domingo, 5 de abril de 2009

La Universalidad del Pensamiento Zapatista








La
Universalidad del Pensamiento Zapatista



El zapatismo
se incerta en la lucha antisistémica universal ya que su lucha
no es sólo por el reconocimiento de los pueblos originarios
mesoamericanos, sino contra cualquier tipo de exclusión
mundial.



Verónica
C.M.
 |
Rebumbio, A.C. | Hoy 1:29 | 



www.kaosenlared.net/noticia/universalidad-pensamiento-zapatista



      





Desde
una perspectiva simplista, se podría afirmar que el
levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN), el 1 de enero de 1994, provocó simpatías
a nivel nacional e internacional debido a que se presentaba como una
guerrilla conformada por indígenas encapuchados, armados, y
cuyo portavoz -un ladino (no indígena) que fumaba
pipa-declaraba la guerra al Estado mexicano.



La
lucha armada duró poco; 12 días después, el 12
de enero del mismo año, la Comandancia General del EZLN,
ordenó el cese al fuego e inició un largo periodo de
negociaciones con el Gobierno Federal del entonces Presidente de la
República, Carlos Salinas de Gortari y llegaron a su “fin”,
en abril del 2001, cuando el Congreso de la Unión firmó
una Reforma que, según el comunicado que publicó el Sub
Comandante Marcos, a nombre del EZLN, traicionaba los acuerdos de San
Andrés en lo general y, “en lo particular, la llamada
“Iniciativa de Ley de la COCOPA” en los puntos
sustanciales: autonomía y libre determinación, los
pueblos indios como sujetos de derecho público, tierras y
territorios, uso y disfrute de los recursos naturales, elección
de autoridades municipales y derecho de asociación regional,
entre otros”
[1].
El Gobierno había cambiado el término derecho
público
 por interés público;
esta palabra cambiaba todo el sentido de su significado original.



Pero,
¿por qué, un movimiento indígena localizado en
una zona selvática del Estado del sureste Mexicano, Chiapas,
devino en una negociación tan larga?, ¿cómo es
posible que, a 15 años de aquel levantamiento, siga atrayendo
simpatizantes y adherentes –nacionales y extranjeros- a su
lucha?, ¿por qué, el zapatismo, es considerado un
movimiento antisistémico – el más
importante a nivel mundial
? Respuestas a estos cuestionamientos
requieren ser explicadas desde una perspectiva no tan simplista.



El
objetivo del presente ensayo es intentar explicar
–que no responder- el carácter universal de las demandas
zapatistas en un momento de crisis estructural del sistema-mundo
capitalista (crisis de la modernidad), y cómo, su forma de
organización comunitaria (Juntas de Buen Gobierno) se presenta
ante el mundo como la posibilidad para crear “una sociedad más
racional y eficaz” (Villoro, 1992:103)



Un
cambio de estructuras



Fernand
Braudel y la escuela de los Annales, nos permiten hoy estudiar la
historia desde la perspectiva de las duraciones (los acontecimientos,
que son de cortísima duración; los coyunturales, que
duran unos años, una vida, por ejemplo y, los hechos de larga
duración, es decir, estructurales). Desde esta óptica,
se puede afirmar que la Edad Media fue una etapa estructural cuyo
nacimiento se puede situar en el siglo V con la caída del
Imperio Romano y llegó a su fin en el siglo XV con el
Renacimiento, el inicio de la época moderna que coincide o se
reafirma con el descubrimiento de América.



Cada
etapa (las hay anteriores) se diferencia por un núcleo de
creencias básicas, por el lugar que ocupa el ser humano en el
Universo. En la Edad Media, el hombre estaba supeditado a los
designios de un dios, tenía un papel que representar en un
mundo de jerarquías inamovibles; “cada ente tiende a
ocupar su lugar natural (…) cada ente obedece a su naturaleza,
la cual está regida por leyes que no puede rebasar”
(Villoro, 1992: 14) El centro del mundo es Roma, cuna de la
cristiandad y del imperio. Así mismo, el tiempo también
tiene un comienzo preciso: cuando Dios creó a Adán y
Eva. Luego, en el Renacimiento, el centro del mundo es el hombre
mismo, es la era de los grandes descubrimientos; “en este
universo sin fin todo es relativo, el orden no existe y todo queda
determinado por las relaciones que lo uno guarda con lo otro”
(Enríquez, 2004: 1). La modernidad se concibe como la Edad de
la Razón; el hombre, al ya no ser dominado por la voluntad de
un ser divino, al ser dueño de sus actos y de sus conquistas,
domina la naturaleza, construyó “una morada para el
hombre, mediante la técnica, el arte y el buen gobierno. En
los inicios de nuestra época, Francis Bacon proclamaba el
advenimiento del reino del hombre sobre la tierra” (Villoro,
2003: 18). A lo largo de estos 5 siglos, desde el Renacimiento, se ha
vivido una etapa estructural con un nacimiento, una consolidación
y una diversificación;



sería
ingenuo pretender reconocer en el racionalismo del siglo XVII, en la
Ilustración del XVIII, en el romanticismo o en el cientismo
positivista del XIX y XX los mismos rasgos de la imagen del mundo tal
como se presenta en el Renacimiento (Villoro, 1992: 84).



En
el siglo XV nació, también, lo que Immanuel Wallerstein
denomina la economía-mundo capitalista, es decir, la
explotación del hombre por el hombre. Han sido siglos de
conquistas, colonizaciones, revoluciones, la apropiación y
dominio de la naturaleza para beneficio humano, la ciencia, la
tecnología… La Era Moderna, ha sido un importante paso
hacia la emancipación del hombre, “la modernidad se
entiende fundamentalmente como dominio racional sobre la naturaleza y
la sociedad” (Villoro, 1992:93); sin embargo, diversos autores
afirman ésta, como la Edad Media y las anteriores, está
llegando a su final. Lucrecia Lozano, por ejemplo, afirma que aunque
durante estos cinco siglos se concibió a la naturaleza como
una fuente inagotable de recursos al servicio del hombre para su
explotación, hoy nace una conciencia ecológica que
considera al hombre sólo como una parte de ese mundo natural;
por otro lado, dice, la fortaleza y soberanía del
Estado-nación, se encuentran sometidas a la presión que
ejercen el capital y sus dueños –las corporaciones
multinacionales- y por su contraparte, la ejercida por una sociedad
civil cada vez más organizada y su irrupción en
“movimientos étnicos, separatistas y nacionalistas”
(Villoro, 2003: 14), estos grupos reafirman su singularidad,
desdibujando la centralidad de Occidente. Otra evidencia es la actual
crisis económica mundial que está obligando a los
Estados y a los dueños del dinero, replantearse el sistema
económico actual, el capitalismo. “El sistema-mundo se
encuentra ahora en una crisis estructural que lo dirige hacia su
propia desaparición” (Wallerstein, 2008: 256)



La
modernidad, la era de la razón pero también del
capitalismo, es un tiempo estructural que ha sufrido modificaciones y
alteraciones por diversos tiempos coyunturales; quizá el que
lo ha llevado a la crisis que, según importantes autores,
puede llevarlo a su fin es el neoliberalismo; el libre mercado
desregulado y mundial. Según Noam Chomsky, esta
internacionalización de la economía significa la
exportación de trabajo a regiones donde los salarios son muy
bajos, “es una medida para incrementar las utilidades de los
consorcios” (Chomsky, 1997: 12) generando desempleo en los
países de origen y, en el tercer mundo, se agudizan aún
más
 las diferencias entre un pequeño sector
extremadamente rico y el resto, sumido en la pobreza. La doctrina
global, como la llama Villoro, sus cuatro ideas-dilema: libertad
individual, debilitamiento del Estado, democracia y desarrollo
(Villoro, 2003: 23), sus resultados -en todo el mundo- han provocado
un creciente malestar que, lejos de generar la felicidad prometida,
ha pagado un alto precio: la exclusión.



Los
Excluidos



Como
Wallerstein afirma, la economía mundo capitalista que lleva ya
cinco siglos, ha encontrado, desde sus inicios, fuerte resistencia
por parte de las clases trabajadoras (Wallerstein, 2008: 60).
Explicar la historia de estas resistencias y sus consecuencias, nos
llevaría a extendernos demasiado, ya que, como afirmó
Marx, la historia de la humanidad es la historia de la lucha
de clases
; aún así, no podemos dejar de mencionar
que la historia de la resistencia hacia el capitalismo es, también
una resistencia de larga duración. En el siglo XIX, durante la
Revolución Francesa, el mundo vio por primera vez a grupos
organizados con demandas que se extendieron universalmente: libertad,
igualdad y fraternidad; durante estos dos últimos siglos se
dieron revoluciones democráticas cuyo ideal, en todas ellas
“era la instauración, mediante la razón, de una
sociedad emancipada, digna del hombre” (Villoro, 2003: 18)



Pero
la decepción más hiriente ha sido el despertar del
sueño revolucionario. La anunciada emancipación del
hombre condujo, en realidad, a una atroz barbarie en los países
que la intentaron; la apuesta por la igualdad llevó a la
opresión; el anuncio del hombre renovado, a una nueva forma de
esclavitud (Villoro, 2003: 19).



Porque
las ideas-lema del liberalismo: la libertad individual, la
democracia, el Estado debilitado y el desarrollo generan competencia;
competir significa que uno gana y otro pierde. Un Estado debilitado
se ve impedido de generar las condiciones mínimas para que
cada ser humano pueda satisfacer sus necesidades básicas; esta
carencia lo impide elegir; si no existe una igualdad de
oportunidades, la sociedad se escinde. Resultado: exclusión de
una parte de la sociedad.



En
1970, Immanuel Wallerstein acuñó el nombre de
movimientos antisistémicos para aglutinar, bajo un mismo
concepto, a los movimientos sociales y los nacionales que, de manera
distinta, se han organizado en contra del sistema económico
que los excluye; por un lado, los movimientos sociales son aquellos
que aglutinan a partidos políticos socialistas y sindicatos y,
por el otro, los movimientos nacionales que es la lucha organizada de
los pueblos oprimidos por un imperio. La diferencia básica
entre ellos radica en que su lucha se da desde distintos frentes: los
partidos, desde dentro del sistema y, los pueblos oprimidos, desde
fuera; su ruptura se dio cuando los partidos llegaron al poder y no
cumplieron la promesa de transformar el mundo. En la Revolución
Mundial de 1968, los revolucionarios denunciaron que estos partidos,
“no eran parte de la solución, sino parte del problema”
(Wallerstein, 2008: 147)



Si
es verdad que, a lo largo del sistema capitalista, ha habido muchas
movilizaciones en su contra, pocos han alcanzado el necesario
carácter universal que requiere. Sólo tres (los tres en
el siglo XX) han logrado que se les considere universalmente
legítimos y con hegemonía moral: el Congreso Nacional
Hindú (CNH) liderado por Gandhi, el Congreso Nacional Africano
de Africa del Sur (CNA) con Nelson Mandela a la cabeza y, el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el sub comandante
Marcos en México. Carlos Antonio Aguirre Rojas, suscribe esta
propuesta de Wallerstein, al afirmar que “estos movimientos, a
diferencia de otros, han logrado plantear preguntas de carácter
universal a través de conflictos locales y lograr dimensión
universal al proponer respuestas universales”
[2].
El movimiento de Gandhi, se pronunciaba en contra de cualquier tipo
de colonialismo en el planeta; Nelson Mandela, contra la
discriminación racial en el mundo y, la lucha indígena
de los zapatistas se ha convertido en una lucha anticapitalista de
todos los sectores excluidos.



El
1 de enero de 1994, el EZLN se levantó en armas contra el
Estado mexicano demandando la autonomía y derechos para los
pueblos indígenas. 500 años de explotación, de
exclusión, de injusticias, devinieron en la organización
indígena que impugna “nunca más un México
sin nosotros”
[3].
En el transcurso de 15 años, el zapatismo ha contado con el
apoyo y adhesión de miles de personas y colectivos alrededor
del mundo que no sólo simpatizan con una lucha indígena
localizada en un punto concreto del planeta; sino que, además,
se identifican y comparten su protesta contra la exclusión en
todo el mundo. El EZLN, a través de La Otra Campaña, ha
logrado tejer “una red solidaria de intercambio y experiencias,
de búsqueda y de construcción, desde abajo”
(Rojas, 2008: 2). Podemos reafirmar el carácter antisistémico
y universal del zapatismo cuando concluyen que la exclusión
desaparecerá cuando desaparezca quien lo genera, el
capitalismo; saben que para cambiar las condiciones que oprimen a sus
pueblos indígenas en Chiapas, deben cambiar el mundo.



Juntas
de Buen Gobierno; regreso a la Comunidad



A
pesar de la universalidad del capitalismo, éste se ha
desarrollado con más fuerza en los países más
occidentalizados como Europa y Estados Unidos; en los países
del tercer mundo, la modernidad se vive sólo en ciudades y
zonas urbanas, es decir, aún subsisten formas de organización
antiguas. Existen países del tercer mundo que están
entrando en la modernidad cuando ésta está en crisis;
esta es una situación, según Luis Villoro,
privilegiada, ya que “podemos elegir lo que fue avance y
liberación en el proyecto moderno e intentar prevenir sus
consecuencias indeseables” (Villoro, 1992: 104); es decir, no
se trata de renunciar al avance innegable (tecnológico,
científico y de derechos humanos) que legó la
modernidad, sino su ejercicio para fines de restauración y
equilibro entre los seres humanos y la naturaleza; es decir, lograr
una racionalidad más alta. No estamos hablando de volver al
pasado, sino de construir un futuro que, como dice Villoro proyecte
“una vida colectiva que, sin negar los logros de la modernidad,
recobre valores comunitarios” (Villoro, 2003: 32) En México,
por ejemplo, a pesar de la colonización, existen aún
poblados indígenas que mantienen el sentido de la comunidad y
coexisten con instituciones modernas.



El
zapatismo, está creando un “modelo universal de
funcionamiento para los nuevos movimientos antisistémicos, en
términos organizativos, discursivos y de estrategias…
(a través de las Juntas de Buen Gobierno)… ahí
se gesta un mundo nuevo no capitalista, donde no rige la lógica
económica, de lucro y de obtención de la mayor
ganancia, sino una lógica de economía solidaria, donde
no funciona el individualismo posesivo (…) sino una lógica
de fraternidad” (Aguirre, 2008: 2), del mandar
obedeciendo
.



En
estas comunidades, la tierra no es una mercancía sino un bien
común; el trabajo es colectivo; los puestos de gobierno son
servicios desinteresados y que todo individuo está obligado a
participar; los funcionarios ocupan una función por tiempo
limitado sin goce de sueldo y las decisiones son tomadas en
asambleas. Carlos Lenkersdof, quien vivió durante un tiempo
cerca de las comunidades zapatistas describe una asamblea: “En
la asamblea todos toman la palabra y discuten: al final de la
discusión un anciano interpreta y resume la decisión a
que se ha llegado. Anuncia: “nosotros pensamos y decidimos…
(…) Se ha logrado un consenso expresado por la palabra
nosotros” (Villoro, 2003; 30)



Dice
John Holloway
[4] que
existen dos formas de entender el zapatismo:



una
es en términos de lo espectacular, de los comunicados y la
comandancia y la presencia de Marcos, que es importante y muy
inspirador. La otra forma de entender el movimiento es en términos
del proceso mucho menos visible de transformación de las
relaciones sociales a través del trabajo cotidiano, a través
de las Juntas de Buen Gobierno, a través de las luchas de
todos los días de miles y miles de campesinos”
(Holloway, 2008: 02) 



Conclusión



Aunque
el zapatismo responde algunas preguntas universales sobre qué
hacer y cómo en este momento de crisis sistémica y de
cruciales decisiones, es impensable imitarlos al pié de la
letra. No podemos dejar las ciudades para irnos a vivir a la selva.
No podemos aislarnos o rechazar las ventajas que nos dio el
liberalismo; no podemos dejar de vestirnos, de comprar alimentos,
negar los beneficios de la tecnología. Y esta es,
precisamente, otra de las propuestas del zapatismo: que cada uno,
desde su realidad, construya una forma de organización alterna
comunitaria. Esta labor no es sencilla; de hecho, es un
cuestionamiento que aún no está resuelto; requiere
imaginación, creatividad y mucho compromiso.



El
zapatismo es universal porque incluye en sus demandas a los
excluidos, no sólo de los indígenas; también a
los sin tierra, a los grupos de migrantes, a los homosexuales, a los
jóvenes, a los ancianos, a las mujeres, a los hombres; a todos
los que no formamos parte de ese 1% de privilegiados que se han hecho
dueños de nuestro mundo.



Este
momento histórico nos obliga a tomar una decisión:
dejarnos llevar por la inercia del sistema, para ver a dónde
nos lleva o empezar a construir una manera más digna de vivir;
que nos incluya a todos. Es quizá una Utopía pero,
como dice Leo Basi, las utopías deberían ser para la
izquierda, con que la fe para los creyentes. 



Bibliografía



·Aguirre
Rojas
, Carlos Antonio (2008) “Historia a Contrapelo”,
entrevista de Gualberto Díaz; México



·Chosmky,
Noam (1997) “Pocos Prósperos, Muchos Descontentos”,
entrevista de David Barsamian. Siglo XXI Editores; México.



·Enríquez,
Sara Luz (2004) “La Modernidad en sus Inicios”,
disponible en:
http://actores-sociales.blogspot.com/2006/12/ponencia.html



·Holloway John
(2008) “Grietas y Rebeldías”, entrevista de
Gualberto Díaz; México.



·Villoro,
Luis (1992), “El Pensamiento Moderno”, Fondo de Cultura
Económica; México.



·Villoro,
Luis (2003), “De la libertad a la comunidad”



·Wallerstein,
Immanuel (2008), “Historias y dilemas de los movimientos
Antisistémicos”, Ed. Contrahistorias; México.










[1] Comunicado
del Comité Clandestino Revolucionario Indígena.
Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, del 29 de Abril del 2001. Disponible en:
http://palabra.ezln.org.mx



[2] Entrevista
a Carlos Aguirre Rojas, realizada por el sociólogo Gualberto
Díaz en mayo de 2008



[3] Nunca
más un México sin nosotros, fue la declaración
de los pueblos indígenas durante el Congreso Indígena
realizado en la ciudad de México el 11 de octubre de 1996.



[4] Abogado
marxista que ha contribuido al desarrollo de la teoría crítica
afirmando que no se puede cambiar el mundo tomando el poder, sino a
través de la práctica cotidiana de rechazo al
capitalismo. Este pensamiento lo ha desarrollado en cercanía
al zapatismo. Entrevista realizada por el sociólogo Gualberto
Díaz el 23 de Octubre de 2008.



http://www.negrayroja.blogspot.com








CANAL 6 DE JULIO



Ayudó
Canal 6 de Julio a formar la memoria colectiva del país



http://www.jornada.unam.mx/2009/04/05/index.php?section=espectaculos&article=a08n1esp



El
documental sólo puede cambiar las cosas si la gente lo hace
suyo: Mario Viveros



Uno de
los mayores apremios es hacer un respaldo digital de su enorme
archivo





Canalseisdejulio
La Jornada presentaron el video Zapatistas,
crónica de una rebelión
 en las instalaciones
del Faro de Oriente, el 13 de septiembre de 2003Foto Alfredo
Domínguez



Tania
Molina Ramírez



 



El Canal 6 de Julio cumple 20
años de documentar aspectos fundamentales de la vida social y
política de México. Desde la campaña electoral
de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, con los impresionantes
mítines en la región de La Laguna, hasta el movimiento
de resistencia contra un tiradero de residuos tóxicos en
Zimapán, Hidalgo, incluyendo la producción de un filme
histórico sobre la intervención, en 1968, de la CIA en
México.



Esta productora posee, quizá,
el archivo más rico de imágenes de las pasadas dos
décadas, con entrevistas y fotos exclusivas.



Su acervo ayuda a formar la
memoria colectiva de este país, resumió el camarógrafo,
editor y realizador Mario Viveros, integrante del equipo del canal.



La urgencia por informar, por
darle herramientas a la gente para que esté enterada y luego
pase a la acción, ha llevado al equipo a realizar 62
documentales, un promedio de tres por año.



Se trata de informar,
analizar, investigar y dar un punto de vista que se contrapone a las
versiones oficiales, explicó Nancy Ventura, productora del
canal.



El trabajo del canal es
necesario, aunque muy marginal, opinó por su lado
Viveros. Tenemos una posición clara, no jugamos a la
objetividad.



El abanico es amplio, aunque
se enfatizan ciertos temas: los procesos electorales, el papel de los
medios de comunicación electrónicos, los derechos
humanos, los movimientos sociales y la guerrilla. Recientemente
tocaron el tema del medio ambiente.



Con sus
cintas se puede hacer una especie de radiografía del país.
Basta echarle un vistazo a algunos títulos del
catálogo: ZapatistasTeletiranía,FobaproaAventuras
en Foxilandia
,Habla el ERPI Tlatelolco, las
claves de la masacre
.



Este último filme es
probablemente el más conocido del canal. Reúne la más
completa recopilación de imágenes del 2 de octubre de
1968.



Algunos
documentales han nacido por la urgencia de informar algo, comoRomper
el cerco
 (sobre Atenco). Antes funcionábamos
mucho al calor de los hechos, tratábamos de ser los primeros
en acercarnos al acontecimiento, como ocurrió en Chiapas, dijo
Nancy Ventura.



Otros
son temas que el canal cree importante poner sobre la mesa,
como¿Adiós a la izquierda?, que ofrece material
para un debate de qué ha hecho la izquierda en estas décadas
recientes.



Ahora hacemos documental con
investigación más profunda, siguió Ventura.



En conjunto, se trata de un
archivo riquísimo que incluye no sólo lo incorporado a
los documentales, sino también lo que quedó fuera.



Hoy, uno de los mayores
apremios del canal es hacer un respaldo digital de todo ese material.
Para empezar, sólo 12 de 62 documentales están en dvd,
pero también tenemos muchísimas horas en formatos
ya descontinuados, ademáshay archivos que no tiene nadie: el
plebiscito del 93 (sobre la elección de gobernantes en la
ciudad de México), imágenes de la campaña del
88, un acervo importante sobre grupos armados, registros parciales de
luchas obreras y entrevistas, explicó Carlos Mendoza, fundador
del canal.



La Filmoteca de la UNAM tiene
interés en hacer un respaldo que quede bajo su custodia,
siguió Mendoza. Pero hacen falta recursos para llevarlo a
cabo.



El respaldo digital sería
de gran utilidad para la gente que llega a consultar los archivos. A
veces simplemente necesita revisar el material, y en otras requiere
usarlo para alguna cosa. Nos lo piden muchísimo y lo
cedemos, dependiendo del proyecto, porque hay un compromiso con el
material, hay esa confianza con el canal de que vas a usar el
material correctamente, explicó la productora.



Por su parte, el camarógrafo
Pablo Ramos, quien apenas iba a entrar a la primaria cuando inició
la productora, dijo que los documentales deberían ser un
medio para preservar la historia, un poco como las primeras planas
que se imprimieron de las gacetas que ahora nos sirven para hacer una
investigación. El documental tiene que hacerse con esa visión
hacia el futuro, de que sean para consulta posterior. La principal
función del documental sería servir como consulta, para
conocer la historia.



Además, más
allá del documental, el archivo es importante para futuras
consultas.



Romper el cerco



Respecto del peso que un
documental pueda tener para que las cosas cambien, Mario Viveros
opinó que depende de qué tanto la gente se apropie
de él y lo utilice; no depende de ti, sino de los movimientos
sociales y los ciudadanos.



Viveros
mencionó el caso de Romper el cerco, que fue
ampliamente distribuido por organizaciones y activistas vía
Internet y ayudó a difundir, en México y afuera, lo que
estaba ocurriendo en Atenco. Al canal llegaron colaboraciones de
gente que había hecho “subtítulos en alemán,
portugués, italiano…”



Romper
el cerco
 fue un caso especial en varios sentidos: se hi-zo
rápido (en tres semanas) por la urgencia de informar, se
realizó en colectivo (con ProMedios, Indymedia y otros) y se
subió a Internet con copyleft (por oposición
copyright), explicó Viveros.



Debido a que toca temas
políticos delicados, la productora ha sufrido allanamientos y
llamadas telefónicas y correos electrónicos
intimidatorios.



El colchón



El Canal 6 de Julio se
mantiene al margen de apoyos gubernamentales o de empresas privadas y
casi no participa en festivales. La mayor parte del
financiamiento viene de encargos que nos piden, explicó
Ventura. La venta de los videos y los trabajos externos nos
permiten seguir produciendo. Filmaron campañas políticas
para Cuauhtémoc Cárdenas, Lázaro Cárdenas
y Andrés Manuel López Obrador; lo ganado sirve
de colchón, explicó Ventura.



Altas y bajas



Carlos Mendoza comenzó
a trabajar en documentales a mediados de los años 70. Su
primera aproximación fue un proyecto que nunca cuajó
sobre la Tendencia Democrática de los trabajadores
electricistas, con una entrevista al dirigente Rafael Galván.



Luego
Mendoza estudió en el Centro Universitario de Estudios
Cinematográficos. Entre 1979 y 1983 él y Carlos Cruz
realizaron tres documentales premiados: Chapopote,Chahuistle y Los
encontraremos
.



Tiempo
después hizo un documental acerca del movimiento universitario
en 1986. El resultado fue UNAM: la fuerza de la razón.



Luego
fue invitado a filmar la campaña presidencial de Cuauhtémoc
Cárdenas en 1988. En mayo de ese año sacaron Tiempo
de esperanza
, un registro de todos los días con el
candidato. Tratábamos de vender copias y la gente decía,
¿para qué lo quiero? No había la costumbre del
video, recordó Mendoza.



En
septiembre sacaron Crónica de un fraude, acerca de
lo ocurrido en el proceso electoral del 88: “Fue un asunto
sorprendente: las copias volaron, hicimos una exhibición
concurridísima en un cine al sur de la ciudad, la gente
dio portazo. Se hicieron más proyecciones. Y,
sobre todo, se difundió de mano en mano. Como anécdota
te cuento de gente que subía televisor y videocasetera a su
coche y se iba a recorrer las comunidades para exhibir la cinta. Creo
que es la primera vez (en México) que un documental
independiente llena una sala, recupera económicamente, brinda
ganancias a la productora y tiene una difusión tan amplia”.



Fue en este contexto que se
fundó el Canal 6 de Julio, en enero de 1989.



Nunca creimos que duraría
más de un año, pensamos que el canal acompañaría
lo que quedaba del movimiento y que se harían dos o tres
trabajos y ya.



Han sido 20 años de
altibajos. Los integrantes del canal opinan que está vinculado
con la efervescencia social.



En 1991
estrenaron el documentalSan Luis: lección de dignidad,
acerca del movimiento cívico encabezado por Salvador Nava, el
cual tuvo gran éxito.



En 1994,
como para confirmar el estrecho vínculo entre los tiempos
sociales y los del canal, cuando hizo su aparición pública
el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN),
otra vez el trabajo del canal repuntó. El primer
documental, bastante malo, pero muy inmediato, se vendió
de manera impresionante. Siguieron varias producciones sobre este
tema, hasta llegar al recuento más completo,Zapatistas,
crónica de una rebelión
.



En el caso del EZLN, así
como de otros movimientos armados y sociales, el canal podía
entrar donde otras no. Y a la inversa: a los actos oficiales
teníamos que ir a escondidas.



A lo
largo de 20 años han hecho coproducciones con organizaciones
no gubernamentales, sindicatos y medios de comunicación
(con La Jornadacoprodujeron Tlatelolco y Zapatistas).



Actualmente,
entre otros proyectos, trabajan en actualizar La guerra
oculta
, sobre la militarización de la vida civil, y en una
producción que por ahora se llama Protestar es un
derecho
(coproducción con la Red Nacional de Organismos
Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos y
Todas), una reflexión de cómo el gobierno actual
ha criminalizado la protesta social, anunció Mario Viveros,
quien dirige estos dos documentales.