martes, 18 de marzo de 2008

Activismo estudiantil; las verdades, los mitos...


Apro / Patricia Dávila México

Se asumen como grupos “radicales”, pero rechazan ser guerrilleros. Su
activismo, afirman, es pacífico, pero enfocado a las causas sociales o
en defensa de los “oprimidos”.

Así, luchan por la liberación de “presos políticos y de conciencia”,
apoyan a los afectados por la represión en Atenco, forman brigadas
médicas y de alfabetización en zonas “desprotegidas”.

Son los autonombrados “colectivos” estudiantiles de la UNAM.

Tres están establecidos en la Facultad de Derecho, cinco en Economía,
cinco en Trabajo Social, ocho en Ciencias Políticas y Sociales y al
menos 12 en la Facultad de Filosofía y Letras.

En esta última, diez de estos colectivos ocupan cubículos o “espacios
liberados”.

Otros grupos, como Cátedra Simón Bolívar y Cine Club Benkos Bioho, no
tienen espacios fijos, pero ello no les impide realizar sus actividades:
proyectan películas y documentales y organizan mesas redondas y
conferencias. Por ejemplo, en enero pasado, la Cátedra Simón Bolívar
invitó al embajador de Venezuela en México, Roy Chaderton, a dictar una
conferencia.

Todos los colectivos emiten boletines, tienen páginas electrónicas o
blogs, y algunos incluso publican de manera regular sus propias
revistas, como Revuelta, que cada dos meses edita el Comité Cerezo. En
estas publicaciones abundan artículos sobre violaciones a los derechos
humanos y aparecen análisis sobre organizaciones “revolucionarias” como
el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El interés por “organizaciones revolucionarias” también lo comparten
otros estudiantes de la UNAM que no necesariamente militan en estos
grupos. Un dato lo refleja: en los archivos de la Biblioteca Central de
la UNAM están registradas 669 tesis de licenciatura y maestría sobre
temas relacionados con movimientos armados en Colombia, Venezuela,
Ecuador, Nicaragua, El Salvador y México.

Algunos títulos son específicos: Problemáticas latinoamericanas: el
desplazado por la violencia y el conflicto armado y su representación
social en la población receptora; EPR: guerrilla o terrorismo; Cultura
política y autoritarismo en Bolivia, Colombia y México: una perspectiva
comparada; y Las dificultades que enfrenta el Estado colombiano en el
proceso de pacificación (Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia-Ejército del Pueblo, FARC-EP), entre otros.

En la tesis titulada La vigencia del ideario bolivariano en nuestra
América: los procesos de Colombia y Venezuela, destaca un párrafo: “la
política que ha venido realizando el Gobierno (colombiano) se ha
encaminado a posicionar cada vez más el proyecto de la ultraderecha (…),
busca salir de la recesión económica en que se encuentra Colombia a
costa de lo que sea, destruir las bases de resistencia militar y
derrotar militarmente a la insurgencia”.

Esta tesis fue registrada en la UNAM el 2 mayo de 2005. Fue escrita por
Mariana López de la Vega, quien junto con Dagoberto Díaz y Juan González
–quien murió en el campamento de las FARC en Ecuador– es señalada en un
documento de inteligencia del Gobierno colombiano como dirigente del
Núcleo Mexicano de Apoyo a las FARC.

Proceso realizó un recorrido por la Facultad de Filosofía y Letras.
Constató que los colectivos Comité Cerezo, Carlos Marx, Tina Modotti,
Niucame, video-ludoteca Víctor Jara, Los Pingüinos, el Smaliyel y
Galería Autónoma –estos tres últimos dedicados a apoyar al EZLN– tienen
cubículos propios.

Un par de colectivos de esta facultad adoptaron incluso el nombre del
espacio que ocupan: Cubículo 201 y Cubículo 301.

El punto principal de reunión en esta facultad es un área abierta,
ubicada en el acceso al edificio. Se le conoce como el “aeropuerto”,
pues, dicen, es “el lugar donde aterrizan las ideas”. En una de sus
paredes hay un periódico mural con tres mensajes: “(Álvaro) Uribe
(presidente de Colombia) es un asesino”; “Por siempre Fidel” y “¿Quién
es Lucía Andrea Morett? Alumna de excelencia (…) interesada en la
investigación de movimientos sociales en América Latina (…) Se estaba
documentando para empezar a redactar su proyecto de tesis: el teatro de
creación colectiva en América Latina: dos casos, Cuba y Colombia”.

A un lado del “aeropuerto”, la Cooperativa Smaliyel ocupa un cubículo
“liberado”. Dentro, cuelga del techo una manta roja con el letrero
“Ejército Zapatista de Liberación Nacional”. Tres estudiantes venden
dulces, galletas y café producido en Chiapas. En un estante están
acomodados libros y revistas. Saltan a la vista un libro de cubierta
rosa titulado Comandante Zero, varios ejemplares de la revista Rebeldía
y folletos con la leyenda “Hasta siempre comandante Ramona”.

Los colectivos

Un documento titulado Grupos radicales colectivos universitarios –que se
encuentra en el sitio del Comité Cerezo en internet– ofrece una
radiografía de estos colectivos, en la que aparecen además los nombres y
fotografías de sus dirigentes.

En la Facultad de Filosofía y Letras aparece la Asamblea del CGH Che
Guevara, cuyos principales dirigentes son Emilia Cerezo Contreras,
Francisco Cerezo y Mayra Valenzuela Rojas, también conocida como La Mamá
Toronja. Este grupo también se hace llamar Colectivo Estudiantil
Rebeldía y Conciencia.

Según el documento, “su activismo político se ha enarbolado en
diferentes banderas de lucha, dirigidas a la realización de un Congreso
Universitario Democrático y Representativo que cuente con la mayoría
representada por el sector estudiantil; la libertad de presos políticos,
de manera específica la de los hermanos Cerezo Contreras; el
cumplimiento a los acuerdos de San Andrés Larráinzar; apoyo del EZLN;
así como los identificados con la lucha de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP)”.

El Colectivo Manantial, de la misma facultad, es encabezado por René
Hernández González, Libertad Argüello, Alejandro Franco Flores y Miguel
Ángel Cruz Cervantes. “Tiene vínculos con el perredista Martí Batres
Guadarrama”, se anota en el documento.

Y en “el aeropuerto” de Filosofía y Letras se ubica a la Fracción de la
Corriente en Lucha del CGH, con diez activistas, encabezados por Armando
Gómez Martí, Alfredo Martínez Ramírez y Gabriel Ramos Carrasco.

En la misma fuente se establece que la Facultad de Derecho alberga a
cuatro grupos, pero sólo se mencionan los nombres de tres:
Contracorriente, Colectivo Estudiantil y Fracción del Frente Zapatista
de Liberación Nacional.

Su perfil: “Radicales que orientan su activismo a la realización de
acciones contestatarias a las políticas reformistas del Estado,
particularmente en materia educativa, indígena y económica. Su
estrategia de operación es la instalación de mesas de discusión, foros,
conferencias, elaboración de periódicos murales, abarcando
principalmente conflictos coyunturales”.

El colectivo Contracorriente está integrado por 35 estudiantes. Sus
dirigentes son Erick Argüello Mothelet, Adrés Paulino Arlet, Omar García
Contreras y Aura Martínez. Su base de operaciones, el cubículo D-301.

Otros 30 estudiantes integran el Colectivo Estudiantil, dirigido por
Laura Violeta Chávez Guadarrama, Humberto Rosas Vargas, Marco Macías
Iglesias y Édgar Sánchez González. Ellos acondicionaron su sede, el
cubículo D-201, con servicio de café internet y papelería a bajo costo,
“que han utilizado para ganar adeptos entre la comunidad estudiantil”.
También cuentan con el local comercial 15 de Plaza Copilco, donde venden
cerveza, dulces y cigarros.

Según el documento, cinco colectivos realizan actividades en la Facultad
de Economía. Comparten objetivos como “manifestarse en contra de las
reformas de la privatización de la industria eléctrica y del área de
comercio de América-Plan Puebla Panamá”. Además, rechazan “la guerra de
Estados Unidos contra Iraq”.

Estos colectivos utilizan el auditorio Ho Chi Minh, aunque también
ocupan otras instalaciones de la facultad, como el salón 104.

Otros grupos son: la Corriente en Lucha, dirigida por Mario Flavio
Benítez, El Gato; Salvador Ferrer Ramírez (profesor de Ciencias),
Gilberto Ramírez Lazcano, José Alfredo Domínguez Chávez y Rebeca Peralta
Mariñelarena; y la Unión Juventud Revolucionaria de México, dirigido por
Alberto Pacheco Guízar, El Diablo, José Eduardo Amador, Agustín Ávila
Romero y David Ángel Lozano Tovar (los dos últimos profesores de esta
facultad). Los integrantes de este núcleo actúan también en Ciencias
Políticas y Sociales, donde venden libros.

Enraizados en esta última facultad, destacan los siguientes colectivos:
Conciencia y Libertad, dirigido por Alejandro Echevarría, Consuelo Soria
Arenas, Lázaro Minero Arellano y Aldo Reyes Rivera. “Su poder de
convocatoria es de 15 a 20 personas”, apunta el documento. Y agrega: “En
este colectivo confluyen los narcopunks del Centro Libre de
Experimentación Teatral y Artística (CLETA) y la Corriente en Lucha.
Impulsan el trabajo comunitario en distintas zonas indígenas del país a
través de la Brigada Universitaria Interdisciplinaria de Trabajo (BUIT)”.

– Frente de Lucha Estudiantil Julio Antonio Mella (FLE-JAM), dirigido
por Gerardo González Altamirano, Jorge Alberto Martínez Valero, Rubí
Yepes y Jorge Ortiz Sánchez. “Es de ideología radical y tendencia
marxista-leninista (…) Mantienen simpatía por los movimientos
revolucionarios que fueron encabezados por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez”.

– Comité Estudiantil Universitario, cuyos principales representantes son
Carlos Chávez Becker y el profesor Arturo Chávez López. El documento
señala que, “como consecuencia de su vinculación con el PRD, su
popularidad en la facultad se ha reducido”.

– Rebeldía, integrado por ocho personas y dirigido por Juan García
Pérez. “Sus demandas están enfocadas a esclarecer el asesinato de las
mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. Tienen vínculos con estudiantes de
la Facultad de Medicina, con quienes impulsan un proyecto de salud para
atender a la comunidad indígena loxicha de Oaxaca. Se ubican en los
salones A-110 y 109”, apunta el citado documento.

“Criminalización”

En el ataque del ejército colombiano al campamento de las FARC en
Ecuador, murieron tres estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras:
Verónica Natalia Velázquez Ramírez, Fernando Franco Delgado y Juan
González del Castillo. Ellos eran integrantes de los colectivos Cátedra
Simón Bolívar y Cine Club Benkos Bioho, ambos coordinados por Lucía
Andrea Morett Álvarez, quien resultó herida.

Entrevistado por Proceso, Francisco Cerezo Contreras, dirigente del
Comité Cerezo, rechaza que el activismo de estos grupos estudiantiles
tenga por objeto favorecer a grupos armados como el Ejército Popular
Revolucionario (EPR), el Ejército Revolucionario Popular Insurgente
(ERPI), el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) o las FARC
de Colombia.

Pone como ejemplo a su propia organización, la cual nació en 2001, a
raíz de la detención de sus hermanos Alejandro, Héctor y Antonio
–estudiantes de la UNAM–, acusados por el Gobierno de Vicente Fox de
estar involucrados en la detonación de petardos en tres sucursales de
Banamex de la Ciudad de México.

Comenta que una vez que el caso de sus hermanos se “agotó
jurídicamente”, el comité mantuvo sus actividades, pero como
organización de derechos humanos especializada en documentar casos de
“presos políticos y de conciencia” en el País.

“Tenemos alrededor de 500 presos de este tipo, de los cuales unos 300
siguen recluidos. Han sido liberados más de 500, sobre todo después de
las represiones masivas en Oaxaca y en Atenco (2006) y contra los
altermundistas en Guadalajara (2003). Hasta la fecha hay algunos que aún
no son sentenciados”.

– ¿Todos estos casos han sido relacionados con la guerrilla?

– No. En realidad en México sólo se reconocen cuatro presos políticos,
es decir, que han intentado cambiar el sistema mediante el uso de la
violencia. Son Jacobo Silva Nogales, Gloria Arenas –quienes se asumen
como miembros de ERPI–, José Luis Durán Mata y Sergio Bautista Martínez,
miembros del EPR.

Señala que desde 1968 el Gobierno mexicano ha utilizado la estrategia de
“criminalizar la lucha social”. Así, señala, “trata de vincular con
grupos insurgentes a las organizaciones sociales, a los colectivos
estudiantiles y recientemente a las organizaciones de derechos humanos”.



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