jueves, 3 de enero de 2013

Neil Harvey: Contrainsurgencia y resistencia zapatista

Neil Harvey: Contrainsurgencia y resistencia zapatista
Por
Proyecto Ambulante
– 1 enero, 2013Publicado en: Nacionales, Recientes

21Las marchas silenciosas de miles de zapatistas en cinco cabeceras de
Chiapas, el 21 de diciembre, lograron recordar a la sociedad dos
cosas: la capacidad organizativa del EZLN y su vigencia política.
Contra aquellos que decían que el zapatismo era cosa del pasado, los
aproximadamente 40 mil indígenas que participaron en las
movilizaciones demostraron el fracaso de la estrategia
contrainsurgente que han aplicado los diferentes gobiernos durante los
pasados 18 años. La marcha también demostró la renovación de las bases
del movimiento, con la participación de nuevos cuadros de jóvenes
hombres y mujeres que han crecido en el mismo periodo y, a pesar de
todas las agresiones en contra de sus comunidades autónomas, mantienen
vivas las demandas. Como en otras ocasiones, los zapatistas escogieron
un día fuera del calendario de los partidos políticos para llevar a
cabo estas marchas. Al contrario, celebraron el inicio de una nueva
era maya y al mismo tiempo afirmaron la actualidad y vigencia de las
luchas de los pueblos indígenas por sus derechos colectivos y la
autonomía.

Aunque la movilización demuestra una vez más su capacidad
organizativa, es preciso no olvidar las consecuencias de las
agresiones en su contra a lo largo de estos 18 años. El zapatismo ha
tenido que defenderse del Ejército Mexicano y de los diversos grupos
paramilitares, los cuales, dentro de una política contrainsurgente
implementada desde enero de 1995, han intentado desgastar a las bases
de apoyo y crear las condiciones propicias para dividir comunidades y
sembrar el miedo. El alto grado de organización que los zapatistas
demostraron el 21 de diciembre también se ha manifestado en casi dos
décadas de resistencia para no caer en las provocaciones de sus
opositores y así seguir construyendo alternativas autónomas.

Por lo tanto, es preocupante que los grupos paramilitares sigan
operando en el estado. A lo largo del 2012 las cinco Juntas de Buen
Gobierno (JBG) zapatistas difundieron varias denuncias de agresiones
de grupos armados que buscan quitarles tierras o robarles los
productos del trabajo de las comunidades. Un ejemplo reciente es la
agresión de miembros del grupo Desarrollo, Paz y Justicia a la
comunidad Nuevo Poblado Comandante Abel, ubicada en el municipio
autónomo La Dignidad (oficialmente, Sabanilla) en la zona norte de
Chiapas.

Según el Informe de la Caravana de Solidaridad y Documentación al
Nuevo Poblado Comandante Abel (www.sipaz.
org/images/stories/boletines/Informe_Caravana_.pdf), el 6 de
septiembre unos 55 agresores armados llegaron a la comunidad y tiraron
balas para agredir a los zapatistas. El grupo invasor construyó su
propio campamento y trincheras a la orilla de un río donde se
posicionaron para amenazarlos con armas. En pocos días, el número de
este grupo creció a 150 y sus integrantes tomaron la mitad de las 147
hectáreas de la comunidad. Los observadores de la caravana constataron
que las balas habían alcanzado las paredes de la escuela autónoma y
las tiendas cooperativas. En vez de enfrentar a los agresores, la
mayoría de las bases de apoyo zapatistas salieron y, después de
caminar en el monte por dos a tres días, encontraron refugio en otra
comunidad, San Marcos. Durante este lapso, las mujeres y niños
sufrieron enfermedades y hambre, mientras los zapatistas que se
quedaron en la comunidad no pudieron salir a sus milpas. Una situación
similar vivieron cuatro familias que tuvieron que salir de la
comunidad Unión Hidalgo debido a amenazas de un grupo de priístas.
Historias como estas eran muy comunes en los años 90, sobre todo
durante las semanas después de la ofensiva militar del 9 de febrero de
1995, ordenada por el entonces presidente Ernesto Zedillo. El hecho de
que estas agresiones aún ocurran con frecuencia debe llamar la
atención para que se tomen acciones con la finalidad de detenerlas y,
en su lugar, poner en práctica los Acuerdos de San Andrés.

Cabe señalar que uno de los logros de las JBG ha sido la creación de
mecanismos autónomos para resolver conflictos. Varios estudios sobre
la autonomía zapatista han documentado la importancia de estos
espacios para que los grupos no zapatistas puedan resolver disputas
sin costo y con personas de la misma comunidad y posición
socioeconómica. Los zapatistas también reconocen la necesidad del
acceso a la tierra de otras familias que no participan en la
organización. Ejemplo fue la fundación del mismo Nuevo Poblado
Comandante Abel en mayo del 2012, cuando la comunidad de San Patricio
decidió reubicarse en un predio distinto y así evitar mayores
conflictos. Como explica un comunicado de la JBG de Roberto Barrios
(11 de septiembre), la decisión de reubicarse fue "para que ellos
tengan su parte porque también tienen derecho a la vida".
(enlacezapatista.org.mx).

Sin embargo, como hemos mencionado, las agresiones continúan debido a
los intereses políticos que buscan desgastar a las bases de apoyo
zapatistas. No obstante, la resistencia sigue, como dicen los
integrantes de la JBG en la zona norte: "lo que nos hace el mal
gobierno intentando invadir, es su manera de guerra y desgaste para
rendirnos. No dejamos nuestra lucha y no nos vamos a rendir; ellos
piensan que sí, pero no nos vamos a rendir. Nuestra lucha es por la
tierra y la nación". (Informe de la Caravana de Solidaridad y
Documentación).

Los zapatistas, al no aceptar el asistencialismo del gobierno, han
demostrado que sí es posible poner en práctica diversos proyectos
autónomos que respondan a las necesidades sociales, económicas y
políticas de las comunidades. Por eso los gobiernos han tratado de
reprimir, achicar, dividir, cooptar o, ante la imposibilidad de todo
esto, simplemente ignorar su presencia. Ante esta realidad, las
recientes marchas dan cuenta de la vitalidad de la autonomía indígena
que, a pesar de las agresiones, sigue siendo una alternativa con
amplio respaldo popular en Chiapas, en México, y un ejemplo para el
mundo.

* Profesor-investigador de la Universidad Estatal de Nuevo México,
autor del libro La rebelión de Chiapas.
La Jornada

http://www.proyectoambulante.org/?p=30664

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