jueves, 5 de septiembre de 2013

¿Existen el Destino Manifiesto y el imperialismo? por René Avilés Fabila

¿Existen el Destino Manifiesto y el imperialismo?

René Avilés Fabila

2013-09-04

A estas alturas sabemos que ser presidente de EU, blanco, negro,
latino o amarillo, demócrata o republicano, no modifica el rumbo de
los deseos obsesivos del imperio.

Nació guerreando, guerreando conquistó un enorme territorio que
logró extender fuera de sus límites geográficos y ahora, que las
recientes tecnologías han dado paso a nuevas estrategias militares y
expansionistas, es a Barack Obama a quien le ha correspondido
continuar la penosa tarea de dominar al mundo.


El Destino Manifiesto es la verdadera religión de EU: Dios se lo
dijo, está en una Biblia invisible en sus páginas, pero escrita con
sangre de indígenas americanos, mexicanos y muchas más razas y
pueblos.

Para el nacionalismo fanático de EU, hay guerras justas e injustas
y todas en las que esa nación participa son buenas, nos liberan de
tiranos y dictaduras.


Sin embargo, luego de Corea y Vietnam, donde no triunfaron los
norteamericanos, la concepción pareció tambalearse. Pero allí hay una
poderosa economía de guerra, enormes industrias necesitan dar salida a
sus muchos productos bélicos. Por ello, siempre hay un país villano
que debe ser castigado.


En su lógica, ellos provocan la situación tensa y EU se limita a
combatir por la libertad. De este modo, y bajo el inaudito pretexto de
que Irak producía temibles armas químicas para derrotar a las
democracias, la invadieron y al retirarse dejaron miles y miles de
muertos y una destrucción pasmosa.


El deseo de los generales que condujeron la invasión a Vietnam, de
regresarla a la edad de piedra, en Irak dio resultados.

Ayer fueron Afganistán e Irak, hoy es Siria, mañana puede ser
Irán. Cualquier cosa es posible ante un Obama que mostró su verdadero
rostro. Le quedan tres años en la Casa Blanca, puede ocuparlos
satisfaciendo las necesidades de expansión y dominio económico.


Estimulados con el pretexto del terrorismo, y sin contrapesos
internacionales, pegan aquí y allá, amenazan y espían a todo el mundo,
tal como Snowden pudo probarlo ampliamente.

Putin dijo que los razonamientos de Obama eran de un gran
simplismo. ¿Para qué recurrir a las armas más temibles cuando el
gobierno de Siria estaba ganando la guerra?


El asunto puede ser más complejo, los propios rebeldes, ayudados
por la CIA, urdieron la maniobra para provocar la invasión
estadunidense. Pero en la lógica internacional yanqui, hay que
reaccionar castigando a Assad y a sus tropas, hay que destruirlo
mediante bombardeos. Quedan, en consecuencia, algunas maneras de
frenar al imperio.


Es posible que Putin en la reunión del G-20 pueda reaccionar con
vigor y que Obama desista de ir a una nueva guerra. Pero los primeros
pasos ya están dados, el Congreso, tan belicoso como sus mandatarios,
no desdeña la posibilidad. Han olvidado, tan cerca que los tienen, los
nombres de los 58 mil muertos en Vietnam.

De nuevo la política del terror. El doble juego. Los buenos son
los norteamericanos, los malos los demás países mientras no prueben lo
contrario. Por desgracia, no existe más la Unión Soviética y el juego
de China a pocos convence.


Sus intereses están primero. Sus objetivos en ser la potencia
número uno, la ha hecho dejar de lado la solidaridad internacional que
mostraron de manera contundente en la guerra de Corea.

No veo ninguna diferencia entre los belicosos Nixon, Kennedy, los
Bush y Obama. Finalmente es heredero, no de los oprimidos negros,
esclavos durante siglos, sino de los intereses de los empresarios
blancos.


Como si ello fuera poco, Obama se ha puesto del lado de aquellos
que ven en cualquier protesta antinorteamericana, la oportunidad de
escalar un peldaño más en la eliminación de posibles rivales y salir
de la crisis económica que enfrentan los estadunidenses moviendo su
poderosa maquinaria bélica.

Oriente Medio, salvo Israel, vive aterrorizado por Estados Unidos.
Ello produce sí miedo, pero también odio. Y eso es algo que nunca ha
entrado en la cabeza de los gobernantes norteamericanos. Son el país
más detestado porque provoca miedo. Ha pisoteado países en todos los
continentes desde que apareció y rápidamente se hizo potencia.


Alrededor de 1847, casi al tiempo que invadía y despojaba a
México, sus barcos de guerra cañoneaban Japón para obligarlo a
comerciar con ellos.

La situación no parece haber cambiado sino en la tecnología. Antes
necesitaban tener bases militares por el planeta, hoy sus submarinos
nucleares y sus aviones invisibles al radar, pueden destruir en
minutos poblaciones enteras.


Como recuerdo de su pasado aguerrido, queda cerca de nosotros, en
Cuba, la base naval de Guantánamo, otrora fuente de aprovisionamiento
de barcos de guerra, ahora sirve para torturar, lejos de la vista de
las organizaciones de derechos humanos, a los árabes, a los
musulmanes, vivan o no en Oriente Medio.

Desconcertante es la historia de EU, un país que no sabe vivir en
paz, Su destino son las guerras, formidable instrumento ya no de
conquistas territoriales sino de aprovisionamiento de materias primas,
búsqueda de nuevos mercados y dominio mundial.


Sólo hace lo que Dios le indicó: ser la potencia destinada a
gobernar a la humanidad. De una manera o de otra. Atrás quedó la
explicación que sobre imperialismo Lenin dio. Prevalece un sofisticado
y cruel neo imperialismo que no necesita mayores datos, salvo
combatirlo.

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