martes, 29 de mayo de 2012

A 50 años de su asesinato. Jaramillo, la enseñanza vigente

A 50 años de su asesinato
Jaramillo, la enseñanza vigente

El grupo armado enviado por el jefe de la zona militar llegó a la casa
de Rubén, la rodearon, aprehendieron a toda la familia y se la
llevaron a la zona arqueológica de Xochicalco, donde los ejecutaron, y
donde hoy, 50 años después, se celebró una emotiva ceremonia para
recuperar la memoria histórica.
Gloria Muñoz y Ricardo Montejano


Fotos: Jaime Quintana Guerrero



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Xochicalco, Morelos. 23 de mayo de 2012. El crimen fue un miércoles,
como hoy, hace 50 años. Varias señales indicaban que la seguridad de
Rubén Jaramillo, dirigente campesino que continuó la lucha zapatista
por la tierra en Morelos, estaba rota: la negativa del entonces
presidente Adolfo López Mateos a recibir a Jaramillo; el desalojo de
la toma de tierras de los llanos de Michapa y El Guarín por el
ejército; y el allanamiento, días antes, de la casa de la colonia La
Malinche, en el Distrito Federal, a la que siempre llegaba Rubén. Ahí
rompieron colchones, destrozaron muebles en busca de armas y
documentos comprometedores. En esa ocasión el líder campesino no llegó
a dormir a esa casa sino a la de su compañero Mónico Rodríguez, donde
confirma la noticia del cateo.

Este acontecimiento hizo que Rubén "se pusiera rojo de coraje", como
recordó en su momento Mónico Rodríguez, y dijera: "guerra querían,
guerra van a tener". Mónico y Rubén, junto con Othón Salazar y otros
dirigentes ferrocarrileros tenían ya planeada la formación de una
nueva organización que pusiera a salvo a los elementos de la dirección
y desarrollara múltiples movimientos locales que se irían coordinando
poco a poco. Era más parecido al modelo vietnamita que al cubano,
recién estrenado en el Caribe, priorizando la elevación ideológica de
los miembros para foguearse en luchas concretas.

Ya tenían escogidas unas cuevas en la cordillera del Chichinautzin
para resguardar a la dirección del movimiento con el enlace de cinco
de sus compañeros de absoluta confianza.

El 23 por la mañana Mónico Rodríguez envía a Tlaquiltenango a su hijo
Javier con un mensaje para Rubén: "Urge ya, hermano", fueron sus
palabras. A su regreso, Javier observa un convoy de hombres armados
vestidos de campesinos, con el corte de pelo tipo militar, enfilándose
a Tlaquiltenango. Empiezan los rumores en la radio que después se
irían confirmado: Rubén Jaramillo fue asesinado junto con su esposa
Epifania Zúñiga y sus hijos Ricardo, Filemón y Enrique. Los
encontraron con señales de tortura y tiro de gracia al pie de las
ruinas de Xochicalco.

El grupo armado enviado por el jefe de la zona militar llegó a la casa
de Rubén, la rodearon, aprehendieron a toda la familia y se la
llevaron a la zona arqueológica de Xochicalco, donde los ejecutaron, y
donde hoy, 50 años después, se celebró una emotiva ceremonia para
recuperar la memoria histórica. Su esposa Epifania estaba embarazada.

Con la presencia de don Félix Serdán Nájera, de 95 años, uno de los
pocos jaramillistas sobrevivientes, y de su esposa Emilia Aurora;
además de Zoia y Marina Rodríguez Galarza, hijas de Mónico Rodríguez;
Francisco Guerrero Garro y otros de sus compañeros, revivieron hoy,
justo en el lugar de su ejecución, anécdotas e historias que rescatan
el legado de un "verdadero revolucionario", como lo definió el
antropólogo Gilberto López y Rivas.

"Yo no puedo a cambio de nada traicionar a los hombres de mi clase,
por lo que estoy dispuesto a sacrificar mi propia vida para sostener
esta lucha de campesinos y obreros", son las palabras de Jaramillo que
recordó Plutarco Emilio García en una ceremonia llena de símbolos, con
flores rojas frente a la placa que marca el punto del asesinato a
mansalva.

López y Rivas recuerda el testimonio ofrecido en 1962 por un niño que
la mañana del 23 de mayo de 1962 merodeaba la zona arqueológica de
Xochicalco y presenció cuando los militares exigían a Jaramillo que se
arrodillara, lo cual no sucedió y murió de pie.

Los más allegados a Rubén se fueron a Xochicalco a exigir los cuerpos,
mientras Mónico Rodríguez y Francisco Guerrero, burlando la vigilancia
militar de la casa allanada en Tlaquiltenango, rescataron papeles
importantes, la bandera nacional, la máquina de escribir y otros
objetos personales que actualmente resguarda el museo comunitario
Rubén Jaramillo Menes.



2 comentarios en "Jaramillo, la enseñanza vigente"

Qué se puede decir más del Generoso Rubén Jaramillo, que su sacrificio
en vida, y la sangre derramada por él y la de su familia, no regó
estérilmente esta lastimada tierra morelense, a pesar de que la
justicia no logre aún llegar a la inmensa mayoría, a los más débiles
que sin embargo, más temprano que tarde despertarán.. y ya se va
despejando el horizonte.
javier Seghura


http://desinformemonos.org/2012/05/xochicalco/