domingo, 31 de mayo de 2009

¿Cómo Articularnos con el Comunismo T...



¿Cómo Articularnos con el Comunismo Tosco?: Alberto Hijar



 



No Encapsular el Marxismo en el Ambito Académico: Alfredo Velarde



Por Sirahuén Millán



Después de varias fechas pospuestas y vueltas a posponer a consecuencia de la resaca causada por la contingencia sanitaria humano-porcina; finalmente los organizadores de El Seminario del Capital pudieron reiniciar sus cátedras en la facultad de economía de la UNAM.



Antes de la abrupta irrupción del catarro venido a influenza que paralizó a la ciudad más grande del mundo las conferencias se impartían en el auditorio Ho Chi Min, pero la tercera sesión se llevó a cabo en el Narciso Bassols en torno al tema “Crisis de Civilización, y estuvo a cargo de los profesores Alfredo Velarde de economía y Alberto Hijar retirado de filosofía, ambos de amplia trayectoria en la lucha social anticapitalista en México y destacados colaboradores de este periódico.



“Lo peor que se puede hacer es intentar ‘pasteurizar' el Marxismo crítico encapsulándolo en el ámbito académico” inició contundente Velarde, y agregó: “su ámbito real es la lucha social y la insurrección” sin dar concesiones a lo que tachó de marxismo de pesadilla como el que se estudia en los programas oficiales como si se tratase de “un perro muerto” dijo.



Quienes le dan ese tratamiento son “pro capitalistas del marxismo” aseguró el catedrático, y explicó que esta crisis de civilización actual exige una alternativa única; “la revolución socialista, que contenga el autogobierno, la autogestión y la autonomía como elementos fundantes en contra del fetichismo de la mercancía”.



Esta sociedad capitalista, que calificó como “inhóspita y salvaje” para los más, se apropia no solo del tiempo laboral, sino de todo el tiempo de vida de quienes ya no trabajan para vivir, sino que viven para trabajar. Por lo que teorizar el presente para transformar el futuro se hace una praxis necesaria para el abajo social, afirmó el también especialista en estudios latinoamericanos.



Marxismo ecológico o biomarxismo revolucionario fue el término que usó como lo necesario para acabar con la actual “crisis general”; económica, política, ecológica, sexual y familiar en la que “nadie liberará a nadie, nadie liberará a otro, todos nos tenemos que liberar a todos”, remató.



En su turno al micrófono Alberto Hijar planteo la interrogante: “¿Cómo articularnos con el comunismo tosco?”, refiriéndose al otro marxismo, no al universitario de los intelectuales “tan callados” en los movimientos revolucionarios, sino al que se organiza en festivales burdos para “echar desmadre”.



En ninguna universidad, “ni en esta”, hay quien se ocupe del Che ni de nuestros revolucionarios latinoamericanos, afirmó el veterano luchador social; quien en 2001 le arrojara una copa de vino a la cara al militar boliviano asesino del comandante Guevara.



El también heredero cultural de Siqueiros explicó que hay cuando menos dos Lenin; uno radical contra el Capital y otro desde el poder que se pregunta ¿y ahora que sigue? e implanta los planes quinquenales. También hay dos Ches, uno “mentando madres” y otro al frente del banco y del ministerio de industria de Cuba. Por que el socialismo para que sea, tendrá que construir un nuevo estado, pero además en condiciones adversas, resumió.



En lo que respecta a los modos de lucha dijo que “todas la formas de lucha, en línea revolucionaria desarrollada”, como en China y luego en Viet Nam en donde se aplicó una guerra [de guerrillas] prolongada y no aislar la lucha armada, sino darle sustento con organización social, como lo hicieron los zapatistas, es vigente dijo Hijar, ex preso político durante la guerra sucia de los años 70' en México.



Sin embargo aclaró: “guiarnos con el ejemplo de los mejores no es suficiente. En Porto Alegre se dijo que “otro mundo es posible”, ¿pero cuál mundo? Aliarse sin reivindicar, con socialistas toscos de estado benefactor, como lo hicieron lo zapatistas cuando dijeron “nos preparamos para la guerra, pero no para la paz” y renació la llamada “sociedad civil”. “¡No, ni madres!” el objeto social del marxismo es la liberación de las fuerzas productivas, puntualizó.



En el sentido de la necesidad de llamar a las cosas por su nombre y dejarse de eufemismos, su comentario fue demoledor: “si estamos en contra de la propiedad privada, pero tenemos propiedades y algunos, casa y hasta coche, entonces nosotros somos el comunismo tosco”, concretó.



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