viernes, 27 de abril de 2012

SIETE VIENTOS EN LOS CALENDARIOS Y GEOGRAFÍAS DE ABAJO

Festival Digna Rabia
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, 2 de enero del 2009.

SIETE VIENTOS EN LOS CALENDARIOS Y GEOGRAFÍAS DE ABAJO.

Primer Viento: una digna juventud rabiosa

Buenas noches.

Sintrófisa, síntrofe, Ekseyerméni Eláda. Emís, i pió mikrí, apó aftí
ti goniá tu kósmu se jeretáme.
Déksu ton sevasmó mas ke ton zavmasmó mas giaftó pu skéftese ke kánis.
Apó makriá mazménume apó séna. Efjaristúme.

(Espero no haber dicho una grosería, lo que quise decir fue
"Compañera, compañero, Grecia rebelde. Nosotros, los más pequeños,
desde este rincón del mundo te saludamos. Recibe nuestro respeto y
admiración por lo que piensas y haces. Desde lejos aprendemos de ti.
Gracias.")

I

De las violencias y otras cosas.

Desde hace mucho tiempo, el problema de los calendarios y las
geografías han desvelado y develado al Poder. En unos y en otras ha
visto (y verá) cómo su flamante engranaje de dominación se atasca y
descompone. Por eso es que trata de poner mucho cuidado en el manejo
de las geografías y los calendarios.

En las geografías puede parecer más claro: en su torpe truco, que este
Festival ha develado, Grecia queda muy lejos de Chiapas. Y en las
escuelas se enseña que México queda separado por un océano de Francia,
el País Vasco, el Estado Español, Italia. Y si vemos un mapa, podemos
notar que Nueva York queda muy al norte de la Chiapas indígena
mexicana. Algo que fue refutado hace unas horas por las compañeras y
compañeros del Movimiento Justicia para el Barrio. Y la Argentina
queda muy al sur de esta tierra, algo desafiado por el compañero de
Solano que acaba de hablar.

Pero ni arriba ni abajo hay esa separación. La brutal globalización
neoliberal, la IV Guerra Mundial que le decimos los zapatistas, puso a
los lugares más distantes en simultaneidad espacial y temporal para el
flujo de riquezas… y para su apropiación.

Ya no más los cuentos fantasiosos sobre los supuestamente heroicos
descubridores-conquistadores, que vencían con espada y cruz la
debilidad de quienes eran "civilizados". En lugar de las 3 carabelas,
una computadora de alta velocidad. En lugar de un Hernán Cortés, un
títere simultáneo hecho gobierno en cada rincón del planeta. En lugar
de espadas y cruces, una maquinaria de destrucción masiva y una
cultura que tiene en común con el "fast food" no sólo su omnipresencia
(Mc Donalds, como dios, está en todas partes), también su difícil
digestión y su nulo poder nutritivo.

Y esa misma globalización hace que las bombas de los gobiernos israelí
y norteamericano caigan en Gaza al mismo tiempo que estremecen el
mundo entero.

Con la globalización el mundo entero de arriba se nos puso a la mano…
mejor dicho, a la mirada y a la conciencia. Las bombas que asesinan
civiles palestinos son también una advertencia que hay que aprender y
asimilar. Y el zapatazo a Bush en Irak puede ser reproducido en casi
cualquier rincón del planeta.

Y todo va de la mano del culto a lo individual. El entusiasmo que
despertó entre los bien portados el zapatazo a Bush (que sólo
evidencia la mala puntería del periodista), es festinar un gesto
valiente pero inútil e intrascendente para lo fundamental, como
semanas después lo demuestra el apoyo del gobierno de Bush al crimen
que el gobierno israelí perpetra en territorio palestino… y, perdonen
si desilusiono a alguien que haya encendido sus velas al pie de la
imagen de Barack Obama, que el sucesor de Bush respalda.

Y mientras la mala puntería en Irak provoca aplausos, la insurrección
en Grecia provoca preocupaciones: "Hay el peligro", alertan y
exorcizan, "de que la rebelión en Grecia se extienda al resto de
Europa".

Ya hemos escuchado y leído lo que nos comunica la rebelde juventud
griega de su lucha y de lo que enfrenta. Lo mismo de quienes en
Italia se preparan para resistir a la fuerza del gobierno. Y la lucha
cotidiana de nuestr@s compas en el norte del norte.

Y frente a esto allá arriba todos sacan sus diccionarios y encuentran
la palabra "violencia" y la contraponen a "institucionalidad". Y sin
darle contexto, es decir, posición de clase, acusan, juzgan y
condenan.

Y nos dicen que es violenta la juventud griega que hace arder la
península helénica. Claro que se edita, se mutila, se borra el hecho
de que la policía asesinó a un joven.

En México, en la geografía marcada por la ciudad del mismo nombre, un
gobierno de izquierda institucional asesinó a un grupo de jóvenes,
adolescentes en su mayoría. Un sector de la intelectualidad
progresista guardó un silencio cómplice argumentando que eso era para
distraer la atención del público, supuestamente puesta en el carnaval
en que se convirtió la supuesta defensa del petróleo. La agresión
sexual posterior a las mujeres jóvenes en los separos de la policía se
perdió entre el sonido de los bombos y platillos anunciando una
consulta que después fue un fracaso. Y, en cambio, no se condenó la
violencia de la policía, que, contra lo que se dijo, no actuó
desordenadamente. Esa policía ha sido preparada desde hace años para
reprimir, hostigar y abusar de jóvenes, de vendedores ambulantes, de
trabajador@s sexuales, de colonos y de todo aquel que disienta del
gobierno de las pistas de hielo, los mega espectáculos al estilo
Fujimori y las recetas para hacer galletitas. Y no hay que olvidar
que la doctrina que anima a esta policía fue importada a la Ciudad de
México por el hoy presidente "legítimo" de México cuando era jefe de
gobierno del DF.

En la Ciudad de México y en Grecia los gobiernos asesinan jóvenes.

La mancuerna gubernamental EU-Israel marca ahora en Gaza la pauta a
seguir: es más efectivo matarlos cuando son niños.

Ya antes, en México, en el presente calendario serán ya 10 años,
jóvenes estudiantes de la UNAM levantaron un movimiento que desesperó
a la izquierda bien portada que, histérica como hoy, los calumnió y
desprestigió con ferocidad. Y también entonces se dijo que era un
movimiento violento para distraer la atención de la gris campaña
electoral del gris candidato presidencial del gris partido de la
revolución democrática. Ahora, 10 años después, habría que recordar
que la UNAM sigue siendo pública y gratuita gracias al empeño de esos
hombres y mujeres, jóvenas y jóvenes a quienes hoy saludamos.

Pero en nuestro dolorido México quienes se llevan el primer lugar en
usos y abusos de manosear el término "violencia" son Felipe Calderón
Hinojosa y medios de comunicación que lo acompañan (cada vez menos,
por cierto). El señor Calderón, aficionado a los juegos de
computadora de estrategia en tiempo real (su juego favorito, lo
declaró alguna vez, es "Age of Empires" -"la época de los imperios"-),
decidió que, en lugar de pan y circo, al pueblo había que darle
sangre. Como el circo ya lo dan los políticos profesionales y el pan
está muy caro, Calderón decidió, apoyado en un bando de
narcotraficantes, hacerle la guerra al otro bando. Violando la
Constitución, sacó al ejército a cumplir labores de policía,
ministerio público, juzgado, carcelero y ejecutor. Que esa guerra la
está perdiendo lo sabe cualquiera que no sea de su gabinete, – y que
la muerte de su pareja sentimental fue un asesinato, también se sabe
aunque no se publique-.

Y en su guerra, las fuerzas del gobierno de Calderón tienen en su
haber el asesinato de no pocas personas que nada debían, de niños y de
no natos.

Con Calderón al frente, el gobierno de México va un paso delante de
los de Estados Unidos e Israel: él los mata desde que están en el
vientre materno.

Pero se dijo, y todavía lo repiten locutores y editorialistas, que se
iba a usar la fuerza del Estado para combatir a la violencia del
crimen organizado.

Y cada vez más se ve que el crimen organizado es quien dirige la
fuerza del Estado.

Aunque tal vez todo se trate de una inteligente estratagema de
Calderón y su objetivo sea distraer la atención de la gente. Ocupado
como está el público con el sangriento fracaso de la guerra contra el
narcotráfico, puede que no se dé cuenta del fracaso calderonista en
política económica.

Pero volvamos a las condenas a la violencia que desde arriba se hacen.

Hay una trasmutación tramposa, una falsa tautología: dicen condenar la
violencia pero en realidad condenan la acción.

Para ellos, los de arriba, la inconformidad es un mal del calendario
o, cuando también se desafía a éste, una patología cerebral que se
cura, según algunos, con mucha concentración mental, poniéndose en
armonía con el universo y así todos somos seres humanos… o ciudadanos.

Para estos violentos pacifistas todos son seres humanos: lo es la
joven griega que levanta la mano con una molotov en ella y el policía
que asesina a los Alexis que en el mundo han sido y serán; lo es el
niño palestino que llora en el funeral de sus hermanitos muertos por
las bombas israelíes y el piloto del avión de combate con la estrella
de David en el fuselaje; lo es el señor George W Bush y el
indocumentado asesinado por la Border Patrol en Arizona, EU; lo es el
multimillonario Carlos Slim y la mesera de un Sanborns que debe viajar
3 ó 4 horas para llegar al trabajo y salir de él y si llega tarde la
despiden; lo es el señor Calderón, quien se dice jefe del ejecutivo
federal mexicano, y el campesino despojado de su tierra; lo es el
señor López Obrador y los indígenas asesinados en Chiapas a quienes ni
vio ni oyó; lo es el señor Peña Nieto, depredador del Estado de México
y el campesino Ignacio Del Valle, del FPDT, preso por defender a los
pobres; en fin, lo son los hombres y mujeres que tienen la riqueza y
el poder, y las mujeres y hombres que no tienen nada más que su digna
rabia.

Y allá arriba demandan y exigen: "Hay que decir no a la violencia,
venga de donde venga"… teniendo cuidado de hacer énfasis si la
violencia viene de abajo.

Según ellos, todos y todas deben ponerse en armonía para que sus
diferencias y contradicciones se resuelvan y gritar la consigna: "el
pueblo armado también es explotado", refiriéndose a soldados y
policías.

Nuestra posición como zapatistas es clara. No apoyamos el pacifismo
que se enarbola para que sea otro el que ponga la otra mejilla, ni la
violencia que se alienta cuando son otros quienes ponen los muertos.

Nosotros somos quienes somos, con todo lo bueno y todo lo malo que
cargamos y que es nuestra responsabilidad.

Pero sería ingenuo pensar que todo lo bueno que hemos logrado,
incluido el privilegio de escucharlos y aprender de ustedes, se
hubiera conseguido sin la preparación de una década entera para que
amaneciera el Primero de Enero como de por sí amaneció hace 15 años.

No fue con una marcha o un desplegado de los-abajo-firmantes que nos
dimos a conocer. Fue con un ejército armado, con los combates contra
las fuerzas federales, con la resistencia armada, que nos dimos a
conocer al mundo.

Y nuestros compañeros y compañeras caídos, muertos y desaparecidos, lo
han sido en una guerra violenta que no empezó hace 15 años, sino hace
500 años, hace 200 años, hace 100 años.

No estoy haciendo una apología de la violencia, estoy señalando un
hecho constatable: en guerra nos conocieron, en guerra nos hemos
mantenido estos 15 años, en guerra seguiremos hasta que este rincón
del mundo llamado México haga suyo su propio destino, sin trampas, sin
suplantaciones, sin simulaciones.

El Poder tiene en la violencia un recurso de dominación, pero también
lo tiene en el arte y la cultura, en el conocimiento, en la
información, en el sistema de justicia, en la educación, en la
política institucional y, por supuesto, en la economía.

Cada lucha, cada movimiento, en sus muy particulares geografías y
calendarios, debe recurrir a diversas formas de lucha. No es la única
y probablemente no sea la mejor, pero la violencia es una de ellas.

Es un gesto bello el enfrentar con flores los cañones de los fusiles,
vaya hasta hay fotos eternizando el acto. Pero a veces es necesario
hacer que esos fusiles cambien de objetivo y se dirijan hacia arriba.

El acusador y el acusado.

Se nos acusa de muchas cosas, es cierto. Y probablemente seamos
culpables de alguna de ellas, pero ahora quiero detenerme en una:

No disparamos al reloj del tiempo ese primero de enero, ni lo
convertimos en una fiesta nostálgica de derrota, como han hecho con el
68 algun@s de esa generación en todo el mundo, como lo han hecho en
México con el 88 y ahora hasta con el 2006. Sobre este culto
enfermizo por los calendarios trucados volveré después

Tampoco editamos la historia para renombrarla señalando que somos o
fuimos los únicos o los mejores, o ambas cosas (que es lo que hace esa
histeria grupal que es el movimiento lopezobradorista, pero ya volveré
sobre esto después).

Hubo y hay quienes nos critican que no hayamos dado el salto "a la
realpolitik" cuando nuestros bonos políticos, es decir nuestro rating
mediático, favorecía un buen precio por nuestra dignidad en el mercado
de opciones electorales (que no políticas).

Nos acusan, en concreto, de no haber sucumbido a la seducción del
poder, ésa que ha logrado que gente muy brillante de izquierda diga y
haga cosas que serían una vergüenza para cualquiera.

Nos acusaron también de "desvarío ultra" o "radicalismo" porque en la
VI Declaración señalamos al sistema capitalista como el causante de
los principales males que aquejan a la humanidad. Hoy ya no insisten
en eso, porque hasta los voceros del gran capital financiero en Wall
Street lo dicen.

Por cierto, ahora que todo mundo dice y redice sobre la crisis global,
habría que recordar que hace ya 13 años, en 1996, fue advertida por un
escarabajo digno y rabioso. Don Durito de La Lacandona, en la
ponencia más breve que he escuchado en mi corta edad, dijo "el
problema con la globalización es que luego los globos se revientan".

Nos acusan de no constreñirnos a la supervivencia que con sacrificios
y el apoyo de los abajos en los rincones del planeta hemos edificado
en estas tierras indias, y de no encerrarnos en lo que las mentes
lúcidas (así se dicen) llaman "el laboratorio zapatista" o "la comuna
de la Lacandona".

Nos acusan de salir, una y otra vez, para confrontar al Poder y para
buscar a otras, otros, ustedes, que lo confronten sin falsos consuelos
ni conformismos.

Nos acusan de haber sobrevivido.

Y no se refieren a la resistencia que 15 años después nos permite
decir que seguimos luchando, no sólo viviendo.

Lo que les molesta es que hayamos sobrevivido como otro referente de
la lucha, de la reflexión crítica, de la ética política.

Nos acusan, quién lo fuera a decir, de no habernos rendido, de no
habernos vendido, de no haber claudicado.

Nos acusan, en suma, de ser zapatistas del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional.

Hoy, 515 años después, 200 años después, 100 años después, 25 años
después, 15 años después, 5 años después, 3 años después, declaramos:
somos culpables.

Y, puesto que es el modo neozapatista, no sólo lo confesamos, también
lo celebramos.

No imaginamos que esto le iba a doler a algunos que allá arriba
simulan progresismo o se visten de una izquierda de amarillo
descolorido o sin siquiera color, pero hay que decirlo:

El EZLN vive. ¡Viva el EZLN!

Muchas gracias.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, 2 de enero del 2009.

P.D.- Siete Cuentos para Nadie.

CUENTO 1: ASÍ FUE…

Ya hemos escuchado al Teniente Coronel Insurgente Moisés presentarme
como parte de la niñez zapatista. Tal vez para desafiar el
calendario, luego a los zapatistas nos da por cumplir años al revés y
en lugar de los 515 años que dice que tengo mi acta de nacimiento,
cumplí 5 y entré en 6, o sea que tengo 7 años. Puede ser, después de
todo si algo ha demostrado el zapatismo es que muchas cosas que
parecían imposibles se hacen posibles con imaginación, ingenio y
audacia.

En defensa de mi absurdo calendario puedo decir que con niñas y niñas
comparto la fobia a las inyecciones y el gusto por los cuentos y
relatos.

Hace algún tiempo, platicando con una compañera ciudadana, le contaba
yo de algunas de las cosas que acá pasan. Me decía ella que no las
creía. Yo le dije que la entendía, que era porque no se iban a creer
que las narraba como cuentos.

En nuestras montañas pasan cosas que a ustedes les pueden parecer
increíbles. Así que como tal se las cuento, como si fueran cuentos.

Porque parece increíble que, en efecto, en nuestras montañas habita un
escarabajo con ínfulas de caballero andante, que hay una piedrita
inconforme entrenándose para ser nube, que el Sup se está aliando con
niños y niñas zapatistas para redactar una parte del Programa Nacional
de Lucha que prohíba terminantemente la producción, el tráfico y el
consumo de inyecciones, que el Viejo Antonio se aparece cada tanto con
historias y leyendas que le contaron los dioses más primeros, los que
nacieron el mundo, que Elías Contreras, Comisión de Investigación del
EZLN, ya era difunto cuando fue a la ciudad para luchar contra el mal
y el malo, que un homosexual trabajador sexual le salvó la vida
paradójicamente porque ya era difunto una fría madrugada capitalina, y
que a veces hablaba con un caló de skatero, que la Toñita tiene 3
generaciones y 6 años sobre sus hombros y que se mete sin permiso en
la Comandancia General del EZLN, que la luna a veces se emborracha de
desamor, que los niños y niñas piensan y actúan como si el Sup fuera
uno niño más que no ha dejado ese chupón raro que echa humo, que la
insurgenta Erika refundó el marxismo con tendencias francamente
feministas, que el otro día echaron una bomba en un cuartel zapatista
y nadie murió, que Sombra el guerrero fue maldecido por una luna
rencorosa y despechada, y que, sin embargo, sigue buscando perderse,
que hay un búho que, en lugar de griego y latín, estudia los catálogos
de ropa interior femenina, que hay una niña que se llama Diciembre y
que, como su nombre lo indica, nació en noviembre, que el Moy sabe
que, cuando no se le encuentra en la Comandancia General, al Sup hay
que buscarlo en lo alto de la Ceiba,

Así que, en lugar de discutir sobre la veracidad de cosas tan
cotidianas en nuestras montañas, vengo yo, un subcomandante
cualquiera, y se las platico como si fueran cuentos.

Hace unos momentos hemos entregado a la compañera que habló de la
Grecia insurrecta un cuadro hecho por una compañera ciudadana, Beatriz
Aurora. En el cuadro se representa con muchos colores esta ciudad de
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, y en ellas se señalan los lugares
donde trabajan personas que luchan como nosotros, aunque sin armas ni
pasamontañas.

El significado de este regalo tal vez se entienda mejor con lo que
ahora les voy a contar:

Hace 15 años fueron tomadas por nuestras tropas 7 cabeceras
municipales: Las Margaritas, Ocosingo, Altamirano, San Cristóbal de
las Casas, Oxchuc y Chanal. Entonces fueron rendidas o sorprendidas
las fuerzas gubernamentales que las guardaban.

Tal vez se puede decir que la toma de esta ciudad en la que estamos,
San Cristóbal de las Casas, bastión ladino del racismo, fue la que nos
dio a conocer al mundo. Puede ser.

Lo que sí sé es que las tomas de Ocosingo, Las Margaritas y Altamirano
fueron las que nos dieron dominio sobre el territorio y permitieron la
toma de las buenas tierras de labranza y su recuperación, después de
cientos de años de despojo. Esta toma de tierras fue la base
económica para construir la autonomía zapatista.

De esto ya hablé hace un año y quienes quieran ahondar en ello deberán
buscar en internet o conseguir alguna edición marginal, porque está
visto que todo lo que no sea a favor o en contra del movimiento
lopezobradorista no se publica.

Hablando de imaginación, ingenio y audacia para hacer posible lo
imposible, los relatos que les voy a narrar a continuación no son
cuentos y no son zapatistas. Pero se refieren a eso que pasó hace 15
años y sacudió al mundo y, como se verá a continuación, también al
submundo de los indígenas.

El uno es de un indígena tzotzil progobiernista y el otro es de un
indígena no zapatista que sobrevive vendiendo sus productos en el
mercado de esta ciudad. Se trata de la traducción en español de una
traducción en inglés de una traducción al español de unos relatos en
tzotzil, por eso escucharán un texto muy pulcro en su redacción y en
su vocabulario.

Traducido por Jan Rus, en el libro de Marián Perez Tzu, "Indigenous
Revolts", Grosnor & Ouweneel, Cedla, Amsterdam, 1996. Pp. 122-128.
Recopilado en "Antigua y nueva palabra. Antología de la literatura
mesoamericana desde los tiempos precolombinos hasta el presente".
Miguel León-Portilla y Earl Shorris, con Sylvia S. Shorris y Ascensión
H. de León-Portilla. Ed Aguilar. México, octubre de 2004. Pa 732-733.

Va pues:

Principios de enero: preparativos y visitas.

"Antes de la invasión de San Cristóbal, todo mundo siempre hablaba
acerca de cómo los soldados de la base militar que custodiaban la
entrada sur de la ciudad habían distribuido trampas alrededor de todo
su puesto y de cómo las habían arreglado de tal manera que nadie se
animara a atacarlos alguna vez. Si los pobres indígenas, en alguna
ocasión, se atrevieran a dar problemas, se decía, los soldados
acabarían con ellos allí mismo, antes incluso de que pudieran salir
del bosque. Los oficiales del ejército son maestros en el arte de
matar, decían, y todo lo que tienen que hacer todos los días, su única
tarea, es enseñar a los soldados recientemente reclutados a matar. Y
como si todo eso no fuera suficiente para ahuyentar a un grupo de
campesinos andrajosos, decía todo mundo, los soldados tenían también
cantidades de bombas almacenadas en su fuerte. ¡Y éstas eran nada
menos que bombas especiales para matar indios!

K´elavil, mira, según lo que decía la gente, los soldados habían
sujetado un alambre especial alrededor de sus barracas, el que estaba
conectado a una bomba cada pocos pasos. Si los malditos indios alguna
vez se atrevían a acercarse, decían, todo lo que los soldados tenían
que hacer era incorporarse de sus camastros y tocar el alambre con
algo de metal -como, por ejemplo, una corcholata de cerveza- y todas
las bombas explotarían. Y si los indios trataban de cortar el
alambre, también explotarían las bombas.

Pero, por supuestos, los soldados tienen fama de no dormir nunca, así
que, en primer lugar, los indios nunca podrían siquiera acercarse a
las bombas. Los soldados se figuraban que nadie podría alguna vez
atravesar la línea de bombas. Pero, después de todos esos
preparativos, ¿qué ocurrió? El primero de enero, ¡los soldados
estaban despiertos cuando los zapatistas arribaron a San Cristóbal!
¡Pero roncando! No vieron a los zapatistas cuando entraron por los
puestos de control junto con los otros pasajeros de los autobuses de
segunda clase. No se dieron cuenta de que los zapatistas salían de
los camiones en la terminal de autobuses y caminaban hacia el centro
de la ciudad. ¡No vieron nada! Y cuando los soldados despertaron,
¡los zapatistas ya habían rodeado el Palacio de Gobierno, y habían
ubicado sus propias guardias alrededor de la ciudad! Después de todo,
¡fue el ejército el quedó fuera de la ciudad, refugiado en sus
barracas! ¡Los zapatistas triunfaron ignorándolos, simplemente! ¡No
fue sino hasta el día siguiente, cuando ya habían concluido lo que
debían hacer en la ciudad, que los zapatistas finalmente fueron a
visitar a los soldados!

Los zapatistas son solamente indígenas, pero lo que olvidaron los
oficiales del ejército es que los indios también son hombres. Y
puesto que son hombres, también podían estar armados y entrenados
igual que el ejército. Todo lo que necesitaban era la idea. ¡Y
cuando ésta surgió, el desarrollo de su pensamiento fue mejor que el
del ejército! ¡Ellos hicieron tontos a los oficiales quienes eran
maestros en el arte de matar! Desde ese día, todos nosotros, incluso
aquellos que no somos enemigos del gobierno, sentimos algo así como
risa, cosquilleándonos en la garganta.

Si hay un parte triste de todo esto es que, a pesar de que los
zapatistas son seres humanos, han tenido que vivir escondiéndose desde
ese momento hasta ahora, No pueden dormir en sus propias camas ni
habitar en sus propias casas, sino que deben permanecer escondidos en
cuevas en la selva. Incluso si quieren tener niños, como cualquier
otra persona, deben tener relaciones en las cuevas. ¡Como los
armadillos!"

Fin de este relato.

Y ya que estamos hablando de calendarios de arriba y de abajo,
recordemos que ya son también 15 de la entrada en vigor del Tratado de
Libre Comercio. Así que ahora algo del libre comercio…

Finales de junio (enero): hacia un mercado libre

Durante, más o menos, las dos primeras semanas del cerco de San
Cristóbal, ningún funcionario ladino se dejó ver en público, tampoco
ningún policía, ni un policía de tránsito ni un colector de impuestos
del mercado. Ni uno solo. ¡Habían desaparecido! Estaban tan
atemorizados de los zapatistas que se escondieron.

Pero en el momento justo en que estuvieron seguros de que el ejército
zapatista se había retirado y ya no regresaría, ¡já!, de inmediato
aparecieron de vuelta los policías de tránsito, quitando las placas a
los vehículos, los policías municipales aporreando beodos, y los
colectores de impuestos corriendo a las pobres mujeres que procuraban
vender sus jitomates y limones en las esquinas de las calles. De
repente, cuando los zapatistas se fueron, dejaron de tener miedo.
Pero cuando los zapatistas estaban aquí, se quedaron en sus
habitaciones, con las cortinas cerradas, temblando de miedo. Ni
siquiera podían acostarse con sus mujeres de tan asustados que
estaban.

¿Se dan cuenta de que esto significa? Que ellos estaban aterrorizados
por los indígenas -porque eso son los zapatistas, son indios-. Cuando
nosotros, los otros indígenas, nos dimos cuenta de ello, de inmediato
nos sentimos fuertes. Fuertes como los zapatistas. Los mestizos de
San Cristóbal siempre nos habían menospreciado solamente porque no
hablábamos correctamente el español. Pero ahora todo había empezado a
cambiar.

Un ejemplo de esto es que, a mediados de enero, cuando los
funcionarios estaban todavía escondidos, los indígenas vendedores de
carbón de leña se reunieron y formaron la Organización Zapatista de
Vendedores de Carbón de Leña. Después, sin pedirle permiso a nadie,
se trasladaron del baldío en el cual siempre se habían visto obligados
a vender en tiempos anteriores, a la calle exactamente al lado del
mercado principal.

El hecho es que el carbón de leña es verdaderamente sucio. Todo a su
alrededor se cubre de un polvo negro, por lo que los funcionarios del
mercado siempre los habían mantenido lejos de la sección del mercado
que frecuentaban la "gente decente" y los turistas. Sin embargo, al
no haber nadie que los detuviera, los vendedores de carbón de leña
pudieron estar cerca de todos los demás.

Pero había también muchos otros indígenas que siempre fueron relegados
a las afueras del mercado. Cuando estas gentes vieron que los
vendedores de carbón de leña habían cambiado de ubicación sin pedirle
permiso a nadie, comenzaron a llegar, preguntando si ellos también
podrían trasladarse. ¡Híjole! ¡De pronto hubo doscientas personas
sentadas en filas ordenadas vendiendo verduras, y frutas, y carbón de
leña, en lo que antes solía ser el estacionamiento donde la gente rica
dejaba sus vehículos! El primer día que se reunieron allí, el líder
de los vendedores de carbón les dirigió un discurso. ¡Hermanos y
hermanas!, exclamó, ¡no tengan miedo! Muchos de nosotros estamos
ahora vendiendo aquí, en esta calle,. Permitamos a todos aquellos que
siempre han sido forzados a vender afuera de las partes traseras de
los camiones, a todos aquellos que han sido empujados a las afueras
del mercado, que vengan aquí, al centro, con nosotros. ¡Permitámosles
que vengan y ocupen un sitio en estas hileras que hemos hecho y
después veremos si los funcionarios se atreven a decir algo! Sólo una
cosa les digo a todos aquellos que se reúnan con nosotros: ¡no quiero
oír a nadie que hable de tener miedo! ¡Si permanecemos unidos y
firmes, no tenemos nada que temer! Todos los mercachifles indígenas
saltaron poniéndose de pie. "¡Estamos contigo!", respondieron con
alegría.

De modo que temprano, cada mañana, todas estas gentes venían, se
ubicaban en pulcras hileras y extendían sus mercaderías en el suelo.

Pero llegó finalmente el día en que el administrador del mercado
regresó. Puesto que él es el jefe del mercado y de todas las calles
que lo rodean, se plantó frente al primer vendedor de carbón de leña
que vio y le demandó: ¿quién te autorizó a vender acá? Nadie tiene
que darnos permiso ya que nosotros pertenecemos a una organización.
¿Qué chingada de organización? ¡Levanta toda esta mierda y vete al
infierno, carajo, fuera de aquí, antes de que me enoje, gritó en
administrador, no quiero oír ni una palabra más de ninguno de ustedes,
culeros! ¿Vas a obedecer o no, hijo de la chingada?

¡Madre de Dios! Se lo veía realmente furioso. No, nosotros no nos
quitaremos de aquí. Somos pobres y humildes y necesitamos vender para
poder comer, respondió tercamente el indio. Entonces, por fin, habló
el dirigente de los vendedores de carbón de leña. "Te ves muy
valiente ahora", le dijo al administrador en forma apacible, "pero
cuando los zapatistas estaban aquí no dijiste nada porque estuviste
escondido atrás de las faldas de tu mujer. Hasta ahora es que has
tenido los huevos de hablar. Entonces, ¿quién es el culero? Tal vez
sería mejor para ti que te quedaras callado, porque, si nos corres,
nos aseguraremos que el mando de los zapatistas sepa tu nombre y lo
pondremos al tanto de la clase de hombre que eres. Puedes ganar hoy,
pero tal vez deberías pensar lo que te costará en el futuro"

¡Hijo! ¡Nunca antes un indio le había hablado en esa forma al
administrador! Él empezó a temblar, quién sabe si de miedo o de
rabia, y después se volteó y desapareció sin decir ni una palabra,
llevándose a todos sus cobradores de impuesto con él.

Y así fue como estuvieron las cosas hasta comienzos de marzo. Gracias
a los zapatistas, los indios están aprendiendo a levantarse por sí
mismos…"

Tan-tan.

Muchas Gracias y hasta mañana.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, 2 de enero del 2009.

http://cinoticias.wordpress.com/2009/01/03/siete-vientos-en-los-calendarios-y-geografias-de-abajo/

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