miércoles, 25 de febrero de 2015

Acuerdos de San Andrés: significado y trascendencia

Acuerdos de San Andrés: significado y trascendencia

Detalles
Publicado el Sábado, 14 Febrero 2015 21:54

Francisco López Bárcenas es un testigo de excepción, partícipe directo
y analista indígena reconocido, de los Acuerdos de San Andrés firmados
entre el Gobierno de México y los Pueblos Indígenas de ese país bajo
el liderazgo del EZLN y las Bases de Apoyo Zapatistas. El 16 de
febrero se cumplen 19 años de la firma de este histórico Acuerdo que
fue despreciado luego por todo el establecimiento político, todos los
partidos, las élites y el poder en México, luego de recibir el apoyo
de las mayorías ciudadanas y la sabiduría de los pueblos indígenas. No
sólo fue una demostración de la ilegitimidad total que caracteriza al
régimen que ocupa (algunos dicen "gobierna") México desde hace mucho
más de un siglo, sino que, según explica el autor y documenta en algún
detalle, el motivo para impedir la ratificación de los acuerdos es
evidente: abrir la puerta al despojo transnacional que se consolida
hoy con las reformas que ha pasado el actor de turno, Enrique Peña
Nieto. De ratificarse los acuerdos, México habría protegido a sus
pueblos, su naturaleza, los derechos y libertades de toda la población
y la seguridad pública entre otros logros. Nada de esto era tolerable
para el proyecto del Libre Comercio. México pertenece a sangre y fuego
a las transnacionales. El terror se ha impuesto como Estado. El
despojo como rutina. La mentira desde cortes y danzas cortesanas como
máscara que nadie cree y así, el plan avanza desde hace mucho más de
19 años. México no ratificó los acuerdos porque los indígenas en ellos
defendían un México que está siendo aplastado por los que caminan
sonrientes y de rodillas entregándolo a manos llenas. Después de
Ayptzinapa, esto empeora. Ahora mienten, matan y desaparecen de manera
más abierta. Pero algo quedó claro también con la negociación y los
Acuerdos de San Andrés, México y este Continente son posibles de otro
modo. Otro mundo es posible. El mundo que los pueblos indígenas,
arraigados en los territorios y tejiendo las palabras y acciones desde
abajo pueden construir. Eso queda reiterado año tras año desde hace 19
años. Pueblos en Camino.



Acuerdos de San Andrés: significado y trascendencia





Este 16 de febrero se cumplen 19 años de que se firmaron los Acuerdos
sobre Derechos y Cultura Indígena entre el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno federal, también conocidos
como Acuerdos de San Andrés. Después de cinco meses de negociaciones,
en un proceso inédito en la historia de México, en donde participaron
cientos de autoridades indígenas, intelectuales de ellos mismos y
académicos que han dedicado su trabajo profesional al estudio de los
pueblos indígenas; después de que la comandancia del EZLN consultó a
sus bases y el movimiento indígena, a las suyas, se firmaron dichos
documentos, en los que el gobierno mexicano reconocía el yerro
histórico de excluir a los pueblos indígenas y se comprometía a
reformar el Estado para incluirlos dentro la sociedad nacional,
reconociendo sus derechos. Como se sabe, al final el gobierno
desconoció esos acuerdos mientras los pueblos, fieles al valor de la
palabra, los convirtieron en su constitución política y base para su
reconstitución.



A 19 años de aquella histórica firma es importante recordarla porque
tiene varias implicaciones. Una de ellas es que al transcurso de dos
décadas han quedado claros los motivos de la resistencia de los
representantes del gobierno federal a incluir a los pueblos indígenas
como sujetos de derecho público y reconocer su derecho al territorio,
que son los mismos por los que después se negaron a cumplirlos: sus
reformas legales y sus políticas apuntan a despojarlos de ellas. Ellos
ya lo sabían y algunas muestras habían dado de sus intenciones, aunque
todavía no sacaban todas sus cartas. Las reforma del año pasado para
privatizar el aprovechamiento de los hidrocarburos, la producción de
energía eléctrica y de gas es la culminación de ello; pero antes
reformaron las leyes para apoderarse de los minerales, el agua y la
biodiversidad, todos elementos naturales muy codiciados por las
empresas trasnacionales.



El incumplimiento de los acuerdos dejó el campo libre para que las
empresas mineras despojen a los pueblos, nahuas, wixaritari, ñuú savi,
zapotecos y totonacos, como sucede en los estados de Jalisco,
Guerrero, Colima y Puebla; para que el gobierno despoje de su agua a
los yaquis, guarijios, mixtecos, zapotecos, chatinos, coras y
wixaritari, que luchan por mantener vivos sus ríos y contra el
Acueducto Independencia y las presas Pilares, Paso de la Reina, Las
Cruces la Parota y El Zapotillo. Otras luchas importantes son las que
libran los binizaá e ikoots del istmo oaxaqueño, los mayas
peninsulares y los kiliwa bajacalifornianos contra las empresas
eólicas; la defensa del maíz nativo contra la invasión del
transgénico, que se desarrolla en varias comunidades de Jalisco,
Oaxaca, Tlaxcala, Chiapas y Guerrero; o la comercialización de la
biodiversidad; o la obra privada, presentada como pública o
comunitaria, como la construcción de carreteras o proyectos
turísticos. Son la expresión de la nueva colonización y para llevarla
a cabo, los acuerdos les estorbaban.



Los acuerdos tienen otra significación muy importante para los tiempos
que corren. Por primera vez en la historia de México, los pueblos
indígenas, a través de sus propias autoridades, pudieron sentarse en
igualdad de circunstancias con las autoridades del gobierno para
plantear sus demandas. Y aunque al final el gobierno desconoció los
acuerdos que se tomaron, tiene importancia porque expresa la manera en
que deberían tratarse los asuntos públicos: abiertamente, de cara a
los interesados y no por cúpulas políticas que solo representan sus
intereses de grupo. Es importante tenerlo presente ahora que un sector
del movimiento social propone un constituyente para refundar el país.
Razones le sobran a los promoventes, pero para que prospere habría que
cuidar las formas y los tiempos de todos los sectores sociales para
asegurar su participación, como hace 19 años lo hizo el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional con los pueblos indígenas de México.



Imagen de la voluntad despreciada por los que ocupan México



A 19 años de la firma de los acuerdos sobre derechos y cultura
indígena. los pueblos siguen en lucha por hacerlos realidad. Pese a
que muchos digan que no hay movimiento indígena porque no protesta en
las calles o llena plazas públicas, el movimiento indígena está tan
movido como en sus mejores tiempos y quienes participan dan la batalla
por sus derechos. Lo hacen a su manera y sus tiempos, echando mano de
sus recursos y aprovechando los que otros sectores solidarios les
aportan, siempre que respeten sus decisiones. Por eso no se les ve en
las calles. Esa es otra enseñanza, que aunque no sean visibles ahí
están presentes, enseñando el camino que ofrecen para superar nuestra
situación y construir otro mundo. Porque como hace 19 años dijeron:
otro mundo es posible.


Francisco López Bárcenas

La Jornada

Febrero 14 de 2015

http://www.jornada.unam.mx/2015/02/14/opinion/019a1pol

http://www.pueblosencamino.org/index.php/donde-estamos/lectura-de-contexto/1215-acuerdos-de-san-andres-significado-y-trascendencia