jueves, 12 de julio de 2012

A la chingada !!!

A la chingada
Claudia Herrera..., Miércoles, 07/12/2012 - 11:43


Ernesto Daboub Salazar (Don Drako)

A la chingada: Una de las frases típicas de los mexicanos. Todos la
hemos escuchado alguna vez y, en más de una ocasión, sentido el
impulso de pronunciarla. La hemos susurrado muchas veces en las
sombras, pero decirla en voz alta bajo los rayos del sol es algo…,
prohibido, sobre todo para aquellos que se precian de tener una
"cultura", una alta "educación moral" y un "vocabulario más amplio"
para expresar sus emociones. Pero la verdad es que no existe ninguna
otra frase o palabra que describa aquel sentimiento que nos lleva
impulsivamente a decir: A la chingada.

Viene a mi mente esta curiosa frase, porque hoy día todo el mundo
manda a todo el mundo a la chingada. Podría decirse que el culpable de
todo esto es el Partido Revolucionario Institucional. Como dice una
consigna del movimiento #YoSoy132: "Peña, culero, por tu culpa soy
grosero". Y es que el PRI decidió que, inclusive desde antes de que su
"triunfo" fuera avalado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(SCJN), habría de traicionar a un número inestimable de mexicanos que
creyeron en él. Podría decir que el PRI decidió mandar a la chingada
en estas elecciones, entre otras cosas, la honestidad y la confianza,
pero, siendo honestos, el PRI nunca ha tenido escrúpulos en este tipo
de engaños. Es algo…, natural.

Tal vez no el primero, pero sí el más escandaloso de los primeros que
alzaron la voz contra el engaño del PRI, fue José Luis Pince Aquino,
propietario de Frontera Televisión Network, quién demandó al PRI en
los Estados Unidos por incumplimiento de contrato, conspiración y
fraude, desatando lo que se conoció en México como "El caso
Monexgate". Este caso, sin embargo, no fue considerado ni tan grave ni
tan importante para el IFE, pues en ningún momento dio sanción alguna
o detuvo las elecciones para investigar las ramificaciones e
implicaciones de lo que parecía un desproporcionado empleo de recursos
económicos, provenientes de sabrá Coldwell dónde, para pagar a quién
sabe cuántos por quién sabe qué.

El cinismo del PRI, sin embargo, quedó mayormente evidenciado cuando,
una vez declarado virtual ganador de las elecciones, decidió dejar de
pagarle a todos los mexicanos con los que se había "comprometido".
Durante los primeros días, varios grupos de acarreados y acarreadores
identificados con el PRI, cerraron algunas calles para exigir que se
les pagaran los 500 pesos que se les habían prometido por "sus
servicios". Descaradamente, muchos se quejaban de haber recibido sólo
100 de esos 500 pesos, y pedían la intervención del movimiento
#YoSoy132 para que les ayudaran a presionar al PRI y que les page
(¡háganme el favor!). A los pocos días, o mientras eso ocurría, una
cantidad, cuya magnitud aun no se estima, de personas, corrió
desesperada a las tiendas Soriana para hacer válidas sus tarjetas
prepagadas, pues se temía que fueran canceladas y perdieran sus
"beneficios". La desilusión de muchos al encontrarse que en realidad
habían recibido sólo 100 pesos de los mil que les había prometido el
PRI, llevó a varios de ellos a dar cuenta de esto al Partido de la
Revolución Democrática, personas que, según cuenta Monreal, no están
arrepentidas de vender su voto, sino molestas de haber sido engañadas
en el monto de la venta. Este escándalo fue nombrado por la prensa
como "Sorianagate". Aún así, a pesar que el Movimiento Ciudadano ha
estado recopilando pruebas e información sobre esta modalidad de
compra del voto, y que la reportera Carmen Aristegui hiciera públicos
documentos probatorios de contratos millonarios entre los estados
priístas y Soriana, el IFE no ha hecho nada más que tenues
declaraciones.

Por su parte, la sociedad ya está movilizada y se muestra más eficaz
que las propias instituciones de justicia. Mientras las autoridades
estiman que la investigación podrá durar tres meses (periodo
conveniente, si consideramos que se terminarían después que la SCJN
haya dado su veredicto sobre las elecciones) la sociedad ha estado
suplantando a estas autoridades con sus propias investigaciones,
entrevistas y recopilación de datos que, o bien son subidas a las
redes sociales y pescadas por algún ONG, periódico o página de
noticias, o bien las pesquisas son entregadas directamente al
Movimiento Ciudadano. Y es esta misma sociedad quien ha mandado a la
chingada a las instituciones (IFE, FEPADE, entre otras), quien ha
mandado a la chingada a un sector importante de la misma sociedad
(aquella irónica "prole" que vendió su voto) y quien ha mandado a la
chingada a un importante sector de los medios de comunicación
(televisoras) y encuestadoras (la mayoría en realidad, pero
especialmente Mitofsky).

La presión que este sector de la sociedad, clasemediero en su mayoría,
ha ejercido en los últimos días, ha acelerado de manera dramática el
derrumbe de la credibilidad tanto de las mismas instituciones como de
las elecciones. Preocupados por este fenómeno, diferentes actores que
en un principio respaldaron el resultado, se han sumado a la causa y
"recomiendan" al IFE que dé respuestas, que investigue y que
esclarezca. Entre ellos está el presidente de la República, la
candidata derrotada del Partido Acción Nacional, el dirigente nacional
de dicho partido y, más recientemente, la Confederación Patronal de la
República Mexicana (Coparmex).

Sin embargo, el IFE ha decidido mandar a todos a la chingada.
Escudándose en el argumento de que "toda investigación lleva su
tiempo", se prevé que los primeros resultados de las investigaciones
salgan en tres meses. La pregunta que no pueden responder es si lo
harán antes o después del fallo de la SCJN. Pareciera que el IFE tiene
miedo de colocar el primer antecedente en México de la anulación de
una elección. Esta decisión, sin embargo, estaría más acorde a los
principios democráticos que, dicen, hemos conquistado. Pero en
realidad, el IFE solamente es incapaz de admitir que los eventos lo
han rebasado. Es incapaz de admitir que no tiene la capacidad humana
ni tecnológica para afrontar los desafíos electorales que se le
presentan y que esta vez no puede eludir gracias a la presión social
que se ha ejercido sobre ella. Es incapaz. Así de sencillo.

Y ante esto, no nos queda más que decir: A la chingada.

http://ciberpoliticos.com/?q=alachingada

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