domingo, 1 de noviembre de 2009

“Se necesita más valor para estar en el movimiento pacífico”

"Se necesita más valor para estar en el movimiento pacífico" | Milenio.com

Dom, 01/11/2009 - 05:26
Foto: Martín Salas

En la casa de la cultura de Azcapotzalco, entre canciones campesinas y pinturas de Emiliano Zapata y Ernesto Guevara, Gloria Arenas y Jacobo Silva, fundadores del ERPI, recién liberados tras diez años de prisión, se arrinconan para contar sus primeras impresiones, ya desde la libertad.

Además de haber sido guerrilleros, son pareja. Jacobo a veces abraza ligeramente a Gloria, quien carga un ramo de rosas rojas que alguien le acaba de dar. La entrevista con MILENIO se alarga como la lluvia de la noche y en algún momento Gloria reflexiona sobre su futuro: "Siempre he pensado que se necesita más valor para estar en el movimiento social pacífico". Jacobo —tez morena, mirada recia— asiente y aunque aclara que continuará en la lucha social legal, no duda en decir que su "corazón" está con el ERPI, el grupo guerrillero que se escindió del EPR a finales de los 90.

Ustedes no negaron nunca ser guerrilleros. ¿Qué pasó por su mente cuando estaban en los juzgados asumiéndolo?

Gloria: En el momento de la detención y, digamos, el secuestro y la tortura, no nos preguntaron si éramos guerrilleros. Ellos sabían de Antonio y Aurora, nuestros nombres clandestinos en ese tiempo. Toda la tortura y las preguntas fueron enfocadas a querer tratar de obtener información que les permitiera detener a otras personas y sobre la organización, la estructura, lo que les permitiera dañar a la organización exclusivamente.

Donde nosotros reconocemos efectivamente que somos rebeldes es ya ante las autoridades, ante el juez. Aunque nos lo preguntaron, ya sabían que pertenecíamos al ERPI, yo como Aurora, él era Antonio, y sin ponernos de acuerdo: fue una decisión personal, cada quien tomó esa decisión.

De todas las privaciones que implica la cárcel, ¿cuál fue la más difícil de sobrellevar?

Jacobo: Por un lado la impunidad con la que actúan las autoridades, estar en una zozobra constante, no saber lo que va ocurrir y estar viendo lo que ocurría con otros presos. Eso por un lado, y por el otro, la lejanía de la familia más cercana, en particular de Gloria. Estuve nueve años y medio sin verla, hasta que la libertad nos uniera otra vez.

¿Qué es lo buscan ahora, en libertad?

Jacobo: Pues primero que nada, en cuanto a participación política, la lucha legal en general, la búsqueda de la legalidad es lo que me queda, y acompañando esa forma de lucha pues está la cuestión de la pintura. Para mí fue un sacrificio no pintar durante casi cinco años y ahora puedo reiniciarlo acompañado también de la escritura. Porque tengo muchas cosas que escribir, y estar en un lugar como aquél da la oportunidad de conocer cosas a veces increíbles por experimentar, tener vivencias que también son increíbles, así que hay que plasmarlas.

¿Cómo qué cosas?

Jacobo: Conocer al enemigo desde dentro, o conocer gente que estuvo en el campo contrario narrando cómo se ve una guerra revolucionaria pero desde el gobierno, conocer a los que torturaban, escuchar pláticas de cómo era la tortura, escuchar cómo eran sus asesinatos políticos... son cosas que resultan impactantes.

¿Cambia la percepción de ellos, se vuelven más humanos, qué pasa?

Jacobo: Pues es nada más ubicar qué es lo que lo mueve y es ver que son mentalidades muy especiales y que hay de todo, hay gente que en particular me platicaba lo que le tocó hacer y no solamente por presunción, sino con la propuesta de 'si quieres lo hago público, llámame como testigo y digo lo que hice, sé que me pueden asesinar, pero lo hice y lo puedo sostener si es que tú me lo pides'. No me atreví a pedírselo porque implicaba que una persona como esa me podía asesinar o me podía mantener muchos años en la cárcel. Por eso no usé su testimonio, pero son impactantes las cosas que ellos hicieron, y pues es una experiencia que se puede usar para escribir algún día sobre ella, algo que enriquece la personalidad por el conocimiento de un mundo totalmente extraño, diferente, ajeno y hasta contrario al que uno se movía.

¿Tienen una idea de lo que van a hacer ahora que están libres?

Gloria:Una idea en general es mantenernos en el movimiento social. No descalifico ninguna forma de lucha, pero ahorita estamos colocados en esta trinchera y desde esta trinchera nosotros resolvemos y decidimos permanecer. Siempre he pensado que se necesita más valor para estar en el movimiento social pacífico que estar en la lucha armada, porque en la clandestinidad, la clandestinidad te protege y las personas que han permanecido en el movimiento pacífico durante las represiones han aguantado. Ahora nos toca hacerlo a nosotros. En términos generales es algo que tenemos que platicar nosotros. Queremos continuar el camino juntos.

¿Tienen algo que decir sobre las amenazas de otros grupos guerrilleros?

Jacobo: En lo particular yo no sé cuál es la situación actual al respecto. Lo que sé es lo que había hace diez años. Sé que había sentencia de muerte y no sé cuál sea la situación ahora. Puede ser que el Ejército Popular Revolucionario haya recapacitado, no he tenido acceso a ninguna información. Ellos tienen la palabra, no depende de nosotros, no sé qué haya de parte de ellos por el momento.

En estos diez años recientes, ¿qué fue lo mejor que vivieron?

Jacobo: Lo mejor para mí fue haber estado unos meses con Ignacio del Valle (líder de Atenco), fue una experiencia hermosa, la voy a recordar para toda la vida, con mucho orgullo, con mucho cariño para el compañero. Fue algo fantástico conocer a una persona así, sobre todo en un medio de esa naturaleza. Es un oasis después de convivir con gente que tiene otra visión. Estar con él era como estar como un hermano, la pasé de lo mejor. No escribí, no pinté, no hice nada más que hablar con él, disfrutarlo, a un hombre tan entero, tan íntegro y tan valioso. Me siento orgulloso de haber estado con él, es algo que no voy a olvidar.

Otra experiencia es la pintura, campo de lucha y expresión que no pensé que pudiera, y que experimenté y me dio muchas satisfacciones.

Gloria: Yo tuve varios momentos que podría decir fue lo mejor. Uno fue con nuestra hija después de nueve años de no verla dentro de la prisión. Cuando ella pudo viajar a México y visitarnos. Otro momento muy especial es el contacto con el movimiento. También, cuando pude leer la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN. En ese momento en que uno está pensando que hay que hacer algo y ver que coincide, eso es muy especial, el tener el poder de decir: 'mi esfuerzo lo puedo unir al de muchos otros y que sea real'.

¿Qué lugares extrañan?

Jacobo: La sierra, el espacio donde viven los indígenas y espero el momento de estar ahí más adelante, porque es una experiencia inigualable estar entre el pueblo indígena que en todo momento me apoyó enormemente y al cual le debo mucho. Va a ser muy bonito reencontrarme con ese sector.

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