jueves, 3 de enero de 2013

#EZLN El regreso del zapatismo, aliento para los movimientos sociales

El regreso del zapatismo, aliento para los movimientos sociales
Sábado 29 de Diciembre de 2012 10:50

Epifanio Díaz Sarabia/Barra Informativa

Oaxaca, diciembre 2012.- Fueron dieciocho largos años los que pasaron
desde que emergiera el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) en el sureste mexicano cuestionando el capitalismo desde una
mirada profundamente indígena, desde esos años a la fecha mucho de
nosotros nunca dejamos de pensar que un día, sea por estrategia o por
la espera de lo que algunos llaman se dieran las "condiciones
objetivas" de lucha, el EZLN volvería a la carga en contra de los que
se hicieron, en un momento de la historia, los dueños de estas
tierras.

El surgimiento del EZLN en 1994 marcó una nueva etapa en la lucha
global que sostenían los movimientos sociales de todo el mundo en
contra del capitalismo y la globalización. El zapatismo lo mismo
alentó la propagación de los movimientos sociales, que de organismos
de defensa de derechos humanos y de diversidad cultural; de debates
académicos sobre cuestiones de identidad y derechos indígenas, de los
derechos colectivos frente a los derechos individuales, entre otros
muchos temas, de los cuales nos interesa destacar dos: a) la
confirmación del carácter revolucionario de los pueblos originarios
que el mismo José Carlos Mariátegui le hubiera dado gusto asistir y,
b) el replanteamiento de una añeja preocupación que ha movido a
grandes generaciones de filósofos y revolucionarios, de lo que se debe
hacer para transformar nuestra sociedad en una sociedad más justa,
más equitativa, en un mundo donde quepan muchos mundos, en palabras
del mismo zapatismo.

Ante el supuesto rechazo de las izquierdas de cambiar el mundo a
través de la toma del poder del Estado, el EZLN fijó una estrategia de
lucha basada en la conformación de fuerzas locales de organización a
través de barrios, colonias y comunidades indígenas, principalmente.
De esta práctica se fueron construyendo nuevas teorías relacionadas
con los movimientos sociales que sustentaron esta nueva forma de
transformar la sociedad, entre las cuales destaca el trabajo de John
Holloway,"Cambiar el mundo sin tomar el poder", 2002, que lo mismo fue
bien aceptado por algunos, que recibió severas críticas por otros al
minimizar el papel que juegan los Estados contemporáneos en los
procesos hegemónicos de dominación política y cultural, para solo
asumir actitudes de rechazo y la organización de pequeños espacios de
resistencia frente al Estado.

Los dieciocho años cumplidos hoy por el zapatismo (muchos de ellos con
más de treinta de años lucha desde que se enfilaron a la lista del
EZLN), seguramente que servirán para analizar los resultados
obtenidos, sobre todo, en lo que hace a las apuestas autonómicas, y la
elaboración de nuevas proyecciones políticas en la vida nacional y
global. Desde nuestro modesto punto de vista, a excepción de las
reformas constitucionales logradas, las autonomías en su sentido
político no pudieron, en un primer momento, propagarse como se
esperaba que sucediera, lo cual refleja, por un lado, la solidez de un
sistema hegemónico de dominación en nuestra sociedad, pero también
porque la mayoría de los municipios con asentamientos de pueblos y
comunidades indígenas son relativamente autónomos, como en el caso de
Oaxaca, que reconoce la figura de elecciones por usos y costumbres en
la integración de los cabildos municipales, que deja fuera de este
proceso a los partidos políticos y; contrario a lo que piensan algunos
colegas, nosotros creemos que no puede existir un de movimiento
revolucionario o de reforma social sin un liderazgo, ese fue la gran
ausencia en los dieciocho años de vida del EZLN: la conducción de los
movimientos sociales emergentes y diversos, y el impulso directo de
las autonomías como un instrumento de transformación social.

En la búsqueda de nuevas estrategias de lucha y elaboraciones
conceptuales, a lo que llamamos la filosofía de la praxis, el EZLN
necesariamente tendrá que volver a viejos planteamientos teóricos y
estrategias de lucha (hasta en tanto que no existan otros elementos
conceptuales aceptados por los propios movimientos sociales)
considerados por muchos ya superados, me refiero al socialismo, siendo
así el replanteamiento estratégico del EZLN no debe descartar la toma
del poder del Estado (obviamente no nos estamos refiriendo a la vía
electoral) como un objetivo a seguir en la justa aspiración de un
mundo mejor para todos, como tampoco al movimiento indígena que hoy
por hoy sigue siendo el corazón del movimiento zapatista, como muchas
otras organizaciones que existen en nuestro país, entre los que
destaca el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT). De hecho,
esta idea no es nueva, porque ya impregnada en los programas iniciales
del EZLN, pues así lo dijeron en enero de 1994: "Los exhortamos a que
se sumen a nuestro movimiento pues el enemigo que enfrentamos, los
ricos y el Estado, son crueles y despiadados y no pondrán límites a su
naturaleza sanguinaria para acabar con nosotros. Hace falta darle la
pelea en todos los frentes de lucha y de allí que la simpatía de
ustedes, su apoyo solidario, la difusión que le den a nuestra causa,
el que hagan suyos los ideales que exigimos, el que se incorporen a la
revolución levantando a sus pueblos donde quiera que se encuentren,
sean factores muy importantes hasta el triunfo final." .

Finalmente el retorno del EZLN resulta alentador, sobre todo porque
millones caímos en un tipo de desencanto político a partir de que
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dejara correr impunemente el
regreso del PRI al gobierno, pero como ya lo habíamos advertido, no
podía esperarse más de un movimiento socialdemócrata como el que
encabeza AMLO. Por ello la declaración del EZLN, en tan sólo cinco
líneas alienta nuestra lucha, porque es una declaración de batalla, de
movimiento, de dialéctica que habla sobre las actuales contradicciones
del capitalismo y el papel que debemos asumir en esta batalla, para
esperar airoso el mañana.
http://www.barrainformativa.com/index.php?option=com_content&view=article&id=3168:el-regreso-del-zapatismo-aliento-para-los-movimientos-sociales&catid=40:opinion&Itemid=59

José Gil Olmos: EZLN, la apuesta civil

EZLN, la apuesta civil
José Gil Olmos
2 de enero de 2013 · 6 Comentarios
Análisis
Conmemoran bases zapatistas 19 años de existencia. Foto: Germán Canseco
Conmemoran bases zapatistas 19 años de existencia.
Foto: Germán Canseco http://media.proceso.com.mx/media/2012/12/zap12-440x293.jpg

MÉXICO, D.F. (apro).- El Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) decidió celebrar a puerta cerrada el pasado 31 de diciembre sus
19 años de existencia desde que lanzó la declaración de guerra contra
el Estado mexicano, aquella mañana del 1 de enero de 1994.

Lo que se consideraría como un gesto de ensimismamiento, en realidad
podría ser el primer paso del EZLN hacia una nueva etapa de
vinculación con los movimientos sociales del país que se encuentran en
crisis.

Durante estos años el zapatismo ha evolucionado no sólo en la parte
militar, sino también en la política, pero no en los términos de
partidos y organizaciones que buscan el poder, sino de participación
activa de la vida social de México y del mundo.

Sin levantar la declaración de guerra que emitió en su primera
aparición pública tras los primeros diálogos con el gobierno federal
en febrero de 1994, el EZLN hizo a un lado las armas y se dedicó a
establecer redes con distintas organizaciones sociales, al mismo
tiempo que avanzó en su propio proyecto de crear gobiernos autónomos
en los pueblos indígenas de los altos, selva y norte de Chiapas.

A partir de la creación de los Aguascalientes en 1995, como centros de
reunión de los pueblos indígenas con la sociedad civil, el movimiento
insurgente empezó a tener los primeros acercamientos reales con las
organizaciones sociales de México y de muchos países. Pero quizá desde
antes, con los diversos encuentros –como la Convención Nacional
Democrática, de agosto de 1994–, los zapatistas comenzaron a
fortalecer sus redes sociales de apoyo, sin dejar de ser un ejército
beligerante.

Nunca, durante estos años, tuvieron la tentación de apoyar las causas
políticas de partidos o de personajes como Cuauhtémoc Cárdenas o
Andrés Manuel López Obrador. Al contrario, su actitud crítica y la
decisión de no participar en las elecciones los alejaron de esos
grupos de poder.

Todo este tiempo el EZLN le apostó a la sociedad civil, por eso
realizó las dos giras (la marcha de los mil 11 y la otra campaña)
para, desde abajo y a la izquierda, tejer las relaciones con
agrupaciones y pueblos indígenas, campesinos, urbanos, de derechos
humanos, estudiantiles y hasta con algunos gremios sindicales, como el
los electricistas, dando lugar al surgimiento de nuevas expresiones de
organización como el Congreso Nacional Indígena.

Sin embargo, estas redes, estos puentes, muy pronto empezaron a
debilitarse, hasta romperse en algunos casos.

En tanto, el EZLN, como agrupación militar indígena, siguió su propio
proceso interno de resistencia y de organización política autónoma. A
pesar de estar cercados por el Ejército, dieron paso a la integración
de regiones autogobernadas por las propias comunidades, representadas
en las Juntas de Buen Gobierno, y crearon sus propias escuelas,
clínicas, formas de organización comunitaria y centros de recreación
independientes de los gobiernos federal y estatal.

Así, mientras los zapatistas continuaban con su proyecto en la región,
el resto del país cambió, pero no para bien. El crimen organizado,
vinculado o integrado al poder político, creció hasta convertirse en
un grupo de poder capaz de crear un estado paralelo en varias regiones
del país. La pobreza también aumentó, lo mismo que el desempleo, la
corrupción y la impunidad.

La sociedad civil se atomizó perdiendo espacios y presencia.

Las últimas agrupaciones sociales han surgido más por una tragedia que
por un proyecto social de organización, como es el caso de Fuerzas
Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (FUNDEM) y el Movimiento
por la Paz con Justicia y Dignidad, que agrupan a las familias de las
víctimas de la guerra contra el narcotráfico declarada por Felipe
Calderón.

El movimiento estudiantil #YoSoy132, surgido durante el proceso
electoral de 2012, no dio el estirón y más bien se ha quedado
marginado en las propias escuelas, en medio de un asambleísmo
desgastante.

En tanto, las organizaciones campesinas e indígenas están debilitadas
por el abandono y la marginación de los últimos gobiernos panistas y
por el crecimiento del poder del narcotráfico, que se ha apoderado de
grandes extensiones de tierra, en las cuales ya no se siembra el maíz,
sino la mariguana y la amapola.

Frente a esta crisis social y de los movimientos ciudadanos, el EZLN
vuelve a salir a la luz pública lanzando su apuesta por la sociedad
civil. Siendo el único grupo con calidad ética y moral, es tal vez el
único que puede hacer esa convocatoria de unidad, sobre todo ahora que
el PRI ha regresado al poder con la mano dura y autoritaria por
delante.

Habrá que esperar las iniciativas sociales y pacíficas que el
subcomandante Marcos anunció en uno de sus últimos comunicados. Habrá
que ver cuáles son las propuestas de vinculación con las nuevas
agrupaciones sociales y, sobre todo, habrá que esperar las nuevas
acciones que prepara el EZLN, que en estos 19 años siempre ha
sorprendido con una creatividad difícil de encontrar en el mundo de
las agrupaciones sociales y ciudadanas.

http://www.proceso.com.mx/?p=329285

Neil Harvey: Contrainsurgencia y resistencia zapatista

Neil Harvey: Contrainsurgencia y resistencia zapatista
Por
Proyecto Ambulante
– 1 enero, 2013Publicado en: Nacionales, Recientes

21Las marchas silenciosas de miles de zapatistas en cinco cabeceras de
Chiapas, el 21 de diciembre, lograron recordar a la sociedad dos
cosas: la capacidad organizativa del EZLN y su vigencia política.
Contra aquellos que decían que el zapatismo era cosa del pasado, los
aproximadamente 40 mil indígenas que participaron en las
movilizaciones demostraron el fracaso de la estrategia
contrainsurgente que han aplicado los diferentes gobiernos durante los
pasados 18 años. La marcha también demostró la renovación de las bases
del movimiento, con la participación de nuevos cuadros de jóvenes
hombres y mujeres que han crecido en el mismo periodo y, a pesar de
todas las agresiones en contra de sus comunidades autónomas, mantienen
vivas las demandas. Como en otras ocasiones, los zapatistas escogieron
un día fuera del calendario de los partidos políticos para llevar a
cabo estas marchas. Al contrario, celebraron el inicio de una nueva
era maya y al mismo tiempo afirmaron la actualidad y vigencia de las
luchas de los pueblos indígenas por sus derechos colectivos y la
autonomía.

Aunque la movilización demuestra una vez más su capacidad
organizativa, es preciso no olvidar las consecuencias de las
agresiones en su contra a lo largo de estos 18 años. El zapatismo ha
tenido que defenderse del Ejército Mexicano y de los diversos grupos
paramilitares, los cuales, dentro de una política contrainsurgente
implementada desde enero de 1995, han intentado desgastar a las bases
de apoyo y crear las condiciones propicias para dividir comunidades y
sembrar el miedo. El alto grado de organización que los zapatistas
demostraron el 21 de diciembre también se ha manifestado en casi dos
décadas de resistencia para no caer en las provocaciones de sus
opositores y así seguir construyendo alternativas autónomas.

Por lo tanto, es preocupante que los grupos paramilitares sigan
operando en el estado. A lo largo del 2012 las cinco Juntas de Buen
Gobierno (JBG) zapatistas difundieron varias denuncias de agresiones
de grupos armados que buscan quitarles tierras o robarles los
productos del trabajo de las comunidades. Un ejemplo reciente es la
agresión de miembros del grupo Desarrollo, Paz y Justicia a la
comunidad Nuevo Poblado Comandante Abel, ubicada en el municipio
autónomo La Dignidad (oficialmente, Sabanilla) en la zona norte de
Chiapas.

Según el Informe de la Caravana de Solidaridad y Documentación al
Nuevo Poblado Comandante Abel (www.sipaz.
org/images/stories/boletines/Informe_Caravana_.pdf), el 6 de
septiembre unos 55 agresores armados llegaron a la comunidad y tiraron
balas para agredir a los zapatistas. El grupo invasor construyó su
propio campamento y trincheras a la orilla de un río donde se
posicionaron para amenazarlos con armas. En pocos días, el número de
este grupo creció a 150 y sus integrantes tomaron la mitad de las 147
hectáreas de la comunidad. Los observadores de la caravana constataron
que las balas habían alcanzado las paredes de la escuela autónoma y
las tiendas cooperativas. En vez de enfrentar a los agresores, la
mayoría de las bases de apoyo zapatistas salieron y, después de
caminar en el monte por dos a tres días, encontraron refugio en otra
comunidad, San Marcos. Durante este lapso, las mujeres y niños
sufrieron enfermedades y hambre, mientras los zapatistas que se
quedaron en la comunidad no pudieron salir a sus milpas. Una situación
similar vivieron cuatro familias que tuvieron que salir de la
comunidad Unión Hidalgo debido a amenazas de un grupo de priístas.
Historias como estas eran muy comunes en los años 90, sobre todo
durante las semanas después de la ofensiva militar del 9 de febrero de
1995, ordenada por el entonces presidente Ernesto Zedillo. El hecho de
que estas agresiones aún ocurran con frecuencia debe llamar la
atención para que se tomen acciones con la finalidad de detenerlas y,
en su lugar, poner en práctica los Acuerdos de San Andrés.

Cabe señalar que uno de los logros de las JBG ha sido la creación de
mecanismos autónomos para resolver conflictos. Varios estudios sobre
la autonomía zapatista han documentado la importancia de estos
espacios para que los grupos no zapatistas puedan resolver disputas
sin costo y con personas de la misma comunidad y posición
socioeconómica. Los zapatistas también reconocen la necesidad del
acceso a la tierra de otras familias que no participan en la
organización. Ejemplo fue la fundación del mismo Nuevo Poblado
Comandante Abel en mayo del 2012, cuando la comunidad de San Patricio
decidió reubicarse en un predio distinto y así evitar mayores
conflictos. Como explica un comunicado de la JBG de Roberto Barrios
(11 de septiembre), la decisión de reubicarse fue "para que ellos
tengan su parte porque también tienen derecho a la vida".
(enlacezapatista.org.mx).

Sin embargo, como hemos mencionado, las agresiones continúan debido a
los intereses políticos que buscan desgastar a las bases de apoyo
zapatistas. No obstante, la resistencia sigue, como dicen los
integrantes de la JBG en la zona norte: "lo que nos hace el mal
gobierno intentando invadir, es su manera de guerra y desgaste para
rendirnos. No dejamos nuestra lucha y no nos vamos a rendir; ellos
piensan que sí, pero no nos vamos a rendir. Nuestra lucha es por la
tierra y la nación". (Informe de la Caravana de Solidaridad y
Documentación).

Los zapatistas, al no aceptar el asistencialismo del gobierno, han
demostrado que sí es posible poner en práctica diversos proyectos
autónomos que respondan a las necesidades sociales, económicas y
políticas de las comunidades. Por eso los gobiernos han tratado de
reprimir, achicar, dividir, cooptar o, ante la imposibilidad de todo
esto, simplemente ignorar su presencia. Ante esta realidad, las
recientes marchas dan cuenta de la vitalidad de la autonomía indígena
que, a pesar de las agresiones, sigue siendo una alternativa con
amplio respaldo popular en Chiapas, en México, y un ejemplo para el
mundo.

* Profesor-investigador de la Universidad Estatal de Nuevo México,
autor del libro La rebelión de Chiapas.
La Jornada

http://www.proyectoambulante.org/?p=30664