lunes, 30 de julio de 2012

Gloria Muñoz Ramírez: La inoperancia de las ciudades rurales

Los de abajo

La inoperancia de las ciudades rurales
Gloria Muñoz Ramírez

El modelo de las ciudades rurales, tan cuestionado en Chiapas por
inoperante y provocador del rompimiento del tejido comunitario,
pretende aplicarse en Puebla con el argumento de llevar servicios a
las comunidades dispersas de la Sierra Norte.

En Puebla, indica Gabriel Hernández García, del Centro de
Investigación y Capacitación Rural (Cedicar), se ha iniciado un
proyecto de reubicación de la población que abrirá las puertas del
territorio a diversos megaproyectos, como los mineros.

La experiencia en Chiapas ha sido clara. Durante un foro sobre lo que
las ciudades rurales han implicado en esta entidad, la investigadora
de la Universidad Nacional Autónoma de México Dolores Camacho explicó
que mientras no participen los beneficiarios en el diseño, planeación
y desarrollo de estos proyectos, seguirán siendo fracasos y fuentes de
conflicto. Los comentarios de los afectados y lo que se puede observar
permite deducir que esta política de reubicación contiene además una
estrategia de expansión del mercado y control social de los grupos
marginados. En centros de población que dependen del mercado y los
proyectos gubernamentales para sobrevivir son imposibles la
organización y la resistencia, con lo que pierden la autonomía que es
posible gozar cuando se es independiente en alimentación.

Y justo esto es lo que se prevé suceda en Puebla, razón por la que en
los recientes dos años un conjunto de organizaciones sociales de la
Sierra Norte ha identificado que el modelo de desarrollo que se
pretende imponer en la región tiene múltiples aristas que no sólo
ponen en juego la agrobiodiversidad tradicional sino, en general, al
modo de vida indígena-campesino.

El proyecto de ciudades rurales, señala Hernández García, es
considerado en la región como una ofensiva contra la milpa, la
agricultura multifuncional, los territorios y el modo de vida
campesino-indígena. Para los representantes de organizaciones como la
Unidad Indígena Totonaca Náhuatl (Unitona), que tiene presencia en 28
municipios de la Sierra Norte, indigna que desde los ojos del poder la
vida rural no sea una forma de vida digna.

Remover a la población y reubicarla implica abandonar la parcela, pues
la lejanía vuelve inviable seguirla trabajando. Pensada en estos
términos, indica el investigador, la propuesta de las ciudades rurales
sustentables es equivalente a desterritorialización y a la
reconversión productiva. Al ya no poder trabajar su parcela, el
productor se ve obligado a buscar otras opciones como sembrar en
viveros familiares o prestar algún tipo de servicio.

La resistencia ha empezado a gestarse y las ciudades rurales tienen ya
fuerte oposición en Puebla.

losylasdeabajo@yahoo.com.mx - http://desinformemonos.org

http://www.jornada.unam.mx/2012/07/28/opinion/018o1pol

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