sábado, 5 de enero de 2013

EZLN: ¿quiénes son ellos y quiénes nosotros?

EZLN: ¿quiénes son ellos y quiénes nosotros?
Por
Proyecto Ambulante
– 3 enero, 2013Publicado en: Nacionales, Recientes

avier Hernández Alpízar

Bajo la apariencia gatopardista de cambios en México (la cada vez más
imposible de llamar "transición a la democracia"), nuevamente en los
extremos del espectro político se enfrentan las dos fuerzas que se
confrontaron en enero de 1994: arriba y a la derecha el grupo priista
encabezado como poder de facto por Carlos Salinas de Gortari contra,
abajo y a la izquierda, los indígenas zapatistas. Que ambos grupos se
mantengan en pie de guerra y que sean los dos opositores que se
perfilan en cada extremo es un síntoma que cuestiona la hipótesis de
que México cambió y está en una situación de democracia.

Es sabido por quienes han tenido un oído atento a la voz de los
zapatistas de base, las comunidades y pueblos representados por sus
Juntas de Buen Gobierno, que no guardaron silencio ni durante los 12
años del panismo en el poder ni durante el sexenio de muerte del
calderonato. Sus bases estuvieron firmes, resistiendo, construyendo un
proyecto político autónomo, de autogobierno, una forma diferente de
hacer política, en medio del ominoso silencio de medios de
comunicación, la clase política, los partidos electorales y sus
intelectuales orgánicos. Y en medio de la contrainsurgencia y el
paramilitarismo que los atacan.

Una mayoría silenciosa se negó a escuchar y dar algún acuse de recibo
a las denuncias de agresiones paramilitares y de una contrainsurgencia
en la que estuvieron coordinadas todas las tríadas del poder en
México: los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal;
los tres poderes de la Unión y los tres grandes bloques electorales:
PRI-PVEM, PAN y PRD-PT- Convergencia. El EZLN ha denunciado la
incorporación del PRD a la contrainsurgencia desde el 15 de abril de
2004, cuando paramilitares de ese partido dispararon contra una marcha
pacífica de zapatistas en Zinacantán, en represalia por apoyar a sus
compañeros zapatistas y tratar de llevarles algo de agua, ya que el
gobierno municipal perredista les había cortado el servicio.

Las críticas del EZLN a la izquierda electoral vienen desde los
tiempos en que su candidato perenne era Cuauhtémoc Cárdenas pero sobre
todo desde 2001, cuando legisladores perredistas liderados por Jesús
Ortega votaron contra los Acuerdos de San Andrés junto con las
bancadas del PAN (liderada por Fernández de Cevallos) y del PRI
(liderada por Manuel Bartlett). En realidad ahora que los zapatistas
contestan irónicamente que "sí los conocen" pueden decir que no
solamente conocen a los priistas salinistas y ahora peñistas
empecinados en la contrainsurgencia para combatir al EZLN, sino a los
panistas y a los ex priistas y perredistas que han sido comparsas de
la guerra contra las bases del EZLN. Lo asombroso es que alguien
piense que el EZLN debía apoyar electoralmente a alguna de las tres
facciones que, en perfecta coordinación (por encima o por debajo de
sus diferencias electorales), han agredido a los zapatistas con
paramilitares, asesinatos, presos políticos, desplazados y hostilidad
permanente. La guerra de exterminio que hoy padece todo el país la han
padecido los zapatistas y los indígenas en el país desde hace mucho
tiempo, y sus autores aparecen, en cada contienda electoral, como
candidatos de izquierdas y derechas.

Ahora que la comandancia del EZLN vuelve a posicionarse frente a la
clase en el poder en México, el regreso del PRI al poder ejecutivo de
Chiapas y del gobierno federal no hace para ellos una gran diferencia,
porque ningún gobierno de ningún partido, de derecha o de izquierda,
ha tenido para ellos otro rostro que el de la guerra y la muerte. Eso
se les olvida a quienes reprochan al EZLN no participar en las
elecciones al lado de la izquierda electoral. El silencio y la falta
de autocrítica ante la complicidad de los partidos y políticos de la
izquierda electoral con la guerra antizapatista es una
autocomplacencia y una complicidad jamás corregida hasta hoy. Por ello
los zapatistas siempre que marcan una línea divisoria entre "nosotros"
y "ellos", incluyen entre los "ellos" a la izquierda que tiene en el
poder hoy a políticos como Mancera, Bartlett y Graco Ramírez. El costo
que ha pagado por ello el EZLN es alto: La calumnia de ser cómplices
de la derecha es adoptada y propalada por un sector que se reclama de
izquierda pero jamás ha cuestionado a sus líderes por formar filas en
la contrainsurgencia en Chiapas y en el país.

Quizá los dos mayores peligros que enfrenta el EZLN hoy sean: la
fragmentación y confrontación de la izquierda con la que
potencialmente puede tejer alianzas y formar un frente común. Hay
muchos sectores de izquierda no electoral que pueden confluir con
ellos pero que se han mantenido también en una guerra intestina por la
hegemonía. Además los zapatistas tienen que remontar el descrédito que
han tenido que pagar por denunciar la complicidad de la izquierda
electoral con la contrainsurgencia. En parte la verdad de las cosas
comienza a caer por su propio peso, pues, por ejemplo, los jóvenes que
se han movilizado contra la imposición pueden observar cómo el
gobierno perredista del DF participó en la represión, además:
defendiendo a Peña Nieto. Tienen que comprender que esa traición
contra ellos del gobierno perredista es la misma traición de la
izquierda electoral que han padecido antes las huelgas de la UNAM,
Atenco, Oaxaca, el EZLN y los movimientos sociales en estados como
Guerrero y Michoacán, precisamente algunos de los estados donde hay
comunidades organizadas construyendo autonomía.

Por otra parte, el gobierno priista llega a Los Pinos con una amplia
experiencia en la contrainsurgencia y la represión: Es hábil para
cooptar figuras que fueron conocidas públicamente como de izquierda;
diestro en usar la represión para dividir y confrontar al movimiento;
sabe que mantener bajo control a los medios comerciales limita el
alcance de la palabra del EZLN (Basta ver cómo le dedican primeras
planas a EPN incluso los otrora diarios de la izquierda). El PRI
contrainsurgente ha aprendido las lecciones de 1994, de 2001, de 2006.
Así como el EZLN se ha fortalecido y consolidado en sus bases, el PRI
tiene ahora mayor experiencia y sistematización en la
contrainsurgencia y en saber concitar la complicidad de los demás
actores políticos electorales, de derecha e izquierda, pactos
incluidos (y firmados).

De hecho antes de que los zapatistas hicieran su movimiento inicial de
una nueva fase de organización y lucha los gobiernos priistas federal
y chiapaneco comenzaron a alabar públicamente al EZLN, a hablar de
diálogo, a liberar a algunos presos presuntamente zapatistas (pero no
a los que la Otra Campaña ha defendido como zapatistas o simpatizantes
del EZLN) y a incluir a una hermana de Guillén Vicente en el gabinete
de Peña Nieto. Hasta ahora la única ingenua que ha mordido
públicamente el anzuelo esSanjuana Martínez: Eso es precisamente lo
que el grupo salinista quiere: alimentar la calumnia conspiracionista
contra el EZLN, difamación que los salinistas, desde el PRI, y sus
compañeros salinistas de "izquierda" desde el PRD y sus partidos
aliados, han generado y difundido, con la complicidad de algunos
columnistas y caricaturistas mercenarios. Pero el estratagema priista
no ha logrado engañar a quienes saben que en estos 12 años el EZLN ha
seguido siendo un bastión de resistencia no solamente contra un
partido en el poder u otro, sino contra el sistema que utiliza a esos
partidos de derechas e izquierdas para reproducirse, conservarse y
renovar sus élites, haciendo gala de una habilidad gatopardista de la
que no escapa ningún competidor electoral.

La sociedad mexicana tiene que enfrentar la disyuntiva: seguir
entreteniendo sus energías en un juego electoral con los dados
cargados y los actores políticos domesticados, o incluir entre sus
aliados a un EZLN que no se ha rendido, no se ha vendido ni ha
claudicado de su meta de transformar el país, porque en ello les va, a
los pueblos zapatistas, su supervivencia y futuro como indígenas. Y en
su derrota iría cifrada la derrota de todos, ya que como dice Gustavo
Esteva: "el zapatismo no le pertenece solamente a los zapatistas" del
EZLN y "defenderlos a ellos es defendernos a nosotros mismos".
http://www.proyectoambulante.org/?p=30718

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