lunes, 27 de abril de 2015

San Quintín, BC. Es el movimiento laboral más importante del estado en 30 años, destacan

Es el movimiento laboral más importante del estado en 30 años, destacan

Marchan miles por un día de descanso y mejores salarios

No hay un hospital a lo largo de más de 200 kilómetros de la Transpeninsular

Mireya Cuéllar

Periódico La Jornada

San Quintín, BC.

Más de 5 mil jornaleros agrícolas marcharon a lo largo de 22
kilómetros sobre la carretera Transpeninsular para exigir un salario
de 200 pesos diarios y un día de descanso a la semana (actualmente
tienen que trabajar los siete días), así como el pago de 20 pesos por
bote de fresa cosechado, para quienes laboran a destajo.

La movilización fue el marco de apoyo a la reunión que sostuvieron sus
dirigentes con el subsecretario de Gobierno de la Secretaría de
Gobernación (SG), Luis Enrique Miranda Nava. Y es la continuación de
un movimiento que inició el pasado 17 de marzo, cuando realizaron un
paro general y bloquearon durante 24 horas la Transpeninsular, para
dar paso al movimiento de trabajadores agrícolas del estado más
importante de los pasados 30 años.

Mientras funcionarios y líderes estuvieron reunidos en un salón del
restaurante Misión Santa Isabel, cientos de jornaleros esperaron en
las inmediaciones del Centro de Gobierno Estatal (la única oficina
gubernamental en esta zona, distante 500 kilómetros de la capital,
Mexicali). Llegaron hasta aquí caminando sobre la carretera que une el
norte del estado (Tijuana) con Baja California Sur, atravesando la
península.

A las ocho de la mañana los primeros contingentes salieron del ejido
Emiliano Zapata. Se les fueron uniendo los de la colonia Vicente
Guerrero y quienes, en autobuses, habían llegado hasta éste último
punto desde Maniadero, Santo Tomás, San Vicente, Colonet, Santelmo,
Jaramillo y Camalú.

En ambos lados de la Transpeninsular hay grandes campos agrícolas
donde se producen fresa, coles de bruselas, pepinos, jitomate,
cebollín y moras, la mayoría de exportación. Junto a ellos están las
colonias –como se llama a los centros poblacionales como Camalú, donde
viven los jornaleros–, y algunos ejidos. San Quintín es jurídicamente
apenas una delegación que pertenece al municipio de Ensenada, el más
grande del estado en términos territoriales.

No a un alcalde oaxaquita

Ante la gran cantidad de carencias –no hay un sólo hospital a lo largo
de más de 200 kilómetros, solamente algunas unidades médicas básicas,
donde los jornaleros reciben apenas paracetamol–, sus habitantes han
intentado convertirse en municipio con el deseo de recibir una mayor
atención. La propuesta recibió el rechazo del Partido Acción Nacional
(PAN) en el Congreso local. Un empresario resumió el espíritu de un
sector: para qué queremos un alcalde oaxaquita.

Y es que la inmensa mayoría de los jornaleros agrícolas son
originarios de Oaxaca. Aunque ya hay algunos de tercera generación (el
abuelo vino de esas tierras, pero los hijos y nietos nacieron aquí),
se siguen sintiendo oaxaqueños y mantienen muchas de sus costumbres.
Durante la marcha de este viernes varias mujeres vistieron su
llamativo huipil rojo con listones amarillos y azules, símbolo
inequívoco de su origen étnico.

Durante el mitin, frente a las oficinas del gobierno estatal, se
exigió salario digno y trato justo en mixteco y triqui. Ahí, en un
templete improvisado en la batea de una camioneta, tomaron también la
palabra representantes de la Central Independiente de Obreros y
Campesinos, del Sutin, del Frente Amplio Social, pero también de San
Juan Mixtepec, un municipio de Oaxaca.

Al mencionar a las comunidades locales donde viven los jornaleros,
aparecen nombres como San Juan Copala. Y mientras marchan, una pareja
–ella tiene siete meses de embarazo– plática que la familia de él
llegó en el año 2000 con el futuro padre aún niño, pero que la de la
joven está aquí desde hace 30 años. Ella es de ese grupo al que
algunos llaman oaxacaliforniamos.

Él viste pantalón de mezclilla y sudadera con capucha (bajo la capucha
una gorra de beisbolista), el uniforme de los jornaleros. Es la manera
que han encontrado para protegerse durante sus largas jornadas de
trabajo, que pueden llegar a las 14 horas bajo el sol.

"¡Zapata Vive! ¡La lucha sigue y sigueeeee! ¡No que no, sí que sí, ya
volvimos a salir!, gritan los jornaleros cuando pasan frente a los
ranchos donde cotidianamente trabajan. Señoras que parecen tener más
de 60 años, con el cabello totalmente cano y la piel más que tostada,
caminan al mismo ritmo que los jóvenes, quienes por su edad podrían
formar parte de uno de esos contingentes universitarios o ceceacheros
que marchan por Paseo de la Reforma en el Distrito Federal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario