lunes, 14 de enero de 2013

Clinamen, spoiler y el inconsciente #zapatista

Clinamen, spoiler y el inconsciente zapatista

Posted By ada On enero 13, 2013 @ 12:57 In
Geografía,México,Reportajes,Reportajes México | No Comments



1.

Miles de personas marcharon por las calles de Mahattan el primero de
mayo de 2012. La pacífica marabunta de colores y de gestos le pintó a
la ciudad de cristal una novedad inusitada: ni los más viejos del
lugar recordaban una movilización tan nutrida y tan masivamente
participada en una fecha históricamente evaporada del imaginario
colectivo neoyorquino. Occupy a veces se vuelve una energía sin dueño
capaz de obrar ese tipo de milagros. Sin embargo, apenas se ha hablado
de la magia multitudinaria de ese 1º de mayo en Nueva York. Las
historias de ese día no van a existir para la Historia. Casi todas
ellas tratan sobre la alegría de estar juntos y la sorpresa de ser
tantos y tantas. Todos nos sorprendimos de vernos tan arropados. De
entre todas las bellísimas imágenes que nos produjo ese día, hay una
que sobrevive en mi retina por encima de las demás: en medio de un
nutrido grupo de mujeres migrantes destacaba la pequeñez de una
anciana de rasgos asiáticos. Por encima de su cabeza, sus diminutas
manos sostenían un cartel en el que se podía leer: "Para todos todo,
nada para nosotros". Debajo de la frase escrita en castellano
reposaban cuatro letras: "EZLN".

2.

Louis Althusser nos dejó un texto bellísimo antes de sucumbir al dolor
irremediable de su vesania: La corriente subterránea del materialismo
del encuentro. En ese escrito tomó prestado de Epicuro el concepto de
clinamen: la desviación azarosa de un átomo de su trayectoria genera
el nacimiento de nuevas e inesperadas causalidades. Althusser propuso
ese potente concepto como vector de una fuerza materialista capaz de
desbordar por complejidad a la tradición racionalista y al
determinismo. Que una anciana asiática se reconozca en las calles de
Manhattan en la rebeldía de unos pueblos mayas del sudeste de México
es un puro clinamen. Prueba de que los pueblos zapatistas están dando
vida a un verdadero materialismo del encuentro, capaz no sólo de
resistir contra viento y marea, sino de perdurar en la Historia sin
dejar de circular en las historias.

Este invierno los zapatistas han reaparecido ante nuestros ojos de
manera inesperada, como casi siempre lo hacen. Son, tal vez, la mayor
de las desviaciones y el más bello principio de indeterminación: puro
clinamen. Quizá por eso aquellos que se muestran incapaces de
despojarse del determinismo de la certeza se empeñan en no
entenderlos. Quien nombra el pasado diciembre como el mes de la
resurrección zapatista, se equivoca. Para resucitar primero hay que
estar muerto. Los zapatistas decidieron morirse un primero de enero de
hace diecinueve años, pero vivieron. Desde entonces no han dejado de
construir en sus territorios la que va camino de convertirse en la
experiencia colectiva de emancipación más digna y duradera de nuestra
historia reciente. John Berger dice de la figura migrante en Un
séptimo hombre: "la naturalidad con que la gente, las instituciones,
las normas cotidianas de etiqueta de la metrópolis, los argumentos y
las frases hechas, le decretan su inferioridad nunca sería tan
completa e inequívoca si su función y el consecuente estatus inferior
fueran nuevos. Él ha estado aquí desde el principio". Los zapatistas
no regresan, porque nunca se han ido.

3.

Este último otoño recibimos en Nueva York la visita de los amigos
argentinos del Colectivo Situaciones. En nuestras conversaciones
enseguida afloró una paradoja que nos resultaba ciertamente común: el
prolongado silencio de los pueblos zapatistas nos había sumido en una
especie de orfandad, al mismo tiempo que leíamos en los nuevos
movimientos y habíamos respirado en las plazas, de la Puerta del Sol
de Madrid al distrito financiero neoyorquino, potentes resonancias de
una cualidad netamente zapatista. En agosto, el dirigente campesino
peruano Hugo Blanco ya se había dirigido al movimiento #YoSoy132 para
señalarle la importancia de dichas resonancias. Tres meses antes, en
un encuentro con las gentes de Occupy Wall Street, Amador
Fernández-Savater, tal vez uno de los amigos que mejor ha entendido y
ha contado el movimiento 15M, señalaba el zapatismo como uno de los
materiales imprescindibles para la construcción de una genealogía
posible del movimiento en España. Son trazos de una geometría común
que observa en las nuevas dinámicas de movimiento la existencia de una
especie de inconsciente colectivo zapatista, precisamente en el
sentido en que Deleuze y Guattari proponían pensar el inconsciente:
como una máquina de descodificación y desterritorialización.

Como ha señalado Don Pablo González Casanova hace unos días, de entre
las numerosas y potentes descodificaciones realizadas por el
zapatismo, destaca el haber situado la acción política y el deseo de
emancipación más allá de la dicotomía izquierda/derecha. Ese es,
precisamente, uno de los ejercicios de desterritorialización que
caracteriza a movimientos de nuevo tipo como #YoSoy132 o el 15M.
Además, la preocupación sincera y profunda por una democracia
verdadera, la defensa de la diferencia, la distancia irreconciliable
con los partidos y con los que arriba son mal gobierno, así como el
proyecto de desprivatización de la política para convertirla en
patrimonio de cualquiera, constituyen igualmente elementos de la sabia
que recorre los nuevos movimientos, hermanándolos inconscientemente
con unos pueblos zapatistas que hasta ahora habían vivido en la piel
del spoiler: nos anticipaban lo que iba a suceder en los episodios que
todavía no habíamos visto. Los zapatistas han tenido siempre ese
problema de desubicación histórica: han estado contándonos el futuro
desde hace casi dos décadas. Ahora ese futuro ya no existe, porque se
ha hecho presente. El inconsciente zapatista de los nuevos movimientos
y su conexión con los deseos multitudinarios de una nueva vida
expresados por tantos y tantas en plazas de medio mundo, apuntan que
la desubicación histórica ha desaparecido. Este es, definitivamente,
el tiempo de los zapatistas.

Publicado el 14 de enero de 2013

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