jueves, 17 de octubre de 2013

México: Reflexión sobre la presencia porril en la lucha por la libertad de los presos políticos del dos de octubre

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México: Reflexión sobre la presencia porril en la lucha por la libertad de los presos políticos del dos de octubre

Por ILN

En estos momentos resulta necesario recuperar un poco de la memoria histórica de los movimientos sociales. En 1999 los perredistas moderados, aliados con el porrismo del FEN en el CCH Naucalpan, intentaron por todos los medios dividir al Consejo General de Huelga, el órgano representativo del estudiantado. Primero lo hicieron autodenominándose como el auténtico comité de huelga de Naucalpan, expulsando de las asambleas a todo aquél que no concordaba con sus líneas políticas. Dice Adrián Sotelo, investigador de la UNAM que el 29 de junio “el ‘Comité de Huelga del CCH Naucalpan’ de filiación perredista encabezados por Karla Alba, irrumpe tomando el micrófono para declararse en contra de los acuerdos del CGH reafirmando el precedente que busca dividir y fracturar al movimiento desde dentro, cuando todavía se consideraba a ese grupo como parte del CGH, es decir, antes de su abierto viraje porril”
Después, el 19 de julio continúa su intento divisionista, presentando unilateralmente una “propuesta de solución al conflicto” dirigida al CGH y a la Comisión de Encuentro de Rectoría. Igualmente el 24 de octubre, cuando junto con otras cuatro escuelas presentaron, nuevamente al margen del Consejo, una variante de la “propuesta de solución” que recibió el buen visto del entonces rector Barnés de Castro y el PRD. Dada su incapacidad para ganar las votaciones con argumentos y propuestas convincentes, finalmente citaron a las autoridades universitarias el 3 de enero del 2000 para entregarle las instalaciones, pidiendo solamente que les retiraran las demandas penales y se recalendarizara el semestre; es decir, dejando de lado los seis puntos del pliego petitorio que tanto decían defender en sus anteriores propuestas. Precisamente en ese contexto, y dada la posibilidad de que el CGH recuperara las instalaciones, dos porros de Naucalpan se dispusieron a preparar petardos para repeler a los compañeros, y, como consecuencia de ello, los petardos explotaron en sus manos, perdiendo por ello varios dedos, un ojo, y presentando inflamación de masa encefálica.
Para el 26 de enero, el CCH Naucalpan junto con otras cuatro escuelas decidieron entregar a la Policía Federal Preventiva las instalaciones universitarias, formando mancuerna en ello con el ahora rector Narro Robles, quien en esa misma fecha intentó retomar los planteles, apoyado por porros moderados perredistas.
El actuar de Naucalpan fue siempre el mismo: expulsaban a la gente del comité; desconocían acuerdos del CGH; actuaban al margen de él; presentaban ante los medios un cuadro de divisionismo y victimización extremo; y agredían a quienes no concordaban con ellos: “Es el caso ejemplar de Karla Alba, destacada dirigente y militante perredista del CCH Naucalpan quien en un CGH en la Facultad de Medicina, en foto panóramica de la Edición Especial de la Revista Proceso No. 5 (1 de diciembre de 1999, p. 56) aparece mordiendo el brazo de un compañero del CGH, simplemente por diferir políticamente”
Esta misma persona junto con los porros del FEN, el 24 de abril de 2006 y en el contexto de un evento de la Otra campaña en el CCH Naucalpan, agredió verbal y físicamente a profesores, alumnos y padres de familia que habían acudido a integrar las comisiones del evento en dicha escuela. El saldo: descalabrados, una madre de familia que tuvo que ser trasladada al hospital, una compañera con graves lesiones en la espalda y el dedo meñique debido a las mordidas ocasionadas por Karla Alba, dos compañeras con heridas en el rostro y dos compañeros con contusiones en el cráneo. Hoy, Karla Alba, aquella aliada del porrismo y promotora del divisionismo, se encuentra en el plantón instalado afuera del Reclusorio Norte por la excarcelación de los presos del dos de octubre. Al margen de sus “buenas intenciones”, si es que las hay, contextualizar su historial dentro del movimiento social contribuye a una reflexión que va más allá de un linchamiento: ¿quién se hace cargo de los presos políticos? ¿por qué una antigua promotora del divisionismo ha ganado espacio en esta lucha? Supongo, pues, que es porque se le ha permitido. Si como dice la consigna, los presos son de todos, habría que asumirla a cabalidad, no como un slogan sino como un compromiso.

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