite una y otra vez la actuación del poder para sofocar un movimiento de oposición
Es así: surge un movimiento de oposición que recurre a la vía legal y hay una cerrazón por parte del gobierno. El movimiento de oposición — sea campesino, estudiantil, académico — agota las vías jurídicas y llega a un proceso de radicalización en la que puede haber algún tipo de lo que llaman acciones de desobediencia civil como marchas, mítines, largas caminatas, cerrar alguna carretera y, de pronto, empieza una estrategia mediática de desprestigio de los líderes y de lo que actualmente llamamos criminalización del movimiento.
Entonces viene una estrategia de cooptación, de división, de detención de líderes y en algún momento, viene la represión.
Parece una receta...
¡Es una receta!
¿Y por qué no ha cambiado? ¿seguimos siendo el mismo país que hace décadas? ¿no hemos avanzado en exigir al gobierno apertura y diálogo?
Esto ha sucedido a lo largo del siglo pasado porque en México, después de la "guerra sucia" no han sentado en el banquillo de los acusados a los militares porque siguen en la misma oligarquía gobernando a este país. Entonces, la impunidad lo que va a generar es que se vayan acumulando los agravios, las violaciones de lesa humanidad en contra de la sociedad mexicana. Y lo más sorprendente es que con la entrada de Peña Nieto ahora tenemos toda la tecnología para registrar mejor las violaciones a los derechos humanos y ver casi en tiempo real algo como lo que sucedió en Nochixtlán. Y lo que vamos a observar es que crece el grado de letalidad de las Fuerzas Armadas a lo largo de estos últimos 45 años, sobre todo en los últimos tres años del gobierno de Peña Nieto. Estamos hablando de Tlatlaya, Ayotzinapa, Apatzingán, Tanhuato, Oztula y ahora Nochixtlán. Y no pasa nada.
Relacionado: El PRI está en uno de los peores momentos de su historia
¿Ahí qué papel juegan los medios? Los medios tradicionales, industriales, pueden ser un gran aliado de un gobierno que busca impunidad a toda costa.
Me parece que ahora ellos se han dado cuenta de que no tienen el control como lo tuvieron antes. Estos días se conmemora el golpe al periódico Excélsior en el que un Estado pudo dar un manotazo y provocar la salida de periodistas críticos. Ahora, aunque hay actos de censura, no pueden tapar la información.
Después de lo que sucede en Nochixtlán, otros movimientos sociales se manifiestan a favor del magisterio y, por ejemplo, en el caso de Oaxaca tocaron algo profundamente sensible como es el que las comunidades indígenas decidieron apoyar el movimiento, porque las víctimas son de la comunidad. Esto no calculó el gobierno mexicano: que se active en Oaxaca y Chiapas un movimiento de apoyo a los maestros, quienes tienen un apoyo social muy importante. El EZLN tiene una visibilidad que no tenía y el EPR aconseja una autodefensa armada. Esto no significa crear focos guerrilleros, sino que para ellos esto es una guerra y tienen que estar listos para todo.
¿Y cómo entendemos hoy a esas guerrillas en los tiempos del narco en México? Muchos de los grupos subversivos están donde los cárteles tienen una fuerte presencia, ¿son aliados o enemigos?
Hasta donde sé, a diferencia de otros casos latinoamericanos, como las FARC y sus pactos con el narcotráfico, en México la guerrilla es sui géneris. Es una guerrilla nacionalista y no se ha demostrado que tenga vínculos con el narcotráfico. En realidad, la actuación de los cárteles ha dificultado la actuación de agrupaciones guerrilleras en el país, como en Guerrero. Eso hace que los movimientos populares tengan un frente más de cual deban cuidarse cuando hacen acciones de propaganda o de reclutamiento. Probablemente por eso hemos visto más a la guerrilla en comunicados de papel que en la acción.
Pareciera que al gobierno le conviene más tener cárteles en esas zonas, que movimientos sociales subversivos...
Por supuesto. El uso de grupos criminales como células paramilitares ya se ha usado antes, por ejemplo, en Chiapas, donde grupos armados acosan, agreden, ejecutan a integrantes de comunidades zapatistas y de ese modo tienes a gente de la misma región actuando como un controlador de territorio. Y también existe la estrategia de contrainsurgencia geopolítica: se sabe que en los años 70, se usó la estructura de Inmecafé (el Instituto Mexicano del Café) para penetrar en las comunidades y ubicar a los líderes sociales. Hoy las organizaciones guerrilleras tienen más dificultades para moverse y eso las ha hecho recurrir a otras estrategias e, incluso, se han desplazado a otros territorios...
¿Cuáles son esos nuevos territorios?
Por ejemplo, a la zona conurbada del Valle de México, puede ser...
Y ante este escenario, ¿qué perspectiva tienen los movimientos sociales, armados o no armados, en México?
En un escenario de convulsión en el que el grado de impunidad crece, con un Estado que desprecia las recomendaciones de organismos internacionales de derechos humanos, la violencia institucional genera más violencia popular. Me parece muy atinada la última frase de la contraportada de libro México armado: "sólo tomando el pulso del pasado, podremos adivinar lo que nos espera en el futuro". Y de ahí la importancia de releer lo que pasó en el país hace unas décadas. Y es tan reciente que muchos protagonistas siguen vivos.
¿Es 2018 un año para ver la explosión de los movimientos guerrilleros?
Es curioso que en México los movimientos guerrilleros no han saboteado las elecciones. Incluso, a veces se manifiestan por una conciencia, a la hora de votar a un candidato. Yo no diría que hasta el 2018, creo que con la entrada de Peña Nieto emergen en el escenario mexicano expresiones de violencia popular que antes no teníamos, como las autodefensas y grupos ligados al anarquismo. Creo que después de Ayotzinapa yo no me esperaría a 2018, yo diría que ya estamos en el curso de un acontecimiento generado por la violencia y la impunidad.
¿Qué te gustaría que le dejara tu libro a alguien que lo lee por primera vez?
Me gustaría que el libro ayude a las nuevas generaciones a comprender las razones de por qué vivimos en un país de masacres y desapariciones forzadas. En la dedicatoria pongo que es para todas las generaciones post 1968. Me encanta cuando un millennial me dice que lo ha leído y ha inspirado obras de teatro, performance, documentales, tesis. Los que más me buscan son estudiantes y algo les toca en la fibra interna y el primer sentimiento que me comparten es de sorpresa e indignación por lo que pasa en su país.
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